Las autoridades lo tienen claro: el hombre que estuvo detrás de toda la articulación del atentado contra el presidente Iván Duque y la Brigada 30 es Javier Alonso Velosa, alias ‘John Mechas’, un miembro de las disidencias de las FARC, que actúa en la región del Catatumbo y Norte de Santander, pero que usa como retaguardia la porosa frontera con Venezuela, donde no solo se refugia de la persecución de la fuerza pública, sino que tiene peligrosas alianzas criminales.
‘John Mecha’s es cabecilla de la disidencia conocida como GAOr-33 y subordinado de alias ‘Iván Mordisco’, jefe de esta estructura, que no se sumó a la negociación de paz de La Habana y desde hace varios años está delinquiendo y traficando en la región. Pero, según las autoridades, en los últimos tiempos han dirigido su accionar a realizar ataques contra la fuerza pública.
Javier Alonso Veloza, alias ‘John Mechas’ es conocedor como pocos de la región, ese es su teatro de guerra, y además nació ahí. La información recaudada por las autoridades da cuenta que es oriundo del municipio de Tibú, tiene 39 años y su cédula de ciudadanía la expidió en El Tarra, otro municipio de la región.
En la actualidad registra circular azul de Interpol por los delitos de concierto para delinquir agravado, terrorismo, tentativa de homicidio, fabricación, tráfico y porte de armas, y daño en bien ajeno. Sin embargo, el Gobierno ya hizo saber que está solicitando la expedición de circular roja, para que sea detenido de manera inmediata si se encuentra en otro país. Además, el ministro de Defensa, Diego Molano, anunció una recompensa de $600 millones por su paradero.
Información de inteligencia en poder de SEMANA señala cómo ‘John Mechas’ y su jefe, ‘Iván Mordisco’, han usado la frontera como retaguardia en su accionar delincuencial. “Estratégicamente ha ubicado sus zonas campamentarias en territorio venezolano, aprovechando esta situación para desde allí planear la ejecución de acciones terroristas”. Solo en 2021 se cuentan 48 acciones.
En Colombia centra su accionar en los municipios aledaños a la tupida región del Catatumbo: Tibú, El Tarra, San Calixto, Hacarí, Sardinata, Teorama, Convención y la ciudad de Cúcuta, son los ejes del accionar de este grupo disidente, cuyo último gran golpe fue precisamente el bombazo a la Brigada 30, principal unidad militar de la región.
Entre las órdenes impartidas a ‘John Mechas’ está la de sostener el plan 2019-2021, afectando la infraestructura energética y sedes gubernamentales en la región. Por eso información precisa que manejan desde inteligencia señala que “se desataca el avance de planes para ejecutar acciones terroristas contra el presidente de la República en Bogotá, además de unidades de la Policía Nacional y la Fiscalía General de la Nación en Cúcuta”.
Los socios, ‘John Mechas’ e ‘Iván Mordisco’
Alias ‘Iván Mordisco’ y alias ‘John Mechas’ direccionan todos los planes urbanos y están empeñados en consolidar un plan que han denominado el “Proyecto FARC-EP” direccionando la reestructuración de componentes armados en Arauca, Norte de Santander (donde están ellos), Cauca, Nariño, Putumayo, Valle, Casanare, Amazonas, Huila, Tolima y Meta.
La meta es volver a contar con el aparato militar que tenían las FARC ante de iniciar las negociaciones de paz que se dieron con el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos, y de las cuales no formaron parte.
Paralelo a esto, se viene dando una ofensiva armada, en este año se cuentan 48 acciones contra las fuerzas militares y de Policía, no solo contra la tropa sino también contra instalaciones militares como ocurrió en la Brigada 30 y en algunos municipios en donde han hecho atentados con carros bomba.
Para sus acciones armadas se han venido tecnificando. Los informes de inteligencia en poder de SEMANA así lo demuestran: “Tienen un interés en la utilización de drones, adecuación de artefactos explosivos y utilización de fusiles de alta presión y calibre”.
Cómo funciona la disidencia GAOr-33
Desde el gobierno de Juan Manuel Santos tenían claro que un grupo de combatientes del Frente 33 de las FARC, en Norte de Santander, que no estaban de acuerdo con la negociación de paz, pero no le dieron la relevancia necesaria, y poco a poco, con la firma del acuerdo y la salida de la guerrilla, este grupo fue ganando mayor poder y operatividad en la región. Los años que duraron los diálogos de La Habana, los usaron para fortalecerse militarmente.
Justamente uno de los emisarios y artífice del crecimiento de esta organización ilegal es ‘John Mechas’, quien, según documentos en poder de SEMANA “habría sostenido una reunión con cabecillas del Frente de Guerra Nororiental del ELN, para realizar alianzas estratégicas con el propósito de retomar las zonas donde delinquía el Frente 33 de las FARC”.
El primer acuerdo planteaba que “El Gaor-33 no interferiría en los asuntos relacionados con el GAORde Iván Márquez o autodenominada Segunda Marquetalia, respaldarían las disidencias de alias Gentil Duarte e Iván Mordisco, máximos cabecillas del GAO-r en el oriente del país”.
Esta estructura residual estaría conformada en la actualidad por aproximadamente 250 integrantes, ubicados en los municipios de Tibú, Teorama, El Tarra, Convención, Sardinata, Hacarí, San Calixto (Norte de Santander) y límites fronterizos con el país de Venezuela y señalan los informes “buscan incrementar su poderío bélico y logístico a través del tráfico de estupefacientes, su principal fuente de financiamiento. Todo esto aunado a las constantes actividades de proselitismo político con campesinos y residentes de esta zona, buscando obtener el apoyo necesario que garantice su presencia en la zona”.
Su principal fuente de financiación es el narcotráfico, en especial de las 40.144 hectáreas de arbusto de coca, con un potencial de producción de 276 toneladas de clorhidrato de cocaína que se encuentran en la región del Catatumbo.
Este grupo tiene importante presencia en Venezuela, en donde, al parecer, y como lo han manifestado el presidente Iván Duque y el ministro de Defensa, Diego Molano, actúan con la venia o complicidad del régimen de Nicolás Maduro. Allá, al otro lado de la frontera, en especial en la zona del Estado de Zulia, “donde utilizan una pista clandestina para aeronaves pequeñas utilizadas para el transporte del estupefaciente a centro y Norte América”.
El cabecilla Iván Mordisco
Su nombre es Néstor Gregorio Vera, tiene 46 años y es originario de El Peñón (Cundinamarca). Fue el primer cabecilla importante de las FARC en declararse en radical oposición a la negociación de paz de La Habana, con el gobierno Santos.
Desde ese momento se ha mantenido en combate, teniendo como principal teatro de guerra la región del Catatumbo y la frontera con Venezuela. Aunque, como ya se señaló, una de sus obsesiones es el proyecto nacional FARC-EP, para lo cual ha extendido sus tentáculos a otras regiones en el sur occidente del país, los llanos y la Amazonia.
“Desde Guaviare coordina actividades de narcotráfico y en la zona de frontera con Venezuela ha venido estructurando actividades para el fortalecimiento armado y consolidación de finanzas de su estructura disidente. Orienta la reconstrucción del PC3 (Partido Comunista Clandestino) y el Movimiento Bolivariano, para generar incidencia urbana, proyectando hechos terroristas de impacto en centros urbanos”, señala la información que tienen en su poder las autoridades.
Actualmente sostiene diferencias con componentes de la “Segunda Marquetalia” y el ELN por el control territorial y de finanzas ilícitas sobre la zona de frontera.