Gran revuelo ha causado la muerte de Miguel Botache Santillana, conocido como alias Gentil Duarte, uno de los máximos jefes de las disidencias de las Farc en el país, y quien era uno de los pesos fuertes en el manejo del narcotráfico. Un criminal con más de 40 años de delincuencia que nunca quiso formar parte de las negociaciones de La Habana, Cuba.
SEMANA obtuvo las imágenes del campamento donde se encontraba Duarte antes de ser atacado presuntamente por los hombres de la Segunda Marquetalia. En las fotografías se observa la manera rudimentaria en la que vivía en Venezuela. Contaba con unas canecas para el suministro de agua, camas construidas con barro, palos y plásticos, lonas para cubrirse de la lluvia, y habían formado varios huecos a los que les daban múltiples funciones.
Su muerte, según los primeros datos, fue perfectamente planeada por hombres que en el pasado fueron sus compañeros de crueles acciones dentro de la guerrilla de las Farc. Un comando de los llamados Pisasuaves lo ubicó en Venezuela, en donde se encontraba escondido en un campamento de alias Jhon Mechas, el jefe del frente 33 de las disidencias de las Farc.
Los dos se encontraban huyendo de los operativos de la fuerza pública, pues ambos sujetos son objetivos de alto valor para las autoridades colombianas. Duarte por el dominio que había alcanzado de un número importante de disidentes de las Farc que no se acogieron al proceso de paz, y Mechas por los recientes atentados terroristas de los cuales ha sido protagonista en el país.
Entre sus principales enemigos estaban el otro bloque de disidencias de las Farc bajo el mando de alias Iván Márquez y su Segunda Marquetalia, y la guerrilla del ELN. No la tenía fácil Duarte para esconderse. Los enemigos eran poderosos. Por un lado, estaban las autoridades colombianas, que ya le habían dirigido recientemente varios ataques de los cuales se había salvado, y tenía que capotear a la vez la guerra que había cazado con los elenos y Márquez.
Por eso había decidido refugiarse durante un tiempo en Venezuela, con la estructura de Mechas, que en los últimos meses había obtenido poderío militar y bélico. Su intención era reorganizarse, esperar que bajara la tormenta y encontrar nuevos socios de guerra y de narcotráfico. Con lo que no contaba es que Márquez y sus hombres no se habían quedado quieto y le seguían milimétricamente sus pasos.
Los hombres de inteligencia militar colombianos tienen una explicación muy sencilla: la declarada guerra, entre Márquez y Duarte, quienes en la guerrilla de las Farc fueron compañeros.
Cuando se inició el proceso de paz, hubo un grupo de combatientes que no se acogió a la negociación, entre ellos Gentil Duarte e Iván Mordiscos; estos dos cabecillas se quedaron en Colombia, reorganizándose y declarados abiertamente en disidencias.
Con el paso del tiempo, y tras la deserción del proceso de paz de Iván Márquez, este buscó a Duarte y a Mordisco para refundar las Farc imponiéndose él como jefe máximo, a lo que los dos (Mordisco y Duarte) le dijeron que no y le cerraron la puerta a una alianza.
Luego de ese encuentro en el que no logró llegar a un acuerdo, Márquez creó lo que se conoce como la Segunda Marquetalia y les declaró la guerra a las disidencias de las Farc de Duarte.
Esta guerra entre criminales llevó a que el pasado 4 de mayo los hombres de confianza de Márquez ubicaran a Duarte en Venezuela, en zona limítrofe en La Guajira, llegaran a su campamento y le dejaran una poderosa carga explosiva que lo terminó matando, al parecer, junto a su compañera sentimental y algunos hombres de confianza. Con la muerte de Duarte, quien queda a la cabeza de las disidencias de las Farc en Colombia es Iván Mordisco y desde Venezuela, Iván Márquez.