Manuel Quintana, médico especialista en Medicina Intensiva, coordina el Servicio de Urgencias del Hospital Universitario la Paz de Madrid, España, donde se presentó el primer caso de ébola en ese país. En su visita a Colombia como invitado al III Encuentro Nacional de Semilleros de Investigación organizado por la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud habló con Semana.com sobre el virus que ha dejado más de 13.000 muertos en el mundo, según la OMS. Semana.com: Se ha puesto en entredicho la capacidad de Occidente de contener una epidemia de ébola, ¿qué piensa de esto? Manuel Quintana: En Occidente no ha habido una epidemia. Occidente puede colaborar con el África ecuatorial en contener la epidemia allí. Nosotros hemos manejado los casos, lo que se puede criticar a Occidente es que tardase un tiempo en apoyar el problema en África. Semana.com: Usted estuvo en el Hospital Universitario la Paz de Madrid en donde se presentó el primer caso de ébola. ¿Qué ha pasado después de eso? M. Q.: Hemos mejorado las instalaciones, la capacidad de respuesta, ahora estamos preparados. Se han hecho instalaciones nuevas, modernas, con equipos de respuesta rápida y unidades de aislamiento. Hemos aprendido la necesidad de organizarse y ha quedado claro que este tipo de problemas necesita de una inversión grande que al principio cuesta trabajo aplicar y administrar. Semana.com: ¿Que el virus se expanda, qué tan cercano a la realidad es? M. Q.: Hay tres cosas importantes. Primero hay un aumento de la población. Dos, los movimientos migratorios cada vez son más importantes por situaciones desfavorables de pobreza, hambruna, guerra y miseria en África que hacen que se muevan. Por último, cada vez viajamos más, la misma persona puede estar en tres continentes distintos en un espacio de 36 horas y eso hace que las posibilidades de transmitir el virus sean más altas. Por tanto, el riesgo existe, la clave está en controlar los casos en origen. Semana.com: ¿Por qué es tan importante enterrar correctamente a quienes estuvieron infectados? M. Q.: Hay un dicho que dice que “muerto el perro se acabó la rabia” y esto hace referencia a que el riesgo de contagiarse de la mayoría de las enfermedades acaba cuando el ser vivo fallece en el virus del ébola no, el momento más infectivo del virus es cuando muere la persona. En África se hacen entierros aislados y a la mayor profundidad posible para que los animales no los desentierren. Semana.com: En el 2014 se advirtió que si se controlaba bien la enfermedad a febrero del 2015 el virus habría contagiado a menos de 30.000 personas, ¿esto si se logró? M. Q.: Según la OMS, hasta el 23 de junio han sido infectadas 29.749 personas en el mundo. Sólo queda un país que está en alerta por ébola, que es Guinea. El problema es el volumen de casos de personas infectadas porque no se controlaron los primeros casos de enterramientos, esto ocurrió porque en las sociedades africanas hacen una limpieza del cadáver, lo tocan, lo limpian y esto favorece la dispersión de la infección, la solución es reeducar. Semana.com: La Agencia de Salud Pública de Canadá (PHAC) está desarrollando una vacuna que al ser probada en 4.000 personas resultó ser eficaz, ¿con esto se encontró la solución al virus? M. Q.: La solución a futuro es la vacuna, el problema es que la vacuna debe estar desarrollada y hasta ahora está en fase de desarrollo. Para que sea una solución debe ser asequible para todos y eso es complicado para los países africanos porque la población no está censada, los servicios sanitarios son prácticamente inexistentes, hay un sanitario (centro de salud) por cada 50.000 o 100.000 personas, eso se soluciona con dinero, pero yo no soy quién para decir qué países tienen que invertir. Semana.com: En Colombia en Ministerio de Salud ha dicho que no hay un riesgo significativo, ¿usted qué piensa de eso? M. Q.: Yo también decía que podíamos estar tranquilos en España hasta que tuvimos el primer caso del ébola. Creo que deben aprender de lo que ha pasado en otros países, Colombia debe minimizar la improvisación y estar preparada para el ébola. Cuando no hay una probabilidad alta, es difícil que se invierta en prevenir, pero es la única solución.