Lina se encontraba en una de sus diálisis, que recurrentemente tiene que realizarse por la operación que le hicieron en sus rodillas años atrás, tras haber sufrido un accidente en el conjunto en el que viven en el suroriente de Bogotá.
Justo cuando le realizaban este procedimiento, recibió la llamada que cambiaría su vida y que desde ese momento se partió en dos. Su hija mayor le gritaba desesperada que ‘Angelitos’ -como le decían en la casa- al parecer estaba muerta.
Como pudo, corrió desde el Hospital San Rafael hasta su casa, ubicada en la localidad de San Cristóbal (Bogotá), pensando que todo fuera mentira, un susto, o que se tratara de una muy mala pesadilla que nadie quiere vivir y de la que aún espera despertar.
Cuando llegó a su casa, la escena era de tragedia. Ambulancias, uniformados de la Policía y su hija, ‘Angelitos’, era sacada en una camilla inconsciente hacia el hospital, a donde fue trasladada de urgencias porque tenía fuertes contusiones en su rosto.
Ella, que también estaba adolorida y afectada, no solo emocionalmente sino en sus rodillas, no podía caminar con facilidad, y por eso fue llevada al mismo hospital; poco le importaba su integridad o su recuperación, lo único relevante en ese momento era que su hija estuviera con vida.
Al llegar al hospital San Rafael le dieron una noticia que la paralizó y que aún le cuesta creer. El agresor había sido su esposo: Andrés Cruz, quien horas después, por pedido de ella misma, fue capturado por las autoridades y hoy enfrenta una investigación por tentativa de feminicidio, según informó la Fiscalía este martes -12 de abril-.
Su hija mayor fue quien le llevó la grave noticia a Lina, mientras le atendían sus rodillas y buscaban estabilizarla emocionalmente. ‘Angelitos’ no aguantó los brutales golpes y para el dolor de su familia falleció durante la madrugada del sábado 9 de abril.
El mismo Andrés no lo podía creer. Estaba mudo y lo único que pedía era ver a su esposa, pero ella solo buscaba -y aún espera- que las autoridades y los entes judiciales lo investiguen y lo condenen para que pague, por lo que según ella y las versiones de su familia, él hizo.
¿Cómo llegó a presentarse este trágico momento en una familia, que aparentemente llevaba una vida cotidiana como muchas de la capital? Lina, la madre de la menor asesinada, le contó a SEMANA su versión.
Según relató, esa noche del pasado viernes 8 de abril, su hija mayor, Laura*, llevó a su bebé al médico porque tenía una uña encarnada. Eran alrededor de las 6 p. m. y en la casa estaba el resto de la familia.
“Estaba todo bien, no puedo decir que había una situación difícil, estábamos bien. De hecho, hacía las seis de la tarde recibimos un merengón porque íbamos a hacer una celebración el sábado, porque los otros niños habían tenido logros muy importantes”, relató Lina.
Hacia las 9 p. m., Lina salió a su diálisis. Laura ya se encontraba fuera de la casa con su bebé y Andrés aprovechó para adelantar las clases de piano con ‘Angelitos’, ya que él es profesor de música y era quien le enseñaba sus lecciones. En la casa se quedaron, además de ellos, sus otros dos hijos, también menores de edad, y una hermana de Lina que vive allí.
Laura volvió a la casa con su bebé hacia la media noche. Lina, en el hospital, en medio de ese procedimiento, aprovechó para alejarse un poco de su celular para descansar, mientras terminaba su diálisis. Fue cuando le llegó un mensaje a su WhatsApp en el que Laura, gritando, le reclamaba a Andrés por algo, pero ella no entendía lo qué pasaba.
“Siento que le rapa el celular. Él me llama y me dice: ‘hola, amor’, nervioso, angustiado; yo le digo: ‘hola, ¿qué pasó, Andrés, qué está pasando? y me dice: ‘maté a mi hija’”.
Lina no sabía qué hacer. Su estado de shock era tal que lo único que hizo fue salir corriendo, quitándose las agujas y lo que tenía conectado a su cuerpo en ese momento. El dolor de una madre que recibía esa noticia estaba por encima de cualquier fractura. Era tal su estado de impacto, que hoy no recuerda cómo volvió a su casa desde el hospital. “Me imagino que cogí un taxi”, dice.
Al llegar al conjunto vio la escena de dolor con su hija en la ambulancia, en la que posteriormente fue llevada al centro médico. “Los actos eran confusos, no sabía qué había pasado, nadie me respondía”, relata.
Una vez en el Hospital San Rafael, ‘Angelitos’ entró a urgencias por los fuertes golpes. A ella también la trasladaron por las afectaciones en su rodilla. Andrés, mientras tanto, estaba afuera sin mediar una palabra, lo que le hizo sospechar aún más de lo sucedido, a pesar de que él ya le había reconocido el hecho en la llamada.
Lo que no entendía era qué había pasado, si siempre lo había visto como un padre protector, para ella era impensable lo que estaba sucediendo. “Si hubiera pasado algo espontáneo Andrés carga a la niña y se la lleva a pie, yo lo conozco, pero eso no pasó”, dijo.
En ese momento, una enfermera de la ambulancia que trasladó a ‘Angelitos’ hasta el hospital, tratando de entender el dolor que sentía ella como madre, le contó que efectivamente al parecer su esposo había sido quien golpeó a la menor de ocho años hasta causarle la muerte.
“No quiero verlo, cómo así que le pegó a mi hija, ¿tan duro le pegó?”, preguntaba sin creer lo que estaba sucediendo.
Tenía la tensión alta y el corazón alterado, el cuerpo médico cuidaba la diálisis y tuvo que ser ingresada a una de las salas. Lina le pidió a un uniformado de la Policía más contexto y él también le confirmó que la hipótesis era un presunto caso de violencia intrafamiliar. “Sabía que le había dado hasta matarla”, dice Lina que interpretó.
Andrés quería entrar a hablar con Lina, pero ella no lo quería ver y espera nunca más hacerlo. Inmediatamente pidió denunciar el hecho, por lo que los uniformados trajeron una orden judicial y lo arrestaron. “Ya se llevaron a esa porquería”, le comentó el vigilante del hospital.
Tuvieron que hacerle otros exámenes mientras los médicos trataban de salvar la vida de ‘Angelitos’. Sin embargo, en la madrugada del sábado, Laura le contó a Lina que los médicos no habían podido salvarla y que había fallecido. “Mami, se nos fue”, le dijo. “Tiene muerte cerebral”.
Lo que sucedió esa noche, según la hermana de la menor
Laura le relató a Lina lo que evidenció en lo que apunta a ser un caso de maltrato contra la menor. Según le dijo, cuando llegó del hospital con su bebé esa noche del viernes, vio que Andrés, aún cuando eran altas horas de la noche, le estaba dando las lecciones de piano a ‘Angelitos’. Le pareció extraño e incluso no estaba de acuerdo porque creía que la pequeña de ocho años ya debía descansar.
Tomó una ducha, por los estrictos protocolos de bioseguridad que aún mantienen en el hogar, y cuando salió fue que presenció que la menor seguía en clase. Relata que ella estaba sentada en el sillón, en el piano, y detrás de ella, su padre, como sucedía cuando le daba sus lecciones.
“Acuéstala ya”, le pidió sabiendo que ya era tarde. Ella dice que Andrés le respondió de forma soez pidiéndole no meterse, y allí fue cuando se formó una discusión entre ambos. Laura vio que ‘Angelitos’ tenía el cabello enredado por lo que cuestionó qué estaba pasando. “¿Tú le estás halando el pelo a la niña?”, le preguntó. Continuaron discutiendo, y según su versión hasta le propinó una cachetada. Cuando volteó a ver a ‘Angelitos’ la niña intentó pararse pero se desmayó. No reaccionaba.
En ese momento salió la hermana de Lina de su alcoba, quien ya se encontraba dormida. Según su relato, intentaron que la menor recobrara la consciencia pero no fue posible.
Al ver la escena llamaron al 123, pidieron la ayuda de las autoridades, una ambulancia y la llevaron al hospital. El hecho de conflicto habría ocurrido en un lapso de alrededor de 10 minutos, según los relatos de quienes estuvieron allí.
Hay quienes en medio de sus críticas, ajenos a la historia, cuestionan por qué nadie intermedió para que no pasara lo sucedido, pero Lina dice que nunca hubo gritos o una señal de alerta de la menor, que al parecer estaba en estado de shock. Laura no escuchó nada desde el baño y su hermana estaba dormida.
Hoy Andrés está retenido por las autoridades y a la espera de un juicio en su contra. En la tragedia, que aún viven como familia, han tenido que aguantar estigmas, preguntas incómodas de algunos periodistas insensibles y hasta mentiras, según ellos, por parte de vecinos del sector y personas ajenas a la familia que han querido hablar de lo sucedido con hechos que no corresponderían a la realidad.
“Han contado historitas totalmente tergiversadas, cosas que no son”, dice Lina. Reconoce que del ICBF le habían hecho visitas porque los vecinos denunciaron que supuestamente los hijos no estudiaban, pero ella contesta que en realidad están en la modalidad de home school (escuela en casa) y que ella tiene todo sustentado, así como lo ha evidenciado a los funcionarios que han hecho los seguimientos. Ella al igual que Andrés trabajaban desde la casa.
Señala que sus hijos no habían sufrido casos de maltrato antes y que si eso hubiera ocurrido ella habría sido la primera en denunciarlo, aunque reconoce que alguna vez Andrés si los golpeó con una correa.
La Fiscalía adelantará las investigaciones, y según las denuncias y la veracidad de las pruebas, tendrá que dictar una sentencia sobre Andrés. Lina y su familia, sus hijos y nietos, quedan con un vacío enorme que pocas cosas en la vida podrán llenar.
SEMANA se abstiene de revelar el nombre de ‘Angelitos’, así como las identidades de sus hermanos por petición y respeto de la familia, que ahora enfrenta un profundo dolor.
Mientras tanto, ‘Angelitos’ le hace honor a su nombre y ahora se encuentra en el cielo.