SEMANA: ¿Cómo encontró la Secretaría de Salud de Bogotá?
GERSON BERMONT: Es una entidad con altas capacidades técnicas y que ha desarrollado unos procesos muy importantes en el sector. Ahí tenemos unas grandes fortalezas. Pero encuentro dos elementos: uno de ellos es Capital Salud, a la que tuvimos que capitalizar porque la veíamos en un riesgo inminente; el segundo son las subredes, en donde vamos a requerir una reorganización. Hay que darles gobierno a esas subredes, pues encontramos deficiencias complejas en su parte financiera y operativa para garantizar la atención de los usuarios.
SEMANA: ¿Cuáles son esas deficiencias?
G.B.: Tenemos una altísima capacidad, pero no hay contratación con el contributivo, y de ahí parten las dificultades del sistema de salud en Bogotá, en donde hay una inequidad completa y total. En la ciudad, la atención al usuario está concentrada hacia el norte, pero hacia al sur y el occidente, solo se cuenta, en su gran mayoría, con la red pública. En Bogotá, el 80 por ciento de la población tiene régimen contributivo y el 20 por ciento, régimen subsidiado, pero las subredes solo atienden a la población del subsidiado, la de Capital Salud.
Eso quiere decir que a más de 4 millones de personas del sur las estamos obligando a movilizarse hasta el norte para que sus EPS del contributivo las atiendan. Esto hay que solucionarlo y hacer una red público-privada que funcione en toda la ciudad. Esto se logra a través de un modelo de atención y esa es la propuesta central que tenemos en el Plan de Desarrollo del alcalde Galán.
SEMANA: ¿Le preocupa la reforma a la salud que impulsa el Gobierno Petro?
G.B.: Sí, me preocupa mucho. En Bogotá y en todas las ciudades capitales y en cerca del 80 por ciento del país tendrían unas consecuencias complejas. La reforma tiene dos componentes importantes: uno, en el marco de la atención primaria. Ahí nos entendemos con el Gobierno, pero hay una dificultad, no se trata de un sistema de salud, sino de modelos de salud. Hoy tenemos una normatividad y una ley que permite hacer muchas cosas en el marco de la atención primaria y no se necesita una ley para eso. El mismo Gobierno está expidiendo resoluciones y decretos en función de lo que quisiera mejorar con la norma actual, y es bienvenido que lo haga, estamos de acuerdo, pero eso demuestra que no se necesita una reforma.
SEMANA: ¿Y en qué no está de acuerdo?
G.B.: No estamos de acuerdo en que se rompa el aseguramiento y el manejo de la gestión del riesgo. La propuesta de Bogotá es que necesitamos unos aseguradores fuertes que le trabajen y se involucren a un modelo que garantice la gestión del riesgo de los usuarios. Como está propuesta la reforma, eso queda fragmentado y es tremendamente preocupante, principalmente para la población adulta mayor o de cualquier edad con enfermedades crónicas o huérfanas.
SEMANA: ¿Qué decir de los Centros de Atención Prioritaria (CAP) y el modelo de atención que propone la reforma?
G.B.: Preocupa mucho que los CAP sean los responsables de la gestión del riesgo de los usuarios, eso nos asusta, nos atortola que un CAP en el sur sea el responsable de la gestión del riesgo en toda la integralidad de la atención de 20.000 personas. Nos preocupa que no haya una línea continua, esa fragmentación es terrorífica. En cambio, cuando hay un asegurador que garantiza la atención de la gestión del riesgo en todos los niveles, da tranquilidad para el usuario.
SEMANA: En ese sentido, está en contra de que se eliminen las EPS…
G.B.: Más que las EPS, el asegurador es necesario. El aseguramiento es la columna vertebral del sistema en salud. Lo que defiendo es la atención de la gestión del riesgo. Las EPS tienen que hacer esa tarea, pero las EPS transformadas como están en la reforma a la salud, quedan solo de papel.
SEMANA: ¿El ministro Jaramillo ha insistido en que el pago de la UPC (unidad de pago por capitación) es suficiente, ¿cree que es así?
