En el controversial episodio de la finca La Veranera hay un personaje que sigue siendo un misterio: Tavo Molina. El hombre aparece en varios chats negociando esa propiedad de 20 hectáreas y 6.000 metros cuadrados ubicada en Apia, vereda Guarne (Risaralda). La finca es hoy objeto de un proceso judicial de extinción de dominio pues la Fiscalía asegura que “se pudo acreditar que el mencionado inmueble sería propiedad del citado exparamilitar condenado (Juan Guillermo Monsalve)”.
Por esa razón, una de las tesis de la investigación es si Tavo Molina es el mismo testigo estrella del proceso contra Álvaro Uribe, quien habría negociado esa propiedad con un alias desde la cárcel. La finca es importante porque el compañero de celda de Monsalve, Enrique Pardo Hasche, ha sostenido varias veces que al exparamilitar le regalaron una finca para su papá a cambio de colaborar con el proceso contra Álvaro Uribe y perjudicar con su declaración al expresidente.
“A Monsalve le dieron plata para la familia, le regalaron una finca. Yo conozco gente pudiente, pero jamás me han regalado finca. A él le dieron una finca para el papá y nadie ha ido a averiguar de dónde salió esa finca. Él me mostraba las fotos y decía de dónde se sacaba el café. Me mostraba las fotos de la casa de la finca. Y yo le pregunté de dónde la sacó y me dijo que se la habían regalado. Eso fue por el año 2012, 2013, donde empezó a dar falsos testimonios contra Uribe”, dijo Pardo Hasche a la periodista Salud Hernández-Mora en una entrevista.
La columnista fue hasta la propiedad y presentó las escrituras de la misma. Allí se demostraba que la había comprado por no más de 60 millones de pesos y que realmente estaba a nombre no solo de Deyanira, sino también de la mamá de Monsalve, la señora Luz Marina Pineda de Monsalve. En el momento en que Salud Hernández-Mora visitó el lugar, la finca se estaba vendiendo por 460 millones.
Deyanira Gómez, la expareja de Monsalve, había dado una versión que no contenía toda la historia ante la Corte Suprema en 2018. “Ellos se desplazaron a una parte rural, a una finca que es mía. Están los dos señores, mi suegra Luz Marina y Oscar se encuentran en un municipio cercano a Pereira, y el señor hace labores de campo en esa finca y mi suegra vive ahí con él. Ellos se desplazaron porque teníamos la forma, en el momento, de brindarles garantías de vivienda y pues que tuvieran el trabajo porque en el municipio donde vivían antes el papá de Juan hacía actividades agrícolas y trabajaba con el carbón, pero buscaban una estabilidad”, manifestó ante el alto tribunal.
La versión de Deyanira sobre la finca La Veranera
SEMANA conoció 60 conversaciones de chat que están en manos de los investigadores y que podrían ser pieza clave para llegar a la verdad sobre La Veranera. En ellos participan Michel Montoya, una de las personas que escrituró la finca, y Tavo Molina, quien dirigió el proceso de escrituración de la propiedad en 2018.
La serie de mensajes de chat se cruzaron entre abril y julio de 2018. Monsalve declaró contra el expresidente Uribe ante la corte en febrero y marzo del mismo año. En 2016, Deyanira Gómez, expareja de Monsalve, se convirtió en propietaria de La Veranera. Dos años después, la finca quedó a nombre de ella y su exsuegra, la madre del testigo Monsalve. Durante ese tiempo, quienes escrituraron debieron pagar un embargo que afectaba la propiedad. Ante la demora, en abril de 2018, Tavo Molina (quien podría ser Monsalve) empezó a presionar por medio de mensajes de WhatsApp.
“Mi viejo, es que yo quiero evitar un problema con eso... Ya pasó mucho tiempo y nada, y yo sé que es más el teteo y no quiero que pase un día más sin poner eso al día… Entonces me dice si cuadramos eso o yo pongo la plata y usted me pone la garantía y le cobro los intereses”...
En otra oportunidad, Tavo Molina (quien podría ser Monsalve) le dijo a Montoya con tono imperativo:
“Créame que quiero solucionar eso… Pida lo que se debe, o me soluciona o soluciono yo”.
Los mensajes del misterioso personaje demostrarían que él mandaba y tenía la autoridad en el tema de la finca La Veranera. Michel Montoya le respondía sin perder la compostura. Al fin y al cabo, su interlocutor se había convertido en una sombra que le escribía día y noche, aunque nunca se vieron personalmente.
“Sr., mañana pido la liquidación de cuánto me dejan la deuda y yo con la ayuda de Dios este mes pago esa deuda”.
Entonces la respuesta de Tavo Molina (quien podría ser Monsalve) fue: “Ya no le creo nada”.
En los chats se intercambian documentos de desembargo, certificaciones de la Dian, oficios de juzgados, un paz y salvo, una escritura y el pago de impuestos.
Los investigadores sospechan que Tavo Molina podría ser Juan Guillermo Monsalve porque en las conversaciones este se refiere a una mujer con el mismo nombre de la madre del testigo Monsalve y le dice “mi mamá”. Refiriéndose a ella, entrega a su interlocutor un número telefónico y otro de cédula. Además, menciona al papá de la familia Monsalve y habla de él como “mi padre”. Todo está siendo verificado por los investigadores.
Los chats hacen pensar a los investigadores que Tavo Molina (quien podría ser Monsalve) era la persona que manejaba toda la operación, incluso los pagos y las llamadas de notaría para que la escritura quedara a nombre de las dos mujeres que aparecen actualmente como propietarias. Entre las conversaciones hay una en la que Tavo Molina (quien podría ser Monsalve) le dice a Michel Montoya:
“Mi viejo, lo que pasa es que mi madre está sola en la finca… Yo pagué los impuestos hoy y queda listo para mañana”...
En el chat se ve un recibo de pago del impuesto predial que envía Tavo Molina, con fecha del 19 de junio de 2018. Todas las vueltas para escriturar están registradas en los chats. El último mensaje tiene fecha del 10 de julio del mismo año, y en él Michel Montoya le envía a Tavo Molina (quien podría ser Monsalve) una foto de la escritura en la que la madre del testigo aparece como compradora.
Michel Montoya dice que nunca intercambió dinero con las compradoras y que él y su socio Leonardo Hoyos solo escrituraron La Veranera después de hacer un negocio con un tercero que durante años les ha sacado canas.