Hace exactamente seis meses, cuando se desplomó la torre 6 del edificio Space, a Elkin Hernández –que vivía en un edificio vecino Continental Towers– le sobrevino una sospecha que lo llenó de terror.Elkin se había endeudado en 280 millones de pesos para comprar un apartamento en el piso 11 del exclusivo proyecto Continental, construido por CDO, la misma firma que tuvo a cargo las obras de Space. Era el apartamento de sus sueños y todo anduvo de maravilla hasta el día en que le entregaron el inmueble.Elkin fue a recibirlo con su cuñada, la arquitecta Hadilly Mustafá. Cuando apenas estaban entrando, una ingeniera de CDO dijo que tenía que ausentarse por unos minutos. Entonces Hadilly le propuso a Elkin que se fueran a fisgonear los acabados del apartamento de en frente, que para ese momento estaba desocupado.No sabían lo que les esperaba. El apartamento, de acuerdo con fotografías que tomó Elkin, estaba roto, reventado en algunas paredes, con fracturas que no parecían normales. “Mi cuñada, al ser arquitecta, se asustó. Yo no, porque no sabía de eso”. Al rato, la ingeniera de CDO regresó y les dijo que no había de qué preocuparse, que simplemente habían tenido problemas con una viga que ya había sido reparada. La arquitecta Hadilly se quedó tranquila cuando le certificaron que el reconocido ingeniero Jorge Aristizábal Ochoa era quien dictaminaba que el daño ya estaba solucionado. “Ahh, entonces no hay problema, ese señor es una eminencia”, dijo Hadilly. Aristizábal fue el mismo ingeniero calculista de Space y quien, un día antes del colapso de una de sus torres, dijo en los medios de comunicación que los habitantes se podrían quedar esa noche sin ningún tipo de riesgo. Hoy Continental Towers es un complejo de apartamentos de estrato 6, pero en estado de abandono. El Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo y Desastres de Medellín (Dagrd) ordenó evacuar de allí a 100 personas pocos días después del desastre de Space. Los técnicos analizaron los planos estructurales y encontraron que había riesgo por la capacidad de carga de las columnas. El ingeniero civil Roberto Rochel Awad hizo un estudio sobre la obra y concluyó que no se respetaron las normas de la construcción respecto a la resistencia mínima del concreto. El edificio tenía serias fallas en su estructura, que incluso quedaron a la vista. Una fotografía que se ‘viralizó’ en las redes sociales muestra, según sus autores, el desnivel de una de las columnas exteriores al compararla con una línea recta trazada por computador. Pero además, Rochel advirtió que reparar Continental Towers podría salir más costoso que tumbarlo y construirlo de nuevo. “En ingeniería todo tiene solución, pero también debe considerarse su costo y si este realmente justifica hacerlo.  Volver habitable Continental Towers requiere de una cirugía muy complicada, desde la cimentación hasta las vigas y columnas y podría llegarse a la conclusión de que es más económico construir una nueva torre”.Pero los dueños de Continental no son los únicos que viven en esa especie de limbo pos-Space. El edificio Asensi, también construido por CDO, que contó con los oficios del mismo ingeniero calculista, fue evacuado el 12 de octubre de 2013, el mismo día de la tragedia de Space. Las 106 familias que habitaban el conjunto tuvieron que salir, mientras se analizaba la estructura del edificio. El 21 de febrero se conoció un estudio de expertos contratados por los propietarios que concluyeron que por las fallas en la estructura, en Asensi no se puede vivir. Días después, el 12 de marzo pasado, mientras ingenieros visitaban la urbanización, se escuchó un crujido en una columna. El director del Dagrd, Carlos Gil, advirtió que el ruido fue producto de una afectación en la estructura. A pocos metros de Space están construyendo otro proyecto que se llama Mantuá. Días después del desplome de la torre 6, los obreros y el vigilante escucharon ruidos extraños, que reportaron al Dagrd. Los ingenieros que hicieron la inspección ordenaron desalojar. En ese momento se trató de una falsa alarma. El susto se debió a una fuga de agua en un sótano de una construcción vecina. Sin embargo, aquello sirvió para que el Dagrd encontrara que, pese a que la obra no estaba terminada, ya evidenciaba problemas en el cumplimiento de las normas de sismorresistencia. Hoy no es habitable.Tanto los propietarios de Space, como los de Continental, Asensi y Mantuá, no ven como una opción regresar a esos edificios. La constructora, en cambio, está agotando todos los recursos que tiene en su haber para que les permitan repotenciar las obras.SEMANA se comunicó con CDO para escuchar su versión, pero la constructora pidió un cuestionario que le fue enviado y al cierre de esta edición no había respondido. Sin embargo, en su momento, el ingeniero Fredy Castañeda, de CDO, dijo que “si los edificios no se pueden repotenciar o reforzar, tendríamos que acabar con todas las estructuras de la ciudad, ya que uno de los objetivos de la ingeniería es salvar, reforzar y construir edificios, nunca tumbarlos”.Pero eso no es lo que espera Elkin, que lleva cinco meses pagando arriendo con la ayuda de un auxilio en un apartamento de 50 metros cuadrados en una zona popular de Medellín. “¿Usted sabe cuánto quedaron costando los apartamentos de Continental? Ya no valen nada. Estos son edificios de la muerte. Mire al frente Space, y pregúntese si alguien querría volver a vivir aquí”. Y lo peor para todos ellos es que ya se van a cumplir los seis meses que Bancolombia concedió para congelar los créditos de los afectados.Por ahora, los afectados de los proyectos Space, Asensi y Continental están a la espera de estudios que está llevando a cabo la Universidad de los Andes. Con esos estudios se decidirá la demolición o la repotenciación de los edificios. La mesa de afectados de Space, sin embargo, puso el caso en conocimiento de la Superintendencia de Industria y Comercio.Jorge Aristizábal Ochoa, el ingeniero calculista de Space, Continental y Asensi, era uno de los profesionales con más prestigio en su rama en Medellín. “Siempre lo consideramos uno de los mejores. Pero a la vez iba al límite y eso se puede traducir en que tomaba riesgos en beneficio de un buen rendimiento en los costos”, dice un hombre del gremio. Son muchas las preguntas que Aristizábal aún no contesta públicamente y cuyas respuestas al menos podrían generar una reflexión profunda no solo sobre el modo en el que se construyen edificios en Colombia sino sobre la ética. Este hombre de 61 años de edad fue mencionado por el vicefiscal general de la Nación, Jorge Fernando Perdomo, como una de las cinco personas a las que les sería imputado, ante un juez, el presunto delito de homicidio culposo a raíz de la muerte de 12 personas, tras el colapso de la torre 6 de Space.Hace poco, Elkin, que vio desde su ventana cómo se venía abajo Space, se despertó perturbado y sudoroso por un ruido de piedras que venía de la calle. Cuando se paró en la ventana a ver qué era lo que pasaba, se dio cuenta de que no se trataba de ningún derrumbe. Era una retroexcavadora que a esa hora movía la tierra en el barrio en el que vive ahora de arrendado. Esa fue la paranoia con la que quedó.