Empieza a coger ritmo el aterrizaje de los terceros civiles en la Jurisdicción Especial de Paz (JEP). El turno este viernes es para la excongresista Zulema Jattin, quien firmará el acta de sometimiento ante la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas. Con ello, la exparlamentaria cordobés comienza a allanar el camino para hacerse un cupo dentro del sistema que juzgará los crímenes cometidos en el conflicto, y de paso acceder a los beneficios tempranos que ofrece la justicia transicional como el de recuperar su libertad después de pagar 10 años de casa por cárcel.Le recomendamos: Parapolíticos en la JEP, sí pero no asíPero el camino es largo y culebrero antes de que la excongresista se asegure un puesto en la JEP. "La firma de acta es uno de los trámites obligatorios que se deben surtir ", informó el alto tribunal en un comunicado. Es decir, la presentación voluntaria y la suscripción del documento no son suficientes para que Zulema Jattin quede dentro del sistema. Los magistrados tendrán en cuenta muchos más aspectos antes de definir si este caso —o alguno de los otros 35 que están en cola— quedarían en sus manos.Para obtener beneficios y espiar sus culpas ante la JEP, Jattin tendrá que ir mucho más allá. No se podrá limitar a repetir lo que ya ha dicho ante la justicia ordinaria.A diferencia del proceso que llevan los miembros de las extintas Farc ante la justicia de paz, los agentes de Estado y los terceros civiles tienen que presentar un programa detallado y exhaustivo de cuál es la verdad que van a contar. Una vez los magistrados de la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas evalúan la propuesta, definen si aceptan o no la postulación. Ante este escenario, se podría decir que con la firma lo que sucede es que a la excongresista le aceptan su argumento de que su caso tienen relación con el conflicto armado, la gran incógnita es qué tanto podrá aportar. Jattin fue mencionada por Salvatore Mancuso en el 2007. El extraditado paramilitar aseguró que en la época de elección de gobernadores del 2003, seis congresistas conformaron "el sindicato" un grupo de seis congresistas que lo buscaron con el fin de que apoyara a un candidato que acabara con el dominio tradicional de la familia López Cabrales, cuyo candidato era Libardo López. Los seis congresistas eran Zulema Jattin, Julio Manzur, Miguel de la Espriella (condenado), Eleonora Pineda (condenada), Reginaldo Montes (condenado) y Musa Besaile. Precisamente, los tres congresistas de este grupo que no han sido condenados son protagonistas del escándalo que puso a temblar a la cúpula de la justicia; en el caso de Manzur y de Jattin, su caso ya pasó de la etapa de acusación.A la exparlamentaria se le acusa de concierto para delinquir agravado por sus presuntas alianzas con grupos paramilitares. Su nombre salió a relucir en en 2006, cuatro años antes de su captura con la información revelada por el computador de Jorge 40. Los datos revelados para la fecha mostraron vinculos del jefe paramilitar con diversos sectores del poder en la Costa Caribe. Desde congresistas, diputados, miembros de las Fuerzas Armadas hasta sectores gremiales. Se trató de un entramado con el que las autodefensas pretendían tejer un nuevo proyecto político en el que no vacilaron a asesinar a quienes consideraban podían representar un mínimo de obstáculo.Le puede interesar: Jattin va a juicio y Besaile sigue en el congeladorSi hay algo que marcó la historia política y judicial reciente del país fue el escándalo de la parapolítica. La alianza criminal entre dirigentes políticos de varias regiones del país y grupos paramilitares que se adueñaron de distintos territorios a sangre y fuego. Llegó, incluso, a tomarse por lo menos el 30 por ciento de los escaños del Congreso en el 2006. Por eso, cada vez que se asoma aquel recuerdo en la opinión hay revuelo y en caso de Zulema Jattin no fue la excepción. Habrá que ver que tanta verdad la excongresista está dispuesta a contar para acceder a los beneficios de la Jurisdicción Especial de Paz. Y es que para espiar sus culpas ante la justicia transicional tendrá que ir mucho más allá. No se podrá limitar a repetir lo que ha dicho ante la justicia ordinaria.