Dos años esperaron los protectores ambientales del bosque Galilea, ubicado en Villa Rica, Tolima, para presenciar lo que catalogan como un espectáculo natural.
En la región viven 14 familias que son conformadas por aproximadamente 70 personas de diferentes edades, todas comprometidas con la conservación del medioambiente. Por tradición eran cazadores, pero ahora transformaron sus roles a guardianes de la fauna silvestre.
Hace 24 meses instalaron cinco cámaras ocultas, están estratégicamente ubicadas. En los registros de las últimas semanas se ve pasar frente al lente a una familia de osos de anteojos. La escena es conmovedora porque dos crías siguen los pasos de quienes serían sus padres y otros más de la manada. En total son seis osos los que se ven en la filmación, cuatro adultos y dos bebés.
Según manifiestan los ambientalistas expertos, las familias está realizando tareas de jardinería en su hábitat, “desempeñando un papel vital como jardineros del bosque al dispersar semillas y contribuir a su florecimiento”, explicó la Fundación AMÉ.
Pero quienes tienen el privilegio de salvaguardar el bosque aseguran que el video es solo una prueba de las maravillas que ven a diario los pobladores, los mismos que han tenido encuentros casuales con la familia mientras realizan caminatas por el terreno en protección. Los cachorros de los mamíferos son conocidos como oseznos.
“¡Una familia de osos de anteojos ha sido avistada!”, es el mensaje que dan a gritos las familias orgullosas de que el proyecto de protección ambiental está dando frutos. Además del oso de anteojos, otras especies de fauna silvestre de gran y mediano tamaño han sido avistadas, como monos churucos, tigrillos, guatis, entre otros, pintando un cuadro vibrante de la biodiversidad que prospera en este rincón de la tierra.
“Gracias al proyecto con la Fundación AMÉ hemos logrado proteger la zona y hemos podido llevar el mensaje a nuestras comunidades vecinas y a los niños de que es mejor conservar que destruir”, dijo con entusiasmo David Parra, líder de esta comunidad.
Finalmente, mediante un comunicado la Fundación AMÉ resaltó que ver tantas especies de fauna silvestre viviendo tranquilamente en esta zona, es una muestra de que la conservación entre privados y la comunidad es posible. “Además, es un recordatorio de que con determinación y dedicación, todos pueden ser los guardianes y cohabitantes respetuosos de nuestro entorno natural y en un mundo donde la destrucción parece imparable, esta historia es un rayo de esperanza y un llamado a la acción para proteger y preