Explosivas y contundentes fueron las revelaciones obtenidas por SEMANA, en exclusiva, de las declaraciones que entregaron, en junio de 2020, los hermanos Julio y Mauricio Gerlein a la Corte Suprema de Justicia. Contaron al detalle sobre su posible participación en el escándalo de corrupción electoral conocido como Casa Blanca, en el que la única condenada es la excongresista Aída Merlano, hoy prófuga en Caracas.

Millonarios cheques, préstamos por más de 4.000 millones de pesos, endosos e incluso pormenores de la relación amorosa entre Julio Gerlein y Merlano forman parte de las más de tres horas que duraron las diligencias.

La declaración se convierte en la prueba, casi irrefutable, de que Julio Gerlein era el gran padrino en la campaña de Merlano, y ratifica el esquema de cheques girados para financiarla, tal como se conoció esta semana. En la declaración desde su casa en Barranquilla, Julio Gerlein confesó su cercanía con Aída, a quien calificó como su “compañera de vida”.

“La conozco desde 2008, hemos tenido una relación permanente (...) sentimental, personal y familiar, se puede decir”. A Gerlein se le nota errático y se le salieron detalles inéditos que coinciden con el informe de la Policía Judicial, en el que se hace un listado de al menos 140 cheques destinados a la compra de votos.

Fue la experiencia de su abogado, Jaime Lombana, la que logró atajar la casi autoincriminación que estaba haciendo el veterano empresario. Se contradecía Julio al decir que su “idilio” con Merlano terminó cuando ella se entregó a la Policía, pues lanzó una frase contundente: “Yo incluso la llamaba en la cárcel”.

Es la única declaración en la que Julio Gerlein se refiere al sofisticado esquema para financiar la campaña. “Yo les daba una lista de los cheques, las personas a las que les iba a girar. Los firmaba, él (Mauricio) me mandaba los cheques, y los beneficiarios iban al banco”.

Se trataba de una especie de carrusel en el que los cheques se giraban y, luego de varios endosos, terminaban siendo cobrados por las mismas personas, entre ellos el papá de los hijos de Merlano, José Antonio Manzaneda Vergara. También aparece de forma reiterada cobrando Edwin Martínez Salas. “Este despacho debe preguntarle si en las listas que usted le envió a su hermano para girar los cheques estaban estas personas”. La respuesta resultó desconcertante: “Para mí es imposible acordarme”.

El magistrado insiste: “Señor Gerlein, por ejemplo al señor Manzaneda Vergara se le giraron desde una cuenta terminada en 2651 30 cheques por un valor conjunto de 1.076 millones de pesos. ¿Recuerda usted haberle pedido al doctor Mauricio girar ese valor o ese monto de dinero?”. Nuevamente, la respuesta fue que no sabía.

a versión coincide con la que entregó esta semana Rafael Rocha, empresario cercano a las casas Gerlein y Char, quien dijo que “después de que el jefe de campaña recibía el dinero, se le transfería a José Manzaneda, el cual pagaba los coordinadores que distribuían la plata para la compra de votos”.

Lo que dice Mauricio Gerlein

Todo el modelo se ratifica en la diligencia que se realizó con Mauricio Gerlein, quien le dijo a la Corte no tener conocimiento del escándalo de corrupción y que “nunca se le pidió un peso para la campaña de Merlano”. Pero admitió tener una chequera bastante amplia, que usa con “mucha frecuencia”. Frente al escándalo de financiación, afirmó: “Julio me pidió una plata prestada (...) le dije que la culebra quedaba a mi nombre, pero que él pagaba eso y los intereses. La deuda fue de 3.000 o 4.000 millones”, justamente, el monto de la triangulación de los cheques.

No obstante, Mauricio Gerlein toma distancia del escándalo por la financiación ilegal de campañas al señalar que no preguntó para qué era el dinero: “Era una plata para mi hermano, no para Juancho Pérez, no le vi nada de malo”.