Vestido con un pantalón y una camiseta negra, y calzando botas del mismo color, fue trasladado del sitio donde fue capturado, en el Urabá antioqueño, Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, jefe del Clan del Golfo, quien cayó en poder de las autoridades tras más de seis años de persecución.
Así se puede ver en un video conocido en exclusiva por SEMANA, en el que se puede ver cómo se produjo su traslado en un helicóptero. El hombre sindicado de ser el mayor narcotraficante del país fue fuertemente escoltado.
Se ve cómo es subido al aparato, cuando los uniformados lo hacen sentar y a cada uno de sus lados lo acompañan uniformados de la Policía Nacional.
Tras llegar al primer destino, el jefe del Clan del Golfo, quien aparece con un tapabocas blanco, desciende del helicóptero ayudado por un miembro de la Policía Nacional, ya que se encuentra esposado.
Se puede ver que, una vez deja el aparato, el uniformado que lo ayuda a bajar del helicóptero lo toma del brazo derecho y otro uniformado fuertemente armado, quien le pone una de sus manos en el hombro izquierdo, lo lleva caminando varios metros a lo largo de una pista.
Tras el recorrido, se detienen al lado de un avión de la Policía Nacional y luego se produce su ingreso al aparato en el que es trasladado hacia la capital del país, donde se cumplirá la diligencia de legalización de captura de quien es señalado como uno de los hombres más peligrosos y por quien las autoridades ofrecían una recompensa de 5 millones de dólares.
Igualmente, en las imágenes a las que tuvo acceso este medio se puede observar el momento de la reseña. Un uniformado con guantes azules le toma la muestra de cada uno de sus huellas dactilares.
Al fondo se escucha la voz de alguien que reporta que alias Otoniel fue trasladado a ese puesto de mando y se encuentra solo. Entre tanto, se le sigue el procedimiento de toma de huellas y el jefe del Clan del Golfo le presta atención a la persona que informa sobre lo que sucede en ese momento.
SEMANA revela diálogo entre Otoniel y sargento que lo capturó
Así mismo, SEMANA conoció en exclusiva la breve conversación que sostuvo Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, jefe del Clan del Golfo, con el sargento de las Fuerzas Especiales del Ejército que lo encontró oculto en medio de la maleza.
Entre los detalles conocidos por este medio de comunicación se encuentran que, como es disciplina en las fuerzas especiales, no son grandes contingentes los que entran al lugar, son pequeños grupos de hombres expertos, que llegan donde está su objetivo. Claro está, ellos son respaldados por toda una operación militar que los sigue a la distancia.
Así fue el caso de cuatro hombres de las fuerzas especiales, un sargento y tres soldados, quienes tenían la información sobre dónde estaba Otoniel. Los militares se internaron en la espesa selva del Nudo de Paramillo. Esperando el momento preciso, los comandos se coordinaron entre sí y con su experiencia ingresaron a la zona donde sabían que estaba el capo del narcotráfico.
A lo lejos, el sargento que encabezaba la operación notó un bulto que estaba tapado entre ramas y arbustos; al observar con detenimiento, notó que quien estaba allí era una persona, Otoniel estaba sin camisa y el tono de su piel blanca lo delató. Al acercarse lentamente, el uniformado, apuntando su arma, le gritó “Identifíquese”. En medio de la maraña de la selva y al notar que había sido descubierto, el capo del narcotráfico solo atinó a decir: “Tranquilo, soldado, soy Otoniel”.
Los comandos, al notar que habían encontrado a la persona que estaban buscando, actuaron con profesionalismo, le respetaron la vida y, al ver que no tenía ninguna otra salida, Otoniel no opuso resistencia y se sometió a las órdenes de las fuerzas especiales.
Acto seguido, los uniformados, ya con el capo neutralizado, siguieron el protocolo y esperaron a que llegara policía judicial para que hiciera la plena identificación del narcotraficante más buscado del país.
De inmediato, los expertos en reconocimiento llegaron al punto donde estaba Otoniel, y efectivamente corroboraron que se trataba del hombre. Con un movimiento de cabeza de afirmación entre los integrantes de la fuerza pública, sabían que habían dado resultado los más de siete años de persecución que habían emprendido en contra de este criminal.
Reconocían que este delincuente en muchas ocasiones había burlado a la justicia, que muchos operativos en donde estuvieron a punto de capturarlo habían fracasado por diferentes circunstancias, que bajaban la moral de los hombres de inteligencia. Errores, corrupción o la suerte, lo cierto es que el capo siempre lograba salirse con la suya.
Así, la fuerza pública propinó el golpe más duro contra el crimen organizado del país de los últimos años y contra Otoniel, por quien las autoridades de Estados Unidos y de Colombia ofrecían millonarias recompensas y de quien se sabe hay 132 órdenes de captura en su contra.
Tiene que responder por los delitos de concierto para delinquir, homicidio, tráfico de armas, terrorismo, secuestro, desplazamiento forzado, hurto y extorsión. Estados Unidos lo ha solicitado en extradición por delitos relacionados con narcotráfico. Su área de influencia era Chocó, Córdoba y Antioquia.
En un documento que conoció en exclusiva SEMANA sobre el impacto de la captura de Otoniel, las Fuerzas Militares señalan que se afectaría el direccionamiento criminal del Clan del Golfo en su mando y control, especialmente en la focalización y el despliegue de acciones criminales contra la población civil y la fuerza pública, así como la ejecución de actividades de narcotráfico a nivel nacional e internacional.