La sorpresiva decisión de 279 extraditables, hombres y mujeres, de sumarse a la propuesta de paz total y de cambios profundos a la figura de la extradición revelada en exclusiva por SEMANA, es un hecho trascendental que se venía cocinando desde las cárceles de La Picota y El Buen Pastor incluso en medio del fragor de la campaña electoral, cuando aún no era claro si Gustavo Petro iba a ganar la presidencia, pero era por él por quien estaba hecha la apuesta de estos presos.
Las cartas publicadas por SEMANA no son las únicas. Este medio tiene en su poder otras comunicaciones enviadas desde los pabellones de extraditables y firmadas en bloque, de forma unánime, tan solo unos días después de que las urnas dijeran que Gustavo Petro era el nuevo presidente, y aún sin posesionarse. En ellas le pedían reevaluar la figura de extradición e, incluso, hay una contundente carta de los extraditables de las Farc que le hacen un angustioso llamado a Petro para que no los mande a una cárcel en Estados Unidos.
En las cartas hasta ahora desconocidas, los extraditables no solo le prenden una vela al presidente electo, sino que también se dirigen al entonces recién designado ministro de Relaciones Exteriores, Álvaro Leyva, a quien ven como un aliado de la paz, seguramente por su activa participación en la negociación en La Habana (Cuba) con las Farc.
Esta es la historia de cómo se fue hilando desde los pabellones de las cárceles una de las propuestas que con seguridad va a levantar ampolla, un asunto que ya está detonando en el país y que tendrá un fuerte coletazo en Estados Unidos, aliado histórico de Colombia en la lucha contra la criminalidad y que considera que las extradiciones son un mecanismo efectivo, fuerte y poderoso en la lucha contra el tráfico y los carteles de las drogas.
Sin ir muy lejos, ha permitido que grandes capos como Miguel Rodríguez Orejuela, alias Otoniel y los 13 paramilitares enviados en bloque estén con vestido naranja en penales de ese país, sin la más mínima posibilidad de seguir mandando o delinquiendo en Colombia.
A cuatro días de que a Gustavo Petro le impusieran su banda presidencial, los cinco extraditables que estuvieron en las filas de las Farc y que estaban detenidos en La Picota le mandaron una carta con una urgente petición en la que aferrándose a la “paz total”, hacían un llamado para frenar su envío a Estados Unidos.
Los exfarc
La carta está firmada y tiene la huella de los exguerrilleros Diego Alberto González, alias el Pollo; Tito Aldemar Ruano, alias Don Ti; José Geidín Castro, alias el Doctor, y Aldemar Soto, alias el Ingeniero.También está el nombre de Luis Eduardo Carvajal, alias Rambo, ya extraditado a Estados Unidos desde el primero de julio de este año, por lo que no alcanzó a estampar su firma. Sus compañeros, con su puño y letra, escribieron la sentencia que ya pesa sobre sus hombros: “extraditado”, pero lo sumaron a la petición.
La zozobra por la extradición de este compinche se ve reflejada en la angustia con que escribieron la carta; en ella, tratando de hacer un llamado desesperado, plantean que, “de acuerdo con el acuerdo final de construcción de paz, suscrito por nosotros, solicitamos la garantía de no extradición, la revisión de nuestros procesos y la libertad inmediata, toda vez que esta herramienta jurídica de extradición se ha convertido en un instrumento político para presionar y ocultar la verdad que tenemos, que podemos seguir aportando a las víctimas y a la justicia colombiana”.
Dicen en la carta que son los únicos que, como aporte a la justicia transicional, se han presentado en un macrocaso y han colaborado “con la ubicación de más de 5.000 minas antipersonales, (...) en el departamento de Nariño, aprobados por la JEP. Hemos contribuido a la entrega y recuperación de cuerpos ubicados en fosas comunes”.
El mensaje incluso podría resultar irónico y también deja sobre la mesa la preocupación que les representa que los monten en un vuelo rumbo a Estados Unidos. Llegan a argumentar que la JEP los ha calificado como “los mejores comparecientes para el aporte a la verdad”.
Los extraditables
Un mes después de que Petro ganó la presidencia, pero aún sin asumir el cargo, en dos cartas dirigidas a él, se consolidó lo que se venía trabajando desde meses atrás entre los 279 extraditados, hombres y mujeres, que hay en el país y que venían siendo articulados por el Movimiento Social por la Reconciliación y la Convivencia, conocido como Sinergia.
Los hombres detenidos en La Picota, luego de varios argumentos, lanzan las que son sus reales pretenciones y le piden al presidente que “revalúe concienzudamente los tratados de extradición que Colombia ha suscrito, para que se convierta en un instrumento jurídico, se garantice el debido proceso, la relación frente a los derechos humanos y de nuestras familias y sobre todo la ayuda que brindan nuestras instituciones investigativas en entrampes e inducciones en la recopilación del material probatorio”.
Ahí está el otro polémico punto, que además no será nada fácil de hacer realidad, pues plantean la repatriación de colombianos detenidos en el exterior. “Solicitamos igualmente se implemente la figura jurídica de la repatriación de forma más amplia y general, con otros países donde nuestros connacionales se encuentran privados de la libertad, lejos de sus familias y seres queridos”.
Lo mismo hicieron las mujeres extraditables que están recluidas en El Buen Pastor, pero en este caso, ya se conocía del nombramiento como canciller de Álvaro Leyva, a quien consideran un escudero de la “paz total” y a quien también le manifestaron su petición de frenar la extradición.
En esta misiva critican la forma como se está empleando la extradición y hasta a la Corte Suprema de Justicia, de la que aseguran que “ha pasado por alto para la aprobación de la extradición de nosotras muchas irregularidades, como por ejemplo el control de legalidad de las pruebas. Son muchos los casos donde los elementos de conocimiento son provocados, irregulares y fabricados por agentes extranjeros, con la ayuda de las instituciones democráticas de nuestro Estado”.
Las nueve mujeres que están listas para ser enviadas a Estados Unidos hacen un llamado desesperado argumentando que “somos las que soportamos con más rudeza esta situación, a raíz de esa lucha fracasada contra las drogas y como consecuencia soportamos nuestro destierro, que toca sin compasión y nos aleja de nuestras familias, sin la posibilidad de expresarles y brindarles el derecho al amor a nuestros hijos, esposos y padres”.
Mesas de trabajo
Mientras el país se enfrentaba en la polarizada campaña a la presidencia, desde las cárceles, y en voz baja, en mesas de trabajo, en los pabellones de extraditables se escribía la propuesta y se buscaban mecanismos para que todos estuvieran de acuerdo y dejar de lado el camino que ya algunos habían iniciado de tramitar de forma rápida o exprés su extradición para resolver sus líos directamente con Estados Unidos.
Abogados se dieron a la tarea de explicar a cada uno de los 279 extraditables en qué consistía la propuesta, pero las dudas saltaban; la más preocupante es qué iba a pasar con sus órdenes de captura internacional. Tienen claro que si eso no tiene solución, terminarían presos dentro de las fronteras de Colombia, sin posibilidad de poner un pie en el exterior, porque serían detenidos.
Sabían que la propuesta no era fácil y que el debate iba a ser duro, por eso aprovecharon que en campaña Petro habló del entonces gaseoso “perdón social”, a lo que se sumó el llamado que más les animó a dar un paso adelante cuando el mandatario dijo que habría cambios profundos a la extradición y que no las haría efectivas hasta que no colaboraran primero con la justicia en Colombia.
Por eso, como lo reveló SEMANA, los 279 extraditables enviaron las cartas al presidente Gustavo Petro; al embajador de Estados Unidos, Brenan O´Brien, y al fiscal Francisco Barbosa, con lo que se juegan su última oportunidad de quedarse en Colombia.
Las dos cartas en poder de SEMANAdejan en claro que los extraditables están dispuestos a colaborar con el Gobierno y su principal objetivo y compromiso es un tema trascendental: “el desmonte del narcotráfico” con un valor adicional; los extraditables se comprometerían incluso a buscar la manera y las estrategias para cambiar el negocio criminal por actividades legales en diferentes zonas del país donde la economía cocalera es la que prima tanto para campesinos como para narcos.
Otro factor que resulta trascendental para los extraditables es que, aunque la negociación se iniciaría en bloque con esta carta de formalización de buena voluntad, piden que cada uno de los casos sea abordado de forma independiente. Esto tiene varias justificaciones: cada uno de ellos conoce particularmente su estructura, región y forma como se maneja el negocio criminal del narcotráfico.
En entrevista con SEMANA, Álex Morales, miembro de Sinergia, vocero de los extraditables y quien desde hace años ha trabajado como defensor de derechos humanos y ha participado en todo el proceso de acercamiento con el Gobierno, es enfático en afirmar que “los extraditables no buscan impunidad, pero sí justicia, y ayudarán a desmontar el narcotráfico en el país”.
“Lo que están buscando, principalmente, es extender el apoyo y coadyuvar con esa propuesta que el presidente Petro le hace al Gobierno de Estados Unidos. Ellos manifiestan que tienen unos escenarios para la efectivización de la paz, que cada uno de los casos debe ser tratado con sus abogados para la valoración y los compromisos que tienen que adquirir con el Gobierno colombiano”, dijo el abogado Morales.
Estados Unidos, por su parte, rechaza los señalamientos y afirma que este es un mecanismo efectivo para enfrentar el narcotráfico, que todo se hace ajustado a la ley, y que no se trata de entrampamientos ni de irregularidades sino de narcotraficantes que envían toneladas de droga a su país.
La “paz total” retumba en las cárceles, los extraditables se subieron a ese bus, un tema que fue candente en la campaña presidencial y sobre el cual nunca hubo claridad de parte del entonces candidato Petro, ni siquiera cuando se conoció que su hermano, Juan Fernando, estaba entrando a prisiones a visitarlos. Ahora ya hay luces y certezas de lo que el ahora presidente llamó “perdón social”.