SEMANA logró tener comunicación vía correo electrónico con Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, los exjefes del Cartel de Cali presos en cárceles de Estados Unidos hace casi 25 años por narcotráfico. Después de su comprometedora carta al expresidente Andrés Pastrana, se les preguntó si tienen pruebas de sus graves señalamientos a este y otros personajes que mencionaron o si solo es el testimonio.

Su respuesta fue concreta: “En cuanto a la carta, ¿se necesitan otros elementos más que prueben lo que dice la carta? Estamos vivos cinco de los actores principales que figuran en la carta y entre ellas personas tan respetables como el doctor Rojas… y además, no somos nosotros los denunciantes, es el señor Pastrana, que en su afán de parecer más digno de lo que es, se dispara en el pie”, dijeron los Rodríguez en exclusiva.

Sobre el silencio del reconocido médico Santiago Rojas, esto aseguraron los exjefes del Cartel de Cali al ser indagados: “El doctor Santiago Rojas tiene todo el derecho de guardar silencio. Indudablemente, él es un hombre intachable y de convicciones muy firmes, él solo quería hacerle un favor al presidente y tal vez a nosotros, porque seguramente creía que nosotros estábamos inmiscuidos en ese bochinche contra el señor Pastrana de Dragacol y Chambacú”.

Los Rodríguez le habían asegurado en la carta a Pastrana que Santiago Rojas fue el mensajero del entonces presidente en un “chantaje” y por el cual habrían terminado escribiendo una carta en el año 2000 diciendo que Ernesto Samper sí sabía de la entrada de dineros del narcotráfico a su campaña, a cambio de que no serían extraditados.

En sus respuestas a SEMANA, los exjefes del narcotráfico desmintieron al embajador de Colombia en Argentina Álvaro Pava. El funcionario negó en entrevistas que su padre (Jaime Pava, ya fallecido) hubiera conocido a los Rodríguez. “No quisiera seguir polemizando con el doctor Álvaro Pava. Él es un hombre de prestigio bien ganado, es un hombre honesto. Su padre y yo sí nos conocimos a raíz del interés de él de vender la Cadena Super”, dijo.

“A Humberto (Pava) también lo conocimos y fuimos más amigos. Desgraciadamente, estuvo en problemas por unos cheques de nosotros. Pero los Pava han sido hombres de bien, y eso lo sabe el país”, puntualizaron y agregaron más datos.

“Cuando yo fui amigo circunstancial del señor Jaime Pava, ni él, ni casi nadie, sabía que yo estaba en el maldito negocio. El doctor Álvaro debe saber que no hay que ser más papista que el Papa. En esa época teníamos una cadena de emisoras más grande que era Super, y usted sabe que es el Gobierno el que adjudica las frecuencias radiales. Éramos los mayores accionistas del Banco de los Trabajadores”, explicó.

Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela. | Foto: semana

“Éramos dueños de Discor de Colombia, distribuidora exclusiva de la Chrysler, el contrato de exclusividad lo firmé (Gilberto Rodríguez) con el presidente de la Chrysler en la Embajada de los Estados Unidos en Bogotá, ante el agregado comercial de la Embajada. Drogas la Rebaja ya era la primera cadena de ventas al detal de medicinas de Colombia”, continuó.

“Y Miguel (Rodríguez), el socio mayoritario, mecenas y presidente del Club América, campeón de Colombia, tantas veces que ni me acuerdo. Entonces, que el señor Jaime Pava haya sido mi amigo circunstancial no lo hace ni más bueno, ni mas malo”, dicen en su respuesta a SEMANA los exjefes del Cartel de Cali.

Finalmente, le hacen una petición al embajador Pava. “Le rogaríamos muy respetuosamente al doctor Pava no discutir más sobre este asunto, dejémosle eso al doctor Pastrana, que sí tiene mucho que explicar”.

Aunque fueron indagados sobre los detalles de la supuesta financiación del Cartel de Cali a la campaña presidencial de Pastrana en 1994, no entregaron más información sobre el asunto. Tampoco ampliaron si Samper sabía de la financiación de dineros calientes cuando se hizo presidente.

Ante tantas preguntas, Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela terminaron su carta de respuesta a la redacción periodística de SEMANA diciendo que dan por cerrado el asunto: “Si las circunstancias no permiten darnos el derecho al olvido, por lo menos denos el derecho a guardar silencio”.

Los Rodríguez quisieron dejar algo muy claro en medio del escándalo que desató la carta que el expresidente Andrés Pastrana le entregó al padre Francisco De Roux: “Aprovechamos esta oportunidad para reiterar que nadie de nuestra familia, ni particular alguno, está autorizado para hablar en nombre de Miguel o Gilberto Rodríguez Orejuela de la carta enviada al señor expresidente Andrés Pastrana. Como bien saben, tuvimos siempre la precaución de no inmiscuir a nuestra familia en el mundo difícil y traidor de la política, y mucho menos en el de nuestros negocios ilegales. Por esa razón, no sería lógico, ni honesto, que ahora alguno de nuestros hijos o sobrinos, o cualquier otro familiar, salga a opinar de lo que ni siquiera alcanzaron a vivir antes de su mayoría de edad”.

El documento está firmado por Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela. Pareciera que la única alternativa que queda para escuchar su testimonio es la Comisión de la Verdad, que aún no los contacta.