G.B.: No creo que sea suficiente, pero también creo que un modelo de atención podría optimizar mejor el recurso de la UPC. Es realmente cierto que repetimos muchísimas atenciones, exámenes, que hacemos más costoso el sistema de lo que verdaderamente es. Entonces sí es insuficiente, pero también hay que reconocer que somos ineficientes en la operación. Si las dos cosas se equilibran, la plata del sistema de salud alcanza para más atenciones.
SEMANA: La Corte Constitucional tuvo que ordenarle al Gobierno que les pagara a las EPS...
G.B.: Que la Corte diga lo que tenemos que hacer es un regaño necesario. Son atenciones que ya se hicieron y hay que pagarlas.
SEMANA: El ministro Jaramillo dijo que se requiere una reforma tributaria para financiar el sistema de salud, ¿qué piensa?
G.B.: Lo que se necesita es mejorar la UPC, porque los sistemas de salud son costosos y más en un país como Colombia, que está envejeciéndose y por mucha atención primaria que tengamos, siempre se va a requerir una atención que le va a costar al sistema. Entonces, no es cierto que la atención primaria ahorre plata.
SEMANA: ¿Qué decirle al ministro, quien aseguró que aumentar las UCI en la pandemia fue un negocio?
G.B.: Fue desafortunado, pero no viene al tema, hay que mirar hacia adelante. Fue una frase desafortunada. Las UCI salvaron muchísimas vidas, siguen salvando vidas, porque muchos de esos ventiladores hoy están en hospitales públicos que nunca hubieran tenido una UCI si no se hacía esa inversión y fortalecimiento al que nos llevó la pandemia.
SEMANA: ¿Cuáles serán los retos en salud de esta alcaldía?
G.B.: En primer lugar, esta administración ha entendido que la salud pública no es solo del sector salud, depende también de educación, del agua potable, del ambiente. El alcalde ya entendió que debemos elevar la salud pública al más alto nivel con atención primaria y social.
Queremos llegar a un modelo de atención integral, y necesitamos que toda la ciudad funcione como una sola. La Secretaría de Salud no es solo la secretaría del régimen subsidiado o de Capital Salud, sino de los 8 millones de habitantes, y en ese sentido debemos tener un modelo integral que atienda a toda la población.
No es posible que una persona que viva en Bosa y sea del régimen contributivo no pueda ser atendida por el Hospital de Bosa, por ejemplo. Eso no tiene lógica. Tercero, el mayor problema que tenemos no es la tasa de mortalidad, sino la salud mental, y en ese sentido estamos trabajando de la mano de todos los sectores para hacer una propuesta integral para que se genere un modelo de atención que dé respuesta al usuario.
SEMANA: Las cifras del primer estudio de salud mental en Bogotá son preocupantes…
G.B.: Todos estamos en un estado de salud mental preocupante en Bogotá en estos momentos por el estrés, por la inseguridad, por la movilidad, por eso estamos proponiendo un énfasis en la salud mental dirigido a apoyar también todos los procesos de seguridad y de movilidad en la ciudad. ¿Qué hay detrás de la seguridad? No solo son las bandas criminales, también está la violencia intrafamiliar, la violencia callejera, a la mujer, es decir, hay una serie de violencias en las que tenemos que hacer un gran trabajo de educación con la población. En movilidad, es similar la situación, y nosotros en la Secretaría de Salud estamos detrás para ayudar en el marco de la salud mental.
SEMANA: ¿Qué otros temas le preocupan?
G.B.: El cáncer, la desnutrición y el hambre son temas muy preocupantes que tenemos que trabajar también de forma intersectorial. También los temas de salud sexual y reproductiva, el VIH, el suicidio.
SEMANA: ¿Cuál es la realidad hoy de Capital Salud?
G.B.: No les debe hoy dinero a los prestadores de manera preocupante, pero Capital Salud, precisamente por los problemas que tenemos de UPC, que no es ningún secreto, ha ido echando mano de sus reservas estratégicas, y la capitalización que estamos haciendo es para que cumpla los indicadores de reservas técnicas.