En Colombia pasa algo paradójico. Mientras la gente critica el sistema de salud, teme el aumento de la inseguridad y siente que todo está más caro, cada vez más extranjeros deciden establecerse en el país para jubilarse buscando justamente una vida tranquila, buenos médicos y precios baratos. Esta semana la revista estadounidense International Living, que se especializa en artículos para pensionados, ubicó a Colombia en el octavo puesto dentro de la lista de las naciones ‘ideales’ para los retirados extranjeros. El país sacó una nota de 85,4 sobre 100, donde se evaluaron una serie de variables que incluyeron la finca raíz, el costo de vida, el entretenimiento, la infraestructura, la facilidad de adaptarse, la medicina y el clima. El ranking confirma lo que varios artículos en medios como USA Today, The Huffington Post o The Christian Science Monitor vienen diciendo desde hace unos años: Colombia es uno de los destinos emergentes para muchos estadounidenses, canadienses y europeos que buscan una nueva vida después de retirarse. Aunque todavía hay pocas estadísticas, entre 2005 y 2012 el número de personas que reclamó cheques de la seguridad social estadounidense en Colombia aumentó 87 por ciento. Ya hay varias oficinas de abogados que se dedican a asesorar a extranjeros que buscan instalarse en el país. Incluso se publicó el libro Colombia a expat guide to move & retirement de Russell Freeman para los norteamericanos que quieren retirarse en Colombia. Y lo ratifica Kathleen Peddicord, presidente de Live and Invest Overseas y especialista en aconsejar jubilados, que le dijo a SEMANA que “hace unos seis o siete años empezamos a ponerle atención a Colombia, Medellín en particular. El país pasa por lo mismo que Panamá hace dos décadas. En ese momento muchos pensaban que era una locura vivir en el país de Manuel Noriega, hoy es uno de los destinos ‘top’. Ahora hay cada vez más interés en Colombia. El miedo por el narcotráfico y Pablo Escobar está quedando atrás”. Peddicord organiza dos veces por año grandes conferencias en Medellín, donde trae a cientos de pensionados de clase media de todos los rincones de Estados Unidos para que exploren la posibilidad de asentarse en la capital antioqueña. Otros destinos en la mira son Cartagena, Santa Marta, la zona cafetera, Barichara o Villa de Leyva. Nancy y Mike dieron el paso. Vivían en Maine, en el norte de Estados Unidos, y soñaban con trastearse a un sitio donde no volverían a ver la nieve y el hielo. Visitaron primero Ecuador, pero no los convenció y llegaron a Medellín. “El plan era venir dos semanas, pero terminamos quedándonos dos meses. La ciudad tenía todo lo que buscábamos. Ya compramos nuestro propio sitio y nos establecimos del todo. Vine, vi y me quedé”, explicó Nancy en una conferencia especial para otros jubilados curiosos sobre Colombia. Como la pareja, muchos retirados buscan el sol. Y en la mayor parte del país brilla todo el año, con la ventaja adicional de tener una geografía montañosa que permite encontrar la temperatura ideal, ya sea los fuertes calores de Cartagena, el clima primaveral de Medellín y el Eje Cafetero o la atmósfera seca de Villa de Leyva. Colombia es al mismo tiempo un país con muchas ciudades intermedias lo suficientemente grandes como para ser dinámicas, tener buenas clínicas, actividad cultural e infraestructura. Cuentan muchas veces con vuelos directos a Estados Unidos e internet adecuado para hablar por Skype con los nietos y los amigos. Por otra parte las capitales regionales ofrecen buenos sistemas de salud para los extranjeros, que tienen suficiente dinero para pagar los mejores médicos, ir a las clínicas más modernas y comprarse los medicamentos que necesiten. La medicina colombiana es además barata en comparación con la de Estados Unidos, donde cada año la gente gasta en promedio casi 9.000 dólares en ese tema. La ventaja es aún más interesante en campos como la cirugía, la óptica, la oftalmología y la dentistería. James Cummiskey llegó a Colombia a reinventarse. Como le contó a The Christian Science Monitor, después de 20 años en el Ejército, siguiendo los consejos de un amigo visitó Medellín. Y decidió quedarse para siempre. Fundó Tierra Cafetera, un negocio de exportación de café sostenible y dice que, después de vivir en 35 países diferentes, “me he divertido más aquí que en los últimos 50 años de mi vida”. Y sin duda los colombianos son un factor clave. Aquí la gente todavía conversa, invita al vecino, se va de rumba, le cuenta la vida al tendero, es común mercar en la plaza o comprar las frutas en las calles. Cosas que al norte del río Grande son casi imposibles de conseguir. ¿Y la seguridad? Aunque para muchos colombianos sigue siendo una preocupación, los extranjeros se sorprenden al darse cuenta de que Colombia ya no es el país de las bombas, de las pescas milagrosas, de los carteles sanguinarios. Richard, un jubilado de Florida le dijo a SEMANA que “cuando dije que venía a Colombia me trataron de loco. Pero acá nunca he escuchado de tiroteos en las escuelas. El problema con las drogas está allá, no acá, tenemos la población carcelaria más alta del mundo”. Pero existe otro componente esencial. Después de trabajar toda una vida, los jubilados quieren sacarles el mayor jugo posible a sus pensiones. Y, para quienes ganaron en euros o dólares, Colombia es barata.Varios afirman que, salvo en Bogotá y Cartagena, se vive una vida cómoda desde 1.200 dólares mensuales, una suma que en Estados Unidos apenas alcanza para sobrevivir. Como escribió el periodista Michael Evans de International Living, “vivimos una vida de ricos, sin gastar fortunas”. Según Numbeo, una base de datos global sobre costos de vida, habitar en Medellín sale 50 por ciento menos que en Atlanta, 55 por ciento menos que en Vancouver o 60 por ciento menos que en Boston. Rich Holman se define como un “gringo paisa”. En 2006 llegó a Medellín desde Florida después de trabajar en finanzas por cerca de 40 años. Dice que descubrió el “secreto mejor guardado del mundo”. En Colombia fundó First American Realty Medellin, una inmobiliaria que vende y alquila apartamentos a extranjeros, en su mayoría estadounidenses y canadienses. “El 50 por ciento de mis clientes son jubilados o gente que piensa retirarse en los próximos años”, le dijo a SEMANA. Y es que este sector puede ser muy interesante para Colombia. Desde hace por lo menos dos décadas México, Costa Rica y Panamá se metieron de lleno en el mercado. Y las perspectivas de crecimiento son enormes. La gente que se está pensionando ahora es parte del llamado Baby Boom, la generación que nació entre 1946 y 1964 cuando hubo tasas de natalidad inusualmente altas. El Pew Center calcula que a diario 10.000 estadounidenses se jubilan, un flujo que va a ser constante para los próximos 20 años. Se trata además de integrantes de la generación que vivió los grandes cambios sociales de los años sesenta y setenta, que no se sienten viejos, tienen ahorros, y que probablemente vivirán por lo menos 20 años más. Desde hace varios años Colombia ha empezado a entrar a ese mercado. Una de las medidas más interesantes fue la visa de jubilados, que se otorga a los extranjeros que demuestren una pensión de por lo menos tres salarios mínimos mensuales. Apenas cuesta 175 dólares, menos que en otros lugares del mundo, y puede incluir a la pareja o a los hijos, pero debe ser renovada cada año. También hay empresas que invierten en condominios para retirados extranjeros. Y las posibilidades en servicios, productos especializados, turismo, comunicaciones son enormes. Porque Colombia, para el pensionado gringo, realmente puede significar una nueva oportunidad en la vida.