Mientras la cinematográfica fuga de Juan Larinson Castro Estupiñán, alias Matamba, de la cárcel La Picota en 2022, ocupó todos los titulares de prensa por el descaro con que cruzó las puertas del penal como si fuera su casa y finalmente se voló en un vehículo que lo esperaba, bajo total reserva, y casi que de agache, pasó la captura el pasado 23 de agosto del patrullero de la Policía Leonel Saavedra Osorio, una de las piezas clave en todo el entramado criminal que rodeó la insólita fuga y que pone sobre la mesa el papel cómplice de las autoridades.

El del circulo rojo es alias Pájaro, quien según la Fiscalía habría sido el otro cerebro de la fuga de Matamba. | Foto: Fiscalía

El patrullero fue señalado directamente por peligrosos narcotraficantes como la persona que se encargaba, dentro del Centro Administrativo del Despacho (CAD) de la Policía, de borrar toda la evidencia sobre la ruta que tomaron los carros en los que escapó el jefe de la banda criminal Cordillera Sur, conformada por disidentes de los paramilitares y de las Farc. Todo esto, claro está, a cambio de altas sumas de dinero.

SEMANA revela detalles de las pruebas que existen contra el uniformado, su participación en estos hechos y los “negocios” que tuvo para favorecer a John Fredy Gallo Bedoya, alias Pájaro, el exjefe paramilitar de las Autodefensas del Magdalena Medio, que durante décadas sembró el terror en los Llanos Orientales.

En marzo de 2023, un informe de Inteligencia abrió otras líneas de investigación sobre la fuga del temido Matamba. Entre estas, la participación de agentes de la fuerza pública y de la Policía en la correcta ejecución del plan.

Con este informe se aclararon gran parte de las dudas sobre la desaparición de los videos de las cámaras de seguridad para seguir la pista de Matamba y establecer qué ruta tomó al escapar de la cárcel.

El mismo Pájaro ventiló, sin ningún tipo de pena, en una comunicación interceptada por agentes de Inteligencia, que tenía “una ficha” en la Policía que en varias oportunidades le había ayudado a borrar videos de las cámaras de seguridad y todo tipo de registros. Con esto, se pudo mover a sus anchas para realizar actividades criminales.

“La instrucción que dio el señor John Fredy Gallo (alias Pájaro) en compañía o en asocio con Édgar Múnevar (alias El Caballista) era eliminar todas y cada una de las cámaras que posiblemente pudieran dejar en evidencia la fuga”, precisó la Fiscalía en la audiencia de imputación de cargos ante el Juzgado 20 de control de garantías de Bogotá, a la que tuvo acceso exclusivo SEMANA.

La información fue confirmada, casi que letra por letra, por el narcotraficante Édgar Elisio Múnevar Cantillo, alias El Caballista, así como por Manuel Antonio Castañeda, el conocido narcochofer, encargado de recoger a Matamba y llevarlo a una finca en la que era esperado por otros narcotraficantes.

En el caso de la fuga de Matamba, quien salió como Pedro por su casa de la cárcel La Picota en la madrugada del 18 de marzo de 2022 en un vehículo de la Policía que pertenecía al capitán Luis Eduardo Duque Casas, se pudo establecer que hizo varios cambios de vehículo. Sin embargo, no hay un solo registro en video de esto, el patrullero Saavedra Osorio había cumplido con la orden criminal.

“El señor Leonel Saavedra Osorio, miembro de la Policía Nacional, al igual que un señor Rincón, igualmente miembro de la Policía, quienes descargaron las cámaras de video”, aseveró el fiscal del caso en la imputación de cargos.

Los dos integrantes de la Policía fueron los encargados de descargar “las cámaras de video y con ayuda de expertos, terceros y particulares e ingenieros del sistema CAD, que todavía no han podido ser identificados, lograron extraer y eliminar algunas evidencias que para la Fiscalía eran importantes y que daban cuenta de la participación del señor John Fredy Gallo en estos hechos”, advirtió la Fiscalía.

La declaración del narcochofer, quien está a la espera de que se le dé validez al principio de oportunidad firmado con la Fiscalía General, permitió de cerrar todas las dudas.

Tras dejar a Matamba en una finca en el Magdalena Medio, y pese a que transportaba a dos personas que tenían graves antecedentes judiciales y varias órdenes de captura, la tranquilidad era constante en el vehículo blindado.

“Llegando a Bogotá, Édgar llamó a un contacto de la Policía que dice que es del CAD para que borre los videos de desplazamiento para no dejar registro”, aseveró Castañeda, uno de los principales testigos en la línea de investigación frente a los vínculos de agentes de la Policía y la fuga.

Por estos hechos, en una audiencia a la que tuvo acceso SEMANA, la Fiscalía General le imputó al patrullero Saavedra los cargos de acceso abusivo a sistema informático y falsedad ideológica en documento público.

Pese a la contundencia de las pruebas presentadas el patrullero no aceptó cargos. El juez determinó otorgarle una medida no privativa de la libertad.

Los pocos videos que lograron recuperar los investigadores se registraron en el peaje de La Dorada, en el municipio de Puerto Triunfo.

La ley del silencio

La defensa de Matamba manifestó en su momento que el narcotraficante estaba buscando a las autoridades para entregarse y contar las actividades ilegales que lideró durante años.

Entre estas, los vínculos de oficiales de la fuerza pública con la organización Cordillera Sur, que manejaba a sus antojos el tráfico de drogas en el sur del país, principalmente en el departamento de Nariño, todo con el apoyo y enlace con el conocido criminal reincidente, Robinson González del Río, protagonista de falsos positivos, quien ya fue expulsado de la JEP.

Los militares y policías harían parte de “la nómina” de la estructura criminal, entregando información sobre operativos y atendiendo las peticiones de Matamba para atacar a las otras estructuras criminales con las que tenía una guerra a muerte para controlar el tráfico de estupefacientes por el Pacífico.

En julio de 2017, el patrullero Saavedra Osorio fue capturado junto a otros once policías por graves actos de corrupción en el CAI de Las Cruces, en el sur de Bogotá.

Una serie de testimonios e interceptaciones telefónicas lo vinculaban con una red encargada de desviar procesos, entregar beneficios a los detenidos en estos centros y hasta permisos especiales. Todo esto a cambio de millonarios sobornos.

El proceso por concierto para delinquir, cohecho por dar u ofrecer y peculado por apropiación se encuentra en etapa de juicio penal. También tiene una investigación disciplinaria interna. Sin embargo, hasta que no se tome una decisión de fondo, el policía sigue vinculado a la institución.

Pero el asunto de fondo no es que el patrullero Leonel Saavedra Osorio continúe rampante en la institución, es la alianza criminal que se dio en el sur del país entre el escuadrón Cordillera Sur, de alias Matamba, y las autoridades militares y de Policía que apenas están saliendo a flote.