El presidente Gustavo Petro le debe parte de su triunfo al movimiento estudiantil, que estuvo comprometido con la campaña desde un comienzo. La victoria del candidato del Pacto Histórico fue considerada como propia por parte de estos sectores. Sin embargo, desde hace algunos días, líderes estudiantiles aseguran sentirse “decepcionados” con el Gobierno y alistan movilizaciones para rechazar las políticas de la Casa de Nariño.
La convocatoria es liderada por la Organización Colombiana de Estudiantes (OCE), uno de los grupos más influyentes entre los jóvenes universitarios y el más antiguo del movimiento estudiantil. Esta agremiación nació en 2001 en rechazo al recorte a las transferencias para las universidades durante el gobierno de Andrés Pastrana y se ha mantenido vigente por más de 20 años.
La OCE tiene nodos regionales con liderazgos propios en cada territorio. Esta estructura permite que en cada zona se citen movilizaciones de manera independiente. Por ejemplo, representantes de esta organización en la costa se unieron a finales del año pasado al Frente Amplio de Usuarios del Caribe para marchar en contra del alza en las tarifas de energía, lo que obligó a la ministra del sector, Irene Vélez, a apersonarse del tema.
Según conoció SEMANA, a pesar de que el malestar viene desde el año pasado, las reuniones para concretar las primeras movilizaciones se realizaron en los últimos días. “Hay que recurrir a los medios probados por la historia: la organización y la movilización pacífica, democrática y masiva”, dijo uno de los voceros de la OCE en el Caribe.
A este llamado se unió también la ingeniera Sara Abril, exrepresentante estudiantil ante el Consejo Universitario de la Universidad Nacional y cofundadora de la Asociación Colombiana de Representantes Estudiantiles (Acrees). Sobre el Gobierno Petro, ella señaló: “Era lo que se esperaba, advertimos de su engaño y su concepción de los medios como fines. No es un gobierno de cambio. La movilización es el camino”.
En concreto, hay cinco temas que preocupan: el alza en los precios de los bienes y servicios, en comparación con el aumento del salario mínimo; los altos intereses en los créditos del Icetex, que por la inflación podrían llegar al 14 por ciento este año; la supuesta disminución del presupuesto para la Universidad Distrital; el incumplimiento en el aumento de los recursos para las universidades, y la gratuidad total en la educación superior.“
Gustavo Petro prometió gratuidad educativa total y su política de gratuidad resultó igual o peor que la de Duque”, asegura un comunicado de esta organización que arremete contra el Gobierno.
Dos facciones
¿Por qué los jóvenes no han salido todavía a las calles como ocurrió en ocasiones anteriores? El movimiento no es uniforme, sino que está compuesto por dos grandes facciones con profundas conexiones políticas. En el pasado se unieron para poner a los presidentes contra las cuerdas. Pero Petro logró romper esa alianza.
Por un lado, están la OCE y la Acrees. Se trata de organizaciones que defienden ideas de centroizquierda y cuyos líderes tienen cercanía con el exsenador Jorge Enrique Robledo, férreo opositor de Petro, y con sectores de la Alianza Verde. Por ejemplo, tanto Sara Abril como Eduardo Mestre, dos de los líderes de la OCE, son militantes activos del partido Dignidad, colectividad fundada por Robledo.
Por otro lado, están los movimientos estudiantiles ligados al petrismo. Allí se encuentra la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), afín a Marcha Patriótica, movimiento fundado por la senadora Piedad Córdoba y cercano a la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez.
También, la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios (Aceu), ligada al Partido Comunista; y la Federación Universitaria Nacional Comisiones (Funcomisiones), cercana al Congreso de los Pueblos, una organización que lideró el paro agrario en el gobierno de Juan Manuel Santos.
En la Casa de Nariño tienen claro que quienes realmente pueden arrinconar al presidente con una movilización prolongada son los estudiantes y, por eso, Petro ha tratado de tener gestos con ellos. Tan pronto se puso la banda presidencial, nombró como consejera para la juventud a Gabriela Posso, delegada estudiantil de la Universidad del Valle ante el comité dinamizador de la Unión Nacional de Estudiantes (Unees) en 2018 y miembro de la Unidad Popular Cali en Resistencia, movimiento que aglutinó demandas del estallido social en 2021.
A principios de octubre, Petro les hizo otro guiño al nombrar como directora de Justicia Formal en el Ministerio de Justicia a Lizeth Montero, abogada defensora de derechos humanos, cercana a la FEU.
Otra movida de Petro fue expedir el decreto que le permite nombrar como voceros a jóvenes detenidos en el marco del paro con el fin de que salgan de la cárcel y hagan pedagogía a favor de la paz total. Ahí están Andrés Duque y Bremen Hinestroza, pertenecientes a la Aceu y cercanos a la primera línea, detenidos por invasión de tierras. No obstante, un juez de Popayán les negó la libertad a finales de diciembre del año pasado debido a que los delitos por los que están acusados no habrían sido cometidos en el marco del paro nacional.
Una fuente del Ministerio del Interior le dijo a SEMANA que en el Gobierno son conscientes de que tanto Hinestroza como Duque no cumplen con los requisitos para ser voceros de paz, pero fueron incluidos en la lista como un voto de confianza a los estudiantes.
Justamente, este último punto es el principal talón de Aquiles del Gobierno: las promesas incumplidas. Por ejemplo, el mandatario anunció que el 24 de diciembre los detenidos en el marco de la protesta estarían libres, pero el proceso avanza a paso de tortuga, en medio de una gran controversia jurídica.
“El aumento en la base presupuestal de las universidades que anunció Petro es el que ya venía del gobierno anterior. No se ha cumplido con la política de gratuidad total y el trato que se le ha dado al magisterio ha dejado qué desear”, sostuvo Mateo Ramírez, miembro de la Aceu en el Cauca.
Este último punto, el de los beneficios al magisterio, es una de las preocupaciones que también tiene un sector de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), un sindicato con conexiones con el movimiento estudiantil.
“La agenda no puede estar ligada al gobierno de turno. Es obligación del Comité Ejecutivo de la CUT atender y dirigir esta agenda y movilizar al magisterio colombiano en su defensa. La agenda no puede ser la que está imponiendo el Ministerio de Educación”, manifestó el líder sindical Diógenes Orjuela.
Adicionalmente, en el primer trimestre de este año, el Gobierno presentará la reforma a la educación, una iniciativa que debe ser construida con filigrana, pues ha sido históricamente el detonante de los estallidos estudiantiles en Colombia.
Hasta el momento, el presidente ha logrado mantener dividido al movimiento estudiantil. Pero, en plena época de elecciones, hay fuerzas políticas que intentan capitalizar la recesión económica, el alza en los precios de los alimentos y las promesas incumplidas del Gobierno para unir a un sector capaz de arrinconar a cualquier mandatario. ¿Quién ganará el pulso?