En las últimas horas, se conoció el aterrador caso de un ciudadano norteamericano, luchador de artes marciales mixtas, que viajaba con frecuencia a la ciudad de Bello, en el departamento de Antioquia, para sostener relaciones sexuales con menores de edad.
La investigación de las autoridades colombianas y estadounidenses destapó un aterrador caso de abuso sexual. El sujeto, de acuerdo con las indagaciones, tenía como modo de delinquir aprovecharse de la necesidad económica de las menores, a quienes les ofrecía entre 150 y 300 mil pesos para que sostuvieran relaciones sexuales.
Al momento del encuentro, contaron las menores, el sujeto se ponía agresivo, las maltrataba y las golpeaba cuando no accedían a sus pretensiones sexuales. Además, denunciaron las víctimas que el luchador las grababa sin su consentimiento y subía el contenido a redes de pornografía.
“Yo le dije que ya no quería más, y no me dejaba pararme, me tenía las manos en la boca haciendo cosas”, le contó una de las víctimas a la Policía.
Sobre cómo las abordaba, dijo otra de las menores que él (luchador) se aprovechaba de la mala condición económica de las jóvenes.
“Yo tenía una amiga, yo estaba pasando por una situación económica muy mala, yo sabía que mi amiga hablaba con un gringo, ella me dijo si a mí me gustaría cobrar por sexo, después decidí hacerlo, el señor me pidió fotos explícitas, él pagaba entre 100.000 y 150.000″.
Agregó la joven: “Mi amiga no me dijo que él grababa, él cogió el celular y comenzó a grabarme, yo me sentí muy mal, casi me pongo a llorar, él me dijo que si no grababa la relación sexual, no me pagaría el dinero; yo estaba muy asustada porque mi mayor miedo era salir en algún video (...). Me obligó a hacerle sexo oral para que me pagara el dinero”.
Una de las víctimas reveló que cuando ocurrieron los hechos ella tenía 16 años de edad. “Era una persona muy arrogante (el luchador), grosero, a mi amiga y a mí nos hizo tomarnos unas fotos con ropa en un balcón, luego fuimos a la habitación y nos dijo que nos pusiéramos unos moñitos, y nos dijo que hiciéramos como si él nos estuviera violando”, relató la víctima.
Añadió la joven que después de un tiempo vio los videos sexuales en la red. “Las relaciones sexuales eran subidas a páginas para adultos, un amigo de mi amiga corroboró que uno de los videos de ella y otras amigas estaban en la red”.
Otra de las víctimas relató que en una ocasión, en la casa del luchador en Bello, él estaba de mal genio y obligó a una de sus amigas a arrodillarse para que le hiciera sexo oral. “Le dijo, arrodíllate, y ella se arrodilló, le hizo sexo oral y el amigo que estaba ahí vio todo”.
Una de las jóvenes relató que el luchador incluso les pidió que les llevaran niñas de 13 y 14 años de edad.
Sobre este caso, el coronel Juan Pablo Cubides, director de protección de la Policía, dijo: “Es identificado como un depredador sexual, evidentemente, una persona con un perfil claro, con estos rasgos definidos, una persona que primero sabe cómo atraer a la víctima, lo hace pacientemente, de tal manera que le genere confianza. Posterior a generarle confianza, le ofrece recursos económicos de los cuales le permite a la víctima poder tener un beneficio, normalmente hace uso de víctimas con situaciones económicas complicadas”.
Agregó el oficial: “Les suministraba sustancias estupefacientes para lograr que estas menores de edad accedieran a ser grabadas durante el acto sexual para realizar publicaciones en su propia página de contenido sexual explícito”.