“¡Mira cómo es este hombre de desordenado!”. Esta fue una de las frases que más llamó la atención de Silvana Núñez, después de conversar con su mejor amiga, la DJ Valentina Trespalacios, el 19 de enero. En ese momento, por medio de una videollamada, la joven de 21 años le mostró la maleta abierta de John Poulos, tenía poca ropa en su interior, pese a que el plan era irse a vivir definitivamente con Valentina. Fue la maleta en la que la sacó muerta.
Poulos, un hombre de 35 años, oriundo de Wisconsin, Estados Unidos, le había manifestado una y otra vez –como consta en sus conversaciones de WhatsApp– que su viaje a Colombia era definitivo. Dijo que había arrendado un apartamento en el norte de Bogotá para comenzar su nuevo hogar. Era reiterativo en señalar que ya había pasado por una ruptura amorosa que lo había afectado mucho, haciendo referencia al divorcio de la madre de sus tres hijos.
La conversación se extendió, mientras Valentina le mostraba el apartamento, ubicado en la calle 102 con carrera 21, detallándole que tenía su propio cuarto y que iba a llevar sus cosas.La versión de la mudanza fue confirmada por Laura Elena Hidalgo, madre de Valentina, quien aseguró que la joven le manifestó que tenía todo listo para vivir con el estadounidense en un apartamento que había arrendado.
“Él se quería venir a vivir con ella del todo para hacer una familia”, señaló en la versión entregada a las autoridades, en poder de SEMANA.Como en una tragedia griega, a esta historia se sumó un tercer personaje que desencadenó el terrible final, Santiago Luna Bonilla, quien, según sus declaraciones, tenía una relación desde mediados de octubre de 2021 con Valentina. Habían salido durante un año y tres meses, pero en enero de 2022 se habían separado.
La carrera como DJ de Valentina se disparó para esa época, Valentina había empezado a hablarse con John por Instagram, como se pudo comprobar en la investigación. Sin embargo, desde el primer momento, le dijo que no quería una relación seria. Cuatro meses después, en mayo de 2022, se vieron por primera vez en Bogotá y viajaron rumbo a México. En las publicaciones de redes sociales se ven en las pirámides de Teotihuacán y otros lugares representativos e históricos.
La relación continuó a distancia. Él viajaba a Colombia para verse con Valentina. En diciembre, se presentó una situación que alertó sobre un comportamiento compulsivo, celópata y manipulador de Poulos, contrató un investigador para que la siguiera en un evento de música electrónica en Bogotá. Él mismo lo confesó en la audiencia.
Lo que Valentina ocultó
En palabras de Silvana, “Valentina y Santiago estaban muy enamorados” y, según sus charlas, la joven “no quería dejarlo”. Sin embargo, Santiago sabía de la relación que tenía con el estadounidense, pero no su nombre, cómo era físicamente y menos que iba a viajar a Colombia. Tampoco los planes que tenía para construir una familia, así se lee en la declaración.
El miércoles 18 y el jueves 19 de enero, Santiago y Valentina estuvieron todo el tiempo juntos. Sin embargo, todo cambió con la llegada de Poulos. Ese día, la DJ estuvo ausente y rechazó las llamadas que hacía a su celular y que interrumpían la música que ponía en el carro. “Dice, ¡ay, alguien puede poner otro celular!”.
“El viernes 20 de enero me dice que va a ir por su trasteo, que le va a dejar todo a la mamá. Pide transporte para su casa por el celular, ahí hablamos por WhatsApp y me dice que ya terminó de empacar todo”, contó Santiago, quien entonces no entendía lo que pasaba.
El ofrecimiento de ayuda de Santiago no fue bien recibido por la DJ, quien –por lo que declaró– nunca dijo la verdad. En esa conversación, quedaron que el lunes le iba a mostrar el apartamento “cuando estuviera organizado”. Tras las preguntas de Santiago sobre la mudanza, la joven de 21 años solamente atinó a decir que con su gata, “por eso quiero otro gato”.
Él no sabía que Poulos había regresado y siguió haciendo preguntas sobre esa nueva etapa de su vida, así quedó registrado en los chats. “No, bebé, aunque de pronto Silvana viene a vivir a Bogotá unos meses y se queda conmigo”. Fue el mensaje que le envió el viernes 20 de enero a las 11:58 de la noche. Fue respondido el sábado 21 de manera escueta: “Buenos días, bebé, que tengas un excelente día”.
La evasiva molestó a Santiago y la situación empeoró cuando vio una historia en Instagram. Era un video en un carro “con el gringo”. “Le dice al gringo ‘di hola para mi mamá’”. Posteriormente, publicó una fotografía en un restaurante. “Le pregunté ‘¿con quién estás?’, se me hizo muy raro que fuera a cenar con amigas, como me había dicho, y no las mostrara como usualmente lo hacía. Me contestó que yo sí puedo salir con amigos y ella no”. Esa fue la última conversación.
Tras las preguntas de los investigadores, Santiago recordó que ya habían tenido discusiones porque le estaba ocultando información: “Ella dijo mentiras y eso me lo confirmó Silvana acerca de que (se) iba a vivir a Barranquilla (…) Valentina me dijo dos veces que iba a vivir cerca al parque de la 93. Primero dijo que con unas amigas, después me dijo que sola, que por eso estaba buscando un gato, y que Silvana se iba a quedar unos meses”.
La frialdad de Poulos
En los testimonios que conoció SEMANA, se destacan las declaraciones de Enis Vianeth Tous Ayala y Juan Manuel Montoya, dos de las personas que tuvieron contacto con Poulos horas antes de que abandonara Colombia rumbo a Panamá
.En la primera declaración, Tous Ayala, quien era la persona encargada del aseo del apartamento alquilado, sostuvo que le sorprendió que metiera toda su ropa de manera desordenada en un carrito de mercado, el cual bajó hasta el parqueadero.
Por su parte, Montoya, representante de la empresa a la que Poulos había alquilado el vehículo para movilizarse en Bogotá, reseñó, extrajuicio, que a las 3:30 de la tarde del 22 de enero el estadounidense los contactó para hacer entrega anticipada del automóvil, el contrato de alquiler iba hasta el 23 de enero.
“Lo veo un poco agitado y con bastante afán”. Sin embargo, tras ponerle de presente que le iba a cobrar por un rayón que presentaba el vehículo en la parte izquierda del bómper, cambió la actitud “por una más calmada”. Tras una charla, Poulos organizó la ropa que tenía en una maleta, limpió el vehículo, botó papeles arrugados, botellas de agua vacías y vasos desechables. Canceló y se dirigió al aeropuerto El Dorado con toda tranquilidad.
Mientras la investigación por el crimen sigue, Poulos permanecerá privado de su libertad en la cárcel La Picota. Se expone a una condena de 50 años de prisión de ser hallado culpable de los delitos de feminicidio agravado y ocultamiento de elementos materiales probatorios. Los familiares de Valentina manifestaron que no aceptarán ningún tipo de preacuerdo que le permita al hombre acceder a beneficios judiciales.