En una trinchera de un metro por dos, están al menos tres uniformados que defienden a Ucrania de los ataques de Rusia, entre los militares que escasamente se pueden mover hay mercenarios colombianos. Sienten caer granadas de 150 que retumban a pocos metros de donde se encuentran y que dejan huecos tan grandes que sorprenden. “Toca estar en los cinco sentidos para poder reaccionar porque en cualquier momento la muerte lo puede sorprender”, dijo uno de los tantos exmilitares colombianos que viajaron a pelear una guerra ajena, él se hace llamar Chaca entre sus compañeros de combate.
Chaca está en Járkiv, Ucrania, y desde allí atendió a periodistas de SEMANA. Ocho horas de diferencia horaria lo separan de su familia que lo espera en el país latino. Desde donde su esposa y tres hijos, el mayor de 15 años y la menor de 10, oran todas las noches por su vida. Es consciente que a diario desafía la muerte, pero dice haber viajado por la convicción de “defender al pez más pequeño y al pulmón de la harina”. Además, porque 14 millones de pesos que le paga el Ejército Ucraniano mensualmente le son útiles para alcanzar unos propósitos familiares que tienen.
Hace unos días Chaca vio la pelea que protagonizó un grupo de colombianos con militares ucranianos, asegura que se sintió “horrible”, cuándo vio a sus compañeros golpeados, con las marcas en sus rostros y tirados en el piso ahogados en llanto. La escena se volvió viral en las redes sociales y se escucha a uno de los heridos decir que son tratados como perros cuando ellos están dando la vida en una guerra ajena, incluso uno de ellos grita a sus superiores que tiene esquilar de grandas en su cuerpo y que eso pareciera no importarles a los ucranianos.
El contenido de las filmaciones generó indignación a nivel mundial al considerar que al parecer los ucranianos se estarían aprovechando de su poder, pero Chaca, cuanta que lo que a él le molestó es que la realidad fuera tergiversada. Pues él, que estaba en Ucrania directamente es testigo que quienes habrían iniciado el pleito fueron los soldados colombianos en alto estado de embriaguez.
“Fue horroroso, porque hubo golpes, pero de todas maneras ellos dicen una versión aunque la verdad es que bajo los efectos del alcohol nada está bien. Acá se rige uno bajo un régimen que es igual al del Ejército Colombiano, no se debe tomar, ni fumar drogas nada de esa cuestión. Ellos llegaron a pelear con el comandante y el comandante no se iba a dejar”, dijo Chaca
También contó que no es la primera vez que pasa. Ya en varias oportunidades había ocurrido algo similar, incluso, habían estado en calabozos por horas a manera de castigo. Indica que la reacción del sargento de responder con golpes fue más humana que militar. Los colombianos al parecer fueron despedidos de las filas del Ejército Ucraniano.
Para Chaca esa fue una decisión generosa que demuestra la calidad humana de los ucranianos, “la sacaron barata, de buenas que los dejaron ir, les dijeron: “rompa contrato y se van”, porque aquí lo que ellos hicieron es un delito. En una vaina de guerra usted no puede estar con licor en la cabeza. Además, que insultaron a la autoridad ucraniana. Por pegarle a un comandante puede ir detenido, tiene cárcel. Uno firma un documento en el que consta que se tienen que obedecer órdenes, como en Colombia al pegarle a un superior”, explicó.
Esa versión coincide con la de otros mercenarios colombianos consultados por SEMANA. Camilo* es un soldado colombiano que viajó a Ucrania para luchar en la guerra contra Rusia de manera voluntaria, llegó a Polonia en agosto del 2022 y luego se trasladó a territorio ucraniano para enlistarse en una de las legiones especiales que combaten en el frente de guerra.
Durante su estadía en Ucrania, pese a la difícil situación que puede afrontar cualquier persona que se enfrenta a la muerte todos los días, el soldado colombiano nunca tuvo un malentendido o un roce con algún miembro del ejército ucraniano, por el contrario, lo trataban muy bien, según manifestó.
“En ningún momento tuve alguna confrontación o que yo haya conocido que alguno de mis compañeros haya tenido alguna confrontación con algún soldado o algún alto mando ucraniano”, dijo a SEMANA el soldado que quiere mantener el anonimato su verdadera identidad.
Sin embargo, Camilo, aseguró que hoy las cosas son diferentes. Citando a una fuente confiable dentro del comando donde se originó el problema, un excompañero de batallón. El colombiano aseguró que sus compatriotas habían salido con permiso de sus superiores a descansar fuera del comando, pero las cosas no habían salido bien después de eso.
La razón de las acaloradas discusiones, según cuenta, se debió a que los militares de nacionalidad colombiana “se pasaron de copas, llegaron nuevamente a la base en horas de la madrugada y al parecer esto disgustó a los ucranianos”, quienes según cuenta el colombiano, manejan unas reglas y unas costumbres muy diferentes a la de los enlistados extranjeros.
“Hubo un roce, el primero en empujar fue el colombiano y el ucraniano reacciona, los demás también y es ahí donde se presenta el intercambio de agresiones físicas”, dijo Camilo a SEMANA.
“En vista de eso los ucranianos exigieron que debían formar y hacían falta 3 soldados, eso disgustó al ucraniano”, relata Camilo, asegurando que el tono en el que hablan los ucranianos es fuerte y al hacer el reclamo a los colombianos se disgustaron y el conflicto entre ellos se encendieron.
Frente a los comentarios en las redes sociales e incluso de los mismos colombianos en terreno ucraniano sobre presuntos actos de xenofobia por parte de los soldados de origen ucraniano, Camilo dice que eso no es así, “Ucrania es un país que acoge al extranjero y los acoge bien, son temperamentales, eso sí es cierto, pero hay que entenderlos en la situación que están viviendo”, enfatizó.
En los videos se puede ver a un colombiano diciendo de manera airada que también hubo compatriotas que han perdido la vida luchando por ucrania, sin embargo, Camilo asegura que ese país “en ningún momento le ha dicho al gobierno colombiano vengan que yo los necesito, somos nosotros voluntariamente los que hemos ido al país para apoyarlos en la causa”.
El colombiano que sirvió como soldado en Ucrania aseguró que los nuevos combatientes están ubicados en diferentes unidades nuevas con soldados que han servido en diferentes batallones incluso con soldados relativamente nuevos.
El colombiano contó en SEMANA que según le comentó su fuente dentro del comando, también ha habido incidentes, sobre todo al principio de la guerra, con algunos colombianos a los que le encontraban licor en las casas abandonadas y lo toman estando en labores militares, algo que también ha molestado en varias ocasiones a los miembros del ejército ucraniano.
Finalmente, se refirió a algunos videos de colombianos que criticaban a Ucrania asegurando que el país estaba estafando a los colombianos y no estaba pagando los salarios prometidos, algo que no era cierto según Camilo, “Ucrania no me quedó debiendo ni cinco centavos, son muy puntuales, la cuestión del pago y lo que es específicamente”.
Manifestó su preocupación de que las realidad que se está viviendo afecte futuros enlistamientos, “Yo creo que van a restringir el ingreso de colombianos a las unidades”, dijo, asegurando que este caso también podría perjudicar a otros latinoamericanos que van a luchar a Ucrania.
Tanto Chaca como Camilo indican que son más los colombianos que van a trabajar de manera responsable, que los que van a tomar, por eso piden que quienes viajen que no solo lo hagan por el dinero sino convencidos de una misión que por dura que parezca puede ayudar a cambiar el destino de miles de personas.
Cada vez que sienten los drones sobre ellos, y que solo en cuestión de segundos lanzan grandas o bombas sucias que cada vez que se intentan apagar más arde en llamas están convencidos de que los militares ucranianos son unos “Berracos a los que hay que aprenderles mucho. Podemos decir que hoy en día son los mejores soldados del mundo”, señala Chaca, quien lleva seis meses combatiendo junto con ellos.
Él asegura que es mentira que Ucrania esté perdiendo la guerra, por el contrario, da fe de que han recobrado mucho terreno que los Rusos tenían custodiado. Confiesa que hay algo a lo que teme más que a la muerte y es llegar a ser capturado por las autoridades rusas, pues asegura que los campos de tortura de los que hablan, en realidad existen. Entre sus planes solo está quedarse tres meses más y le pide a Dios que pueda sobrevivir durante los próximos 90 días porque sueña con el día que pueda reencontrarse con sus hijos.