Este 7 de agosto, cuando Gustavo Petro se posesione como presidente, revelará la hoja de ruta para reanudar las conversaciones con el ELN que quedaron en el congelador hace cinco años, tras el atentado terrorista contra la Escuela General Santander en Bogotá.
SEMANA conoció que Petro hará oficial la reanudación de los diálogos, algo que prometió en campaña. Lo novedoso es que podría decretar un cese bilateral al fuego como un gesto de paz. La noticia resulta atractiva, tratándose de la guerrilla más grande en armas, con 6.000 hombres, pero el escenario no es tan sencillo. Al frente está un grupo que en el pasado se ha burlado de los diálogos y sigue dedicado a los asesinatos, secuestros, extorsiones, a la minería ilegal y al narcotráfico, entre otras rentas ilícitas, y con Venezuela como refugio.
SEMANA conoció por distintas fuentes que la administración Petro ya ha tenido acercamientos con el comando central del ELN que permanece en La Habana. “Han sido en la legalidad”, dijo el nuevo alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda.
Las exploraciones no han pasado de mensajes de un lado y otro. Lo que buscará la nueva administración es que sea una negociación diferente a la de las Farc, aunque orientada bajo la misma premisa: nada está acordado hasta que todo esté acordado. Así lo ha dicho el canciller designado, Álvaro Leyva.
Igualmente, las conversaciones no iniciarán de cero. Se retomará lo avanzado hasta el 19 de enero de 2019, cuando el presidente Iván Duque suspendió las negociaciones con el ELN y reactivó las órdenes de captura contra sus máximos comandantes por el asesinato de 20 policías en la General Santander. “Estamos recogiendo también la experiencia del Gobierno de Iván Duque para ver qué hay ahí”, anunció el nuevo alto comisionado.
En esos diálogos se habló de protocolos para la negociación, de un alto al fuego que puso en marcha el ELN en su momento y de una agenda de discusión de seis puntos: participación de la sociedad en la construcción de paz, democracia para la paz, transformación para la paz, víctimas, fin del conflicto armado e implementación. En todo caso, será difícil hablar de manera inmediata de un eventual cese bilateral al fuego.
Una fuente del nuevo Gobierno, quien pidió reserva de su identidad, le contó a SEMANA que no se le puede exigir un cese al fuego al ELN cuando su principal enemigo son las disidencias de las Farc y el Clan del Golfo, con los que libra una guerra a muerte por las rutas del narcotráfico y el control territorial.
“Es complejo, pero, como todo en la paz, hay que buscar las soluciones: que los otros grupos que estén en el territorio deben comprometerse también. Vamos a buscar una política integral, eso significa que los grupos, en su conjunto, entiendan que llegó el momento de parar el conflicto y la violencia”, dijo el senador Iván Cepeda.
La propuesta del congresista del Polo Democrático hace referencia a la “paz total” de la que ha venido hablando Petro y que busca un diálogo y sometimiento a la justicia de todos los grupos criminales.
La duda es si organizaciones como el Clan del Golfo, los Caparros, los Pachenca, entre otros, pedirán un trato igualitario al del ELN, que, desde el punto de vista legal, el Gobierno no podría ofrecer. Por eso, un proyecto sobre la desarticulación de estos grupos armados ilegales podría ser sometido a la discusión del Congreso en agosto.
El papel de las Fuerzas Militares será clave en lo que viene. Por ahora, el designado ministro de Defensa, Iván Velásquez, no ha entrado en mayores detalles. Sectores militares y de la Policía están a la expectativa debido a las fuertes críticas de Velásquez en el pasado y su respaldo al informe de la Comisión de la Verdad, que muchos entre las fuerzas consideran injusto y sesgado.
Algo para tener en cuenta es que Petro podría llegar a tropezarse con una guerrilla del ELN que manifiesta una cosa en público y otra en privado. ¿Llegará a la mesa para fortalecerse y ganar ventaja en las regiones? ¿Realmente tienen voluntad de paz? ¿Lo van a demostrar?
Su enredada estructura federada podría dificultar la toma de decisiones. El canciller Álvaro Leyva será determinante en la negociación con el ELN. Es un hombre probado en diálogos con grupos armados y participó en las conversaciones entre el Gobierno Pastrana y las Farc. En esta oportunidad, buscará mantener el respaldo internacional y la cooperación de los países garantes. Leyva se reunió la semana pasada con la Iglesia católica, le oficializó las intenciones del Gobierno Petro con el ELN y le extendió la invitación como garante. No es secreto la cercanía y el respeto que le profesa el ELN al clero en algunas regiones.
El senador Cepeda, quizás el congresista más informado sobre las exploraciones con el ELN, también formaría parte de la mesa de diálogos en representación del Congreso. “Hay que proceder de una manera rigurosa. Primero hay que explorar y desarrollar la apertura. Una vez se logre, se determinará en qué lugar se realizarán los diálogos y en cuánto tiempo”, dijo.El propio presidente del Senado, Roy Barreras, también tendrá protagonismo. SEMANA conoció que Gustavo Bolívar quiere formar parte del grupo de congresistas que lidere los diálogos con la guerrilla.
La vicepresidenta electa, Francia Márquez, y el expresidente Ernesto Samper participarán en los llamados acuerdos humanitarios regionales que garantizarían la participación de la sociedad civil, primer punto de la agenda de diálogo.
Desde ya también se habla de posibles integrantes de la mesa de diálogos, una decisión en manos de Petro. Se menciona, por ejemplo, al académico y analista político Alejo Vargas, quien hizo parte de la negociación pasada con el ELN; al investigador Víctor Correa-Lugo y al sacerdote Darío Monsalve, uno de los religiosos que más ha tendido puentes entre el grupo subversivo y las víctimas del conflicto.
Otro tema que pareciera ya está resuelto es el lugar de negociación. Petro invitó a Cuba a que sea la sede en este proceso y se da por descontado que el Gobierno de la isla aceptará, más aún cuando los delegados del ELN permanecen desde hace cuatro años en La Habana. También se analizaron otras opciones: el presidente de Chile, Gabriel Boric, ofreció su país como escenario de negociación y Venezuela también fue considerada.
Aunque Leyva se reunió en San Cristóbal con Carlos Faria, su homólogo en Venezuela, en la administración Petro no quieren politizar los acercamientos diplomáticos y el eventual proceso de paz. El senador del Pacto Histórico Alirio Uribe le dijo a SEMANA que se debería negociar en Colombia. Incluso, el gobernador de Magdalena, Carlos Caicedo, ofreció la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, como escenario de conversaciones.
Por lo pronto, Petro reconocerá los protocolos de conversaciones que Duque no puso en marcha y el ELN, eventualmente, podría salir de Cuba si así lo requiere. Mientras tanto, se echará mano del fondo con recursos de cooperación internacional para financiar la mesa de diálogo. Pese a la ruptura de las conversaciones, esa cooperación no se ha levantado desde 2019. Aunque hay disposición de todas las partes, la carrera por la paz con el ELN no será tan rápida como la plantea Petro.
Menos lo será su propuesta de “paz total”, porque cada grupo armado es distinto y tienen sus propios intereses. Por ejemplo: el Clan del Golfo asesinó a 13 policías en las últimas semanas y el presidente del Senado, Roy Barreras, les envió un contundente mensaje. “¿Quieren tener una oportunidad?, dejen de matar”. La discusión apenas comienza.