En celdas de la Dijín de la Policía y completamente vigilados, así estarán los integrantes de la temida banda criminal La Inmaculada, comandada por Andrés Felipe Marín, alias Pipe Tuluá.
El traslado se hizo después de que SEMANA revelara los lujos a los que tenían acceso los cabecillas de esta organización, pese a estar en diferentes cárceles del país.
La revelación generó una airada reacción del Ministerio de Defensa, Iván Velásquez, que tras un consejo de seguridad desde el municipio de Tuluá, en el Valle del Cauca, ordenó el traslado de estos integrantes a celdas controladas para impedir –según señaló el ministro– que sigan esas “actividades delictivas” y evitar que sigan con sus amenazas.
El pasado 10 de mayo se conoció un panfleto firmado por los jefes de esta organización en el que les declaraban la guerra a las instituciones, anunciando acciones contra las autoridades en el Valle del Cauca: “A partir del día 13 de mayo del año 2024 a las 00:00 horas iniciaremos nuestro accionar militar en contra de la administración municipal”.
Por esto, Pipe Tuluá –jefe de la organización–, quien se encontraba en la cárcel de máxima seguridad La Tramacúa, en Valledupar, fue trasladado a una sede de la Dijín. A él se sumaron varios de sus hombres de confianza, entre ellos Care Gallo, Juaco, El Enano, Valentín y Care Vieja.
Las autoridades los señalan de planear actos y asesinatos contra integrantes de la Fuerza Pública y la población civil. Otros 30 integrantes de esta banda criminal serán trasladados a un pabellón especial de la colonia agrícola de Acacías, en el departamento del Meta.
“Han sido identificados como los mayores dinamizadores de extorsiones desde cárceles y que están afectando a comerciantes y ciudadanos del Valle del Cauca”, detalló el ministro de Defensa tras el consejo de seguridad.
“Llegué a mandar”
Tras su traslado a la cárcel Picaleña, en Ibagué, alias Pipe Tuluá –a quien se le atribuyen 39 homicidios– empezó a amenazar a los agentes del Inpec y a todo aquel que se le cruzara en el camino.
“Espero que la guardia tenga claro quién soy yo, llegué a mandar como lo he hecho en todas las cárceles y espero que nadie se meta en mi camino porque no temblará la mano para seguir matando guardianes. No me importa si tengo que matar capitanes, cabos, dragoneantes”, estas fueron las palabras que, según le informaron a SEMANA, gritó a voz en cuello el peligroso Pipe Tuluá al llegar a Picaleña, mientras pasaba entre la guardia externa y la oficialidad.
Con todo tipo de presiones, Pipe Tuluá ingresó diversos elementos prohibidos, entre ellos detergente, papel higiénico, loza, utensilios de aseo, recogedores, escobas, toallas de baño, servilletas, papas, carne, pollo, chicharrones, chontaduro, jamón, costillas, cavas de icopor, gaseosas, buñuelos, zanahorias, ollas, licuadora, chocolatera, televisores y hasta tres cuchillos.
El acta de ingreso de estos elementos, según indica el documento conocido por SEMANA, lo realizó la esposa de Pipe Montoya, Sandra Patricia Guzmán, quien tuvo acceso a los patios, al sitio exacto de reclusión de Pipe Tuluá, algo que es prohibido para los visitantes.