En las carretas de Colombia circulan actualmente en promedio 19,3 millones de vehículos. Según las estadísticas del Registro Único Nacional de Tránsito (Runt) hay 11.919.658 motos; Vehículos como automóvil, camioneta, camión, bus, entre otros suman 7.205.795; y maquinaria pesada, remolques y semirremolques 213.177 unidades.
Según estudios realizados, el 44 % de la demanda general de energía que consume en este país corresponde al sector transporte. Llama la atención que el 97 % de este requiere combustibles fósiles para poderse movilizar, menos del 1 % se mueve con gas natural y un poco menos con vehículos eléctricos.
Pero el gobierno colombiano estableció una meta y es que para el 2030, es decir, en menos de 6 años, existan 600.000 vehículos eléctricos rodando y que se puedan abastecer de energía en estaciones de energía eléctrica, lo que han llamado gasoeléctricas, para eso estiman que para esa fecha existan 3.000 establecimientos de esos. La realidad es que hasta la fecha solo hay 300 en todo el país.
Se calcula que actualmente hay un poco más de 20.000 vehículos eléctricos transitando por las principales ciudades de Colombia. En regiones apartadas la transición va mucho más demorada. “¿Cómo cambiar una chiva, o los carros que se mueven en trochas?, la realidad de los diferentes departamentos es diversa”, dicen algunos de los expertos consultados por SEMANA.
Para David Jiménez Mejía , presidente de Comce-Soldicom, el gremio que agrupa a los distribuidores minoristas de combustibles del país, la transformación energética es en realidad una transformación de tecnología y en eso “nos preocupa que el gobierno parece no estar de frente sino de espalda a la transición energética, porque no hay políticas que ayuden a que la meta en realidad se cumpla”, enfatizó.
Lo que se explica desde diferentes sectores es que, si bien es cierto durante el primer trimestre del año el consumo de combustibles fósiles, como gasolina y diésel, disminuyó en 7 % comparando el mismo periodo del año anterior. Esto no se debe gracias a las estrategias de cambiar la energía que mueve los vehículos sino en el comportamiento de consumo, pues debido al alto costo de la gasolina las familias tratan de tanquear menos o incluso tras la flexibilidad que permite el teletrabajo sacan menos sus vehículos.
El lograr una verdadera transformación energética exige que se tengan incentivos tanto en la oferta como en la demanda, explica Jiménez Mejía. No hay una campaña, por ejemplo, que invite a cambiar el vehículo tradicional por uno eléctrico, para que se remplace el parque automotor y evitar que se congestionen más las vías. Lo que indica que, si se cumple la meta de tener 600.000 vehículos eléctricos para el 2030, son nuevos carros que llegarán a congestionar, porque no hay un remplazo. Además, que los puntos de carga son insuficientes. Muchas familias no ven con buenos ojos poner a cargar durante 8 o 10 horas un carro desde la toma corriente de su casa y menos cuando las tarifas de los servicios públicos van en aumento.
Pero es que desde la oferta también se quejan los empresarios de que el gobierno no ha buscado la manera de buscar beneficios tributarios para quienes quieran implementar las gasoelétricas y cumplir la meta de los 3.000. Tampoco ofrecen créditos blandos con una tarifa diferencial para modernizarse. Más aún no hay una regulación para cobrar por kilovatio desde las estaciones de servicio.
Así como van las cosas, la meta del 2030 quedará en veremos y la transición energética no será más que un lindo discurso que de acciones de cambio poco se reflejará.