Si en estos turbulentos tiempos electorales se quería una ‘señal’ de la disposición de las FARC a llegar a una salida negociada del conflicto armado, esta se presentó el jueves: la llegada a La Habana de Fabián Ramírez, segundo hombre del Bloque Sur, es el espaldarazo más importante que ha recibido la negociación en varios meses. A La Habana llegaron Ramírez y otros dos guerrilleros de menor rango, ‘Jairo Martínez’ y ‘Fidel Rondón’, presumiblemente también del Bloque Sur. Como parte de los acuerdos es que las delegaciones mantengan un máximo de 30 miembros en Cuba (que cada una designa a discreción), tres miembros de las FARC volvieron a Colombia, según pudo confirmar Semana.com. Estas rotaciones son parte normal del desarrollo de la negociación y se hacen de acuerdo con los protocolos acordados. Con el arribo a Cuba de José Benito Cabrera (ese es el nombre real de Ramírez), las FARC no sólo incorporan una ficha de peso a su delegación, sino que la negociación misma con el gobierno de Juan Manuel Santos se ve reforzada. Y esto es así por dos razones: La primera es que Fabián Ramírez representa al Bloque Sur, la estructura militar más poderosa de las FARC después del Bloque Oriental, que hasta ahora no tenía a ninguno de sus miembros en la isla. Esta ausencia había dado pie a rumores de que ese bloque y sus jefes, Joaquín Gómez, que es uno de los siete miembros del Secretariado, y Ramírez, integrante del Estado Mayor, estarían en disidencia frente a la negociación. Pese a que esos rumores no tenían mayor fundamento y fueron desmentidos por un comunicado del propio Gómez y por otras declaraciones de las FARC, periódicamente se agitaban. Ahora, con el segundo hombre del Bloque Sur en la Mesa de La Habana, quedan claramente descalificados y las FARC, como organización, amplían su representación. Esto fue, además, ratificado por un inusual comunicado en el que Joaquín Gómez declara su “respaldo” al proceso y reitera la decisión de su organización de no pararse de la Mesa. En una carta en la que reitera las críticas de las FARC por las denuncias de presuntas chuzadas ilegales de parte del Ejército y llama a “depurar” las Fuerzas Armadas, Gómez sostiene: “Pese a estos gravísimos hechos atentatorios contra las conversaciones de La Habana, las FARC no se levantarán de la Mesa”. Joaquín Gómez sugiere, sin embargo, la posibilidad de que se haga un alto en las negociaciones a raíz de estas denuncias. “Quizá sí sea necesario –dice– hacer una pausa en las conversaciones; abrir un compás de espera que permita que el país nacional digiera la gravedad de lo que está pasando y dé tiempo al presidente Santos para esclarecer los hechos, determinando también el grado de culpabilidad de la CIA en los mismos. “Hacer caso omiso a este gravísimo episodio y continuar en la Mesa como si nada hubiera pasado es mostrar una vocación de mártir (de la que afortunadamente carecemos)”, concluye el jefe del Bloque Sur de las FARC. Habrá que ver, entonces, si Fabián Ramírez llega a La Habana, justo cuando está arrancando la ronda número 21 de las negociaciones, a plantear un aplazamiento, que coincidiría con las elecciones a Congreso del próximo 9 de marzo. Narcotráfico: ¿al pan, pan, y al vino, vino? Una segunda razón por la cual la llegada de Ramírez puede contribuir a la negociación tiene que ver con quiénes son él y su bloque. Con centro en Putumayo y Caquetá, el Bloque Sur es una de las estructuras de las FARC más asentadas en la economía cocalera. Si bien en La Habana ya está Rubén Zamora, del frente 33 del Catatumbo, donde también no sólo la siembra de coca, sino la producción y el tráfico de cocaína son claves, la llegada de Ramírez trae a la mesa de conversaciones a uno de los actores de más peso en la compleja relación de las FARC con el narcotráfico. Esto puede contribuir a que se empiece a hablar con claridad en La Habana de un tema en el que los guerrilleros han preferido, hasta ahora, pasar de agache. En todas sus declaraciones y en las propuestas que han anunciado públicamente sobre drogas ilícitas –ocho hasta ahora–, las FARC se refieren al negocio del narcotráfico como si no tuvieran nada que ver con él. Justo cuando empieza la sexta ronda en la que se habla de este tema, la llegada de Fabián Ramírez podría, quizá, dar un empujón para que, en materia de narcotráfico, en La Habana se le empiece a decir al pan, pan y al vino, vino. Al igual que aún tienen pendiente hacer frente a las víctimas un reconocimiento de su papel como perpetradores de los peores crímenes, que las FARC acepten claramente su participación en la cadena de la producción, tráfico y consumo de cocaína es esencial para que las negociaciones avancen hacia acuerdos que muestren al país que en La Habana se está hablando sobre los temas de fondo Aunque comparado con Iván Márquez y otros miembros del Secretariado que ya están en la Mesa Fabián Ramírez es un ‘junior’, su llegada a Cuba puede ser una muestra de que las FARC están por abordar este sensible aspecto de la discusión sobre drogas ilícitas. Por lo pronto, más allá de los matices que pueda introducir en la negociación la presencia del segundo hombre del Bloque Sur, su llegada a la Mesa es toda una señal. Casi podría interpretarse como el ‘gesto electoral’ de las FARC desde La Habana.