"Saludamos a los delegados y organizadores del evento internacional de calidad de café Ernesto Illy. Para nosotros fue muy grato saber que fuimos los ganadores del concurso. Desde la distancia cuenten con nosotros y sepan que seguiremos trabajando por la calidad", fue el mensaje de un puñado de excombatientes de las Farc, que se proyectó este miércoles en la asamblea general de las Naciones Unidas.
Después de haber competido con más de 5.000 empresas a nivel mundial, al grupo de exguerrilleros le informaron hace unas semanas que el lote de café que habían escogido para concursar estaba entre los 27 finalistas. Sin embargo, ni esa noticia, ni la notificación de que eran los ganadores, fue suficiente para que la embajada de Estados Unidos accediera a otorgarles los permisos que necesitaban para viajar a recibir la condecoración.
Al menos tres veces diligenciaron el formulario y presentaron la entrevista en Bogotá para tratar de conseguir la visa. En un principio, según cuenta uno de ellos, se postularon dos. Ante la negativa, optaron por uno. De ninguna forma, sin embargo, el milagro llegó. Ni siquiera la gestión de la Misión de Verificación de la ONU, la Cancillería y la Agencia de Reincorporación y Normalización (ARN) que abogaron ante la embajada, sirvió para que la misión diplomática del exembajador Kevin Whitaker o la de reemplazo Philip Goldberg, dieran su brazo a torcer. Aunque nunca les dijeron cuáles son las razones que soportaban la decisión que no pudo sortear el Gobierno ni la comunidad internacional, están convencidos que no les perdonan su pasado. "El proceso de paz en Colombia avanza y con él nuestro compromiso", le dijo a SEMANA Antonio Pardo, vocero del Espacio Territorial de Reincorporación y Capacitación (ETCR) que hay en La Elvira, Cauca. De hecho, mientras el gobernador y un representante de Ascafé, la asociación que les extendió la mano, recibieron el premio en Estados Unidos, ellos viajaron a Bogotá a participar del IX campeonato colombiano de catadores. El café de la esperanza
Al lado izquierdo con camisa blanca y buso gris, aparece Walter Mendoza durante la firma del convenio. Foto: Cortesía Misión de la ONU Tan pronto las Naciones Unidas certificaron la dejación de armas de las Farc, un grupo de 1.300 excombatientes del norte del Cauca se la jugaron por el café como el camino sobre el que empezarían a labrar su tránsito a la vida civil. Walter Mendoza fue uno de ellos. Si bien es cierto que hace un mes apareció en un video reivinticando el regreso a la lucha armada junto Iván Márquez, en mayo del año pasado posó junto al presidente mundial de una de las seis multinacionales más representativas de ese mercado en el mundo: Illycaffe.
En ese entonces, la firma se comprometió a comprar 100.000 kilos de café pergamino, garantizando un precio mínimo de 73.500 pesos por arroba de café, sin importar las fluctuaciones que pueda tener el grano en la bolsa de Nueva York. Pese a la decisión del exjefe guerrillero que lideraba la columna móvil Libardo García, el proyecto prospera en las manos del resto de excombatientes. Su decisión no tuvo efecto en el trabajo que vienen desempeñando. Este año, de hecho, lograron comercializar 500.000 kilos a Italia y 100.000 más hasta Autralia, gracias a First Crop. Si bien es cierto que las dificultades técnicas y comerciales han sido una piedra en el zapato de muchas de las iniciativas productivas que sostienen la reincorporación económica de las Farc, lo que viene pasando en el Cauca es un ejemplo que replicar. Después de organizarse en ocho cooperativas, este grupo de hombres y mujeres logró articular la academia, la institucionalidad, la población civil y su conocimiento en torno a una iniciativa que reactivó la economía de la región. "Con el surgimiento de las cooperativas de la Farc rompió la cadena de comercialización. Quienes tenían plata en la región pagaban lo que querían a los productores, ahora con estas iniciativas se abrió la posibilidad de ofrecerles a los campesinos una prima alta mejor, al igual que un precio más estable y sostenido del café. Para nosotros era muy difícil llegar, pero ahora ellos han hecho un gran trabajo que permite tender un puente con la comunidad", le dijo a SEMANA Luis López, vocero de Ascafé.
Para empezar a producir en masa las Farc en Cauca vienen juntando tierra como una colchas de retazos. Hoy tienen la capacidad de producir hasta siete millones de kilos en 552 hectáreas que administran. "Tenemos comodatos, prestadas, arrendadas o hasta de familiares nuestros. Eso ahí hay de todo", cuenta Antonio un exguerrillero de 30 años que asumió las riendas del proyecto. Ahora bien, a pesar que su gestión ha sido determinante, que la icónica marca italiana fuera la primera en prometerse a comprar toda la producción que los excombatientes cultivan entre los municipios de Buenos Aires, Caldono y Miranda, fue su mayor bendición. Hasta el exterior los excombatientes envían el grano verde. Es decir, no participan en el transformación. En parte, lo hacen porque ese fue el negocio que tienen con la multinacional, pero también por la limitada capacidad técnica que existe actualmente para transformar el grano. Pero eso no ha sido un impedimento, a la par que exportan están consolidando su propia linea productiva que comercializan en la región conocida como Café la esperanza, con su simbólico slogan “Un tinto por la Paz". La primera exposición en la que participaron fue EXPOCAUCA en marzo de 2018, la feria industrial y comercial más importante del departamento. “Desde el mes el 2018 en la Gobernación del Cauca suscribimos convenio entre el Comité de Cafeteros, Ascafé y la Compañía Illy café, con el firme propósito de que los procesos de reincorporación tuvieran posibilidades a través del Café, cien mil kilos del grano para comercialización fue la meta trazada para que las cooperativas que representan los reincorporados de las Farc empezaran a creer en la construcción de un país con oportunidades; esto es la muestra de una paz que se fortalece desde el campo, hoy los ojos del mundo están sobre nuestro departamento con esta gran noticia que nos llena de orgullo” indicó Óscar Rodrigo Campo Hurtado, gobernador del Cauca.
Las notas del café, dicen los expertos, tiene un sabor a frutas. Eso fue lo que llevó a que el producto fuera catalogado por los jurados del concurso como un lote excepcional. Tanto así, que Illy café sirvió como intermediaria para que Unated Airlines aceptara servirle a sus pasajeros café producido con los granos que siembran los excombatientes en Colombia. Es decir, son más de 72 millones de tazas las que se sirven al año. Pero ellos no son los únicos que han extendido la mano: la gobernación del Cauca, la embajada de Noruega, la Misión de la ONU, Yara, la Agencia de Reincorporación y Normalización (ARN), además de la Universidad Javeriana de Cali, han sido claves no solo en la producción sino también en la formación de los excombatientes. Pero no todo ha sido color de rosa. Hace 15 días fue asesinado Carlos Celis Iter Conde, presidente de la cooperativa de Caloto. Lo mataron días después de que terminó su curso de formación de tres meses con el Sena, Tecnicafé y la OIM en Cajibío. Había conseguido el título de barista. "El café es un cultivo que viene dinamizando el campo y genera arraigo en todos. Estamos construyendo un país distinto, uno en el que se le quite espacio a la guerra", concluyó Antonio que se viene preparando para el lanzamiento de la Mesa Nacional de Café que creará las Farc con 33 cooperativas que operan en todo el territorio.