Elí Mendoza fue uno de los más sanguinarios y temidos integrantes de la entonces guerrilla de las Farc. Como él mismo ha dicho, ordenaba masacres como la que ocurrió en Mapiripán, Meta, en 1997, donde fueron asesinados medio centenar de campesinos.

Según Martín Sombra, en el proceso de desmovilización de las Farc hubo gente que no tenía nada que ver con la guerrilla. | Foto: Foto Semana

Mendoza, conocido como Martín Sombra o el ‘carcelero de la Farc’, se despachó en SEMANA sobre varios casos sensibles para el país, como el proceso de paz con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y la guerrilla de las Farc.

El carcelero reconoció que durante el proceso de desmovilización de las Farc hubo personas que hicieron parte del acuerdo que no tenían nada que ver con la guerrilla. “Miren esa vaina de la desmovilización de nosotros, una cantidad de gente que pasaron por guerrilleros, que por comandante, esa gente nunca cargó una mata, un joto de plátano”, dijo Martín Sombra.

Martín Sombra | Foto: Guillermo Torres Reina

Las declaraciones de Martín Sombra a SEMANA se dieron en medio de una extensa entrevista en la que entregó detalles sobre su versión de la masacre de Mapiripán en 1997, la cual, según él, fue ejecutada por las Farc y no por paramilitares, como se ha dicho durante los últimos 26 años.

“Eso fue una cagada”

El despiadado Elí Mendoza, conocido como Martín Sombra, en entrevista en exclusiva con SEMANA, reafirmó que las Farc fueron las perpetradoras de la masacre de Mapiripán, pero dijo que la matanza se dio por error.

El llamado Martín Sombra, un sanguinario exintegrante de las Farc, despiadado con sus adversarios, se hizo terroríficamente célebre, porque, además de los homicidios y masacres en las que participó, también se le conocía como el ‘carcelero de las Farc’.

Fue el creador de los campos de concentración en la espesa selva colombiana, donde la guerrilla tenía a decenas de secuestrados bajo unas condiciones inhumanas, en corrales llenos de alambres de púas, durmiendo en medio del barro y sin baños para hacer sus necesidades. Pese a todo esto, Sombra se declara como un hombre de fe y creyente de Dios.

El pasado 13 de julio, Sombra revivió un pasado doloroso para el país al hablar de la masacre de Mapiripán, Meta, ocurrida entre el 15 y 20 de julio de 1997. En esa ocasión, decenas de hombres armados ingresaron al municipio y, con lista en mano, asesinaron a medio centenar de campesinos.

El general en retiro Rito Alejo del Río se encuentra vinculado en procesos penales en la Justicia Especial para la Paz, por su presunta responsabilidad en la masacre de Mapiripán, Meta, ocurrida entre el 15 y el 20 de julio de 1997. 49 civiles fueron asesinados por paramilitares. La declaración de Martín Sombra solo le favorece a Del Río.

Hasta el pasado 13 de julio, la versión que tenía el país era que los autores de la masacre habían sido los comandos asesinados del extinto jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Carlos Castaño, quien había contado con el apoyo de integrantes del Ejército para cometer el exterminio, argumentando que en Mapiripán había colaboradores de las Farc.

Pero ese día (13 de julio), en una audiencia reservada ante la Justicia Especial de Paz, alias el Carcelero soltó una ‘bomba’: dijo que la masacre la cometieron las Farc y no los paramilitares, como se ha afirmado durante los últimos 26 años.

En diálogo con SEMANA, Martín Sombra reveló detalles hasta ahora desconocidos de la nueva versión de lo ocurrido en Mapiripán, según él.

Dijo que el aniquilamiento de los campesinos fue cometido por uno de sus mejores hombres, conocido como Marco Aurelio Buendía, quien tenía bajo su mando unos 150 hombres.

“Nosotros teníamos comandos capaces de infiltrarse en cualquier parte y allá se despachó a Marco Aurelio Buendía. Era un muchacho que venía de la 86, “Juan José Rondón” del Caquetá, y lo habíamos formado militarmente, lo mandamos y este güevón se fue e hizo esa cagada”, dijo el carcelero de las extintas Farc.

De acuerdo con Mendoza, le habían dado un listado a Buendía de las personas que tenía que asesinar, pero que no era un número tan alto como el que hubo en Mapiripán.

El general Jaime Uscátegui (izq.), reaccionó a las declaraciones de Martín Sombra, el llamado carcelero de las Farc, sobre la autoría de la extinta guerrilla en la masacre de Mapiripán, ocurrida en 1997.

Según explicó, las Farc se enteraron de que había unos infiltrados de los paramilitares en Mapiripán y por eso decidió enviar un contingente para “borrarlos (asesinarlos), porque había que limpiar la región de esa gente, les mandamos los comandos para que les pintaran las puertas de las casas a ellos y ahí fue cuando se formó un mierdero el hijueputa”.

Contrariando la versión que se conocía de la jornada de horror en el Meta, Mendoza insistió en echarle la culpa a su asesino, Buendía, sobre los hechos ocurridos en 1997. “Lo mandamos y este güevón se fue e hizo esa cagada ahí”.

Con el relato de Mendoza surge para el país y las víctimas de Mapiripán el interrogante de por qué los paramilitares entonces decidieron adjudicarse la masacre, como lo hizo Carlos Castaño, extinto jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia.

Según el carcelero de las Farc, fue esa guerrilla y no los paramilitares de las AUC los responsables de la mascare de Mapiripán.

Además, la justicia determinó que, por acción u omisión, integrantes de la fuerza pública fueron responsables como fue el caso del general retirado del Ejército, José Jaime Uscateguí, quien fue condenado por no haber hecho nada, según el falló, para evitar la incursión ilegal en el municipio.

Sobre otros militares como el general Rito Alejo del Río, procesado por esta masacre, Elí Mendoza dijo que como en esa zona operaba el Ejército, en especial los hombres de Del Río, dejaron que le echaran la culpa de los muertos y de la alianza con los paramilitares. “Se la achacaron al generalito del Río”, dijo.

Martín Sombra reconoció que su matón de confianza, el sanguinario Buendía, parecía estar fuera de control, pues para esa misma época fue el perpetrador de la masacre de San Carlos de Guaroa en el Meta, donde fueron asesinados tres investigadores de la Fiscalía, dos agentes del DAS, cinco soldados y un mayor de Ejército que estaban adelantando un proceso de extinción de dominio.

Lo que se informó en su momento, era que un comando de unos 70 paramilitares los habían asesinado y le habían echado la culpa al grupo conocido en esa época como Los Buitragueños, que era comandado por Héctor Buitrago y sus dos hijos.

Según el carcelero de las Farc, esta acción criminal fue perpetrada por su pupilo y sus comandos asesinos. “Fue e hizo la otra, (masacre), la de San Carlos de Guaroa, que se la achacaron a Héctor Buitrago, a Martín Llanos y ahí en esa pelea inclusive mataron un poco de gente de la Fiscalía y en esa pelea me mataron a mí un muchacho comandante de compañía llamado Wilson Rincón, mataron a una comandante de escuadra llamada Mayerli y mataron a un muchacho llamado Carlos”.