El pasado 21 de junio, un Boeing 747-200F de carga, de la aerolínea iraní Fars Air Qeshm, controlada por Mahan Air, aterrizó en la base militar más grande de Venezuela, El Libertador (Bael), ubicada en Palo Negro-Maracay, procedente de Irán. SEMANA tiene en su poder informes secretos del régimen de Nicolás Maduro que revelan que en esa aeronave llegó un poderoso cargamento de armas. Las alarmas están encendidas en Estados Unidos, Colombia y toda la región.
Los documentos prueban la adquisición, por parte de Maduro, de 2.015 unidades de defensa antiaéreas que fueron almacenadas en los depósitos de bombas y armas aéreas en esa base militar. En total son 1.050 misiles, 400 bombas, 500 cohetes, 30 contenedores y 35 radares. Todo forma parte de la llamada Operación Escudo Bolivariano 2021.
“Tras revista exhaustiva a los distintos sistemas de armas desembarcadas del Boeing 747-200F de Fars Air Qeshm, perteneciente a la República Islámica de Irán, en nuestra base aérea Libertadores (Bael), los cuales son los siguientes: sistema de defensa aérea Talash, misiles antibuque AGM-84, AGM-65G, misiles aire-aire AIM-7, Sparrow AIM-9X Sidewinder, sistema de radar AESA APG-83 SABR, contenedores UPK-23-250, lanzador UB-32 con cohetes S-5, bombas ZAB 500 kg, bomba RBK 500 kg, fusiles de asalto ligeros reparados AK-103 calibre 7,62 mm, rifles Masaf calibre 51,62 mm”, dice el reporte, marcado como “secreto”.
El informe fue enviado con la etiqueta de “urgente” el pasado 16 de julio, a la 1:00 p. m., por el general Vladimir Padrino López, ministro de Defensa de Venezuela, al comandante de la Defensa Aeroespacial Integral de la Nación.
Fuentes de inteligencia internacional consultadas por SEMANA confirmaron que detrás de los acercamientos y negociaciones de gasolina y armamento entre Venezuela e Irán hay una ficha clave: se trata del detenido Álex Saab, quien próximamente será extraditado de Cabo Verde hacia Estados Unidos. Este hombre, señalado de ser el testaferro de Nicolás Maduro y nombrado negociador en México, a pesar de estar detenido, habría servido de intermediario entre los dos gobiernos. Saab podría entregar información muy detallada a la justicia estadounidense de la carrera armamentista del régimen.
Expertos en armamento analizaron cuánto crece la capacidad bélica de Venezuela al obtener este arsenal proveniente de Irán y cuyas características generan muchas hipótesis porque, aunque hay material de fabricación iraní, también hay procedente de Rusia y Estados Unidos. De las 2.015 unidades de defensa adquiridas, el sistema de defensa antiaérea Talash es de fabricación iraní. Es móvil, de largo alcance, y fue presentado en noviembre de 2013 en ese país. Está diseñado para disparar misiles Sayyad-2 y Sayyad-3, con capacidad para destruir objetivos ubicados a una distancia de hasta 200 kilómetros.
Así mismo, hay 500 lanzadores Ub-32, cohetes S-5, 200 unidades de bombas ZAB de 500 kg, 200 bombas RBK de 500 kg y 30 contenedores UPK 23 250, todos estos de fabricación rusa. También hay arsenal producido en Estados Unidos, como 300 misiles AIM-9 Sidewinder, que han sido empleados en guerras como Vietnam, el Golfo y Malvinas. En el inventario hay otros 300 misiles AIM-7 Sparrow, 250 misiles antibuque, 100 misiles antibuque AGM-84 y 100 misiles tierra-aire AGM 65-g, también de origen estadounidense.
Esta noticia genera una gran alarma en Colombia, Estados Unidos y la región, y la inteligencia internacional ya analiza qué significa que el arsenal no sea totalmente de origen iraní y si esto tiene alguna relevancia. Las primeras conclusiones consideran como una posibilidad que el Gobierno de Irán haya intentado evitar dejar huella y para ello haya utilizado el mercado negro de armas. No hay que olvidar que incluso las Farc, durante décadas, utilizaron armamento de origen estadounidense en su guerra contra el Estado colombiano. Estas armas solo se negocian entre gobiernos, un particular no puede acceder a ellas, y el país que las compra debe someterse a un sistema de verificación después de la compra.
Otra opción podría ser que, aunque se listó este armamento, en realidad se haya recibido otro tipo de arsenal en Venezuela. De hecho, información previa alertaba sobre la posibilidad de que desde el Palacio Miraflores, en Caracas, se estuviera negociando con Irán la adquisición de misiles Fateh, con un alcance de 300 a 500 kilómetros. Lo cierto es que Maduro, en varias oportunidades, ha expresado públicamente su intención de armarse.
“Venezuela puede comprar balas, fusiles, tanques, aviones y misiles al país que le dé la gana. Sea Estados Unidos, Colombia, Irán, Rusia o China. El país que nos quiera vender una bala, se la compramos, si la necesitamos y si tenemos los recursos”, dijo Maduro el 28 de octubre del año pasado, en una rueda de prensa.
“Irán nos puede vender y nosotros podemos comprar. En su momento veremos la oferta iraní, y si los vamos a comprar tomaremos la decisión y vendrá ese equipo militar a reforzar la capacidad de defensa de Venezuela”, aseguró Maduro.
Sus palabras se dieron en respuesta a las advertencias hechas días atrás por Elliot Abrams, quien en el Gobierno de Donald Trump se desempeñó como el encargado especial para los asuntos de Venezuela. Abrams fue tajante en su momento en declaraciones a medios estadounidenses: “La transferencia de misiles de largo alcance de Irán a Venezuela no es aceptable para Estados Unidos y no será tolerada ni permitida. Haremos todo lo posible para detener los envíos de misiles de largo alcance, y si de alguna manera llegan a Venezuela serán eliminados allí”. La Casa Blanca considera a Irán como el promotor más grande del mundo del terrorismo estatal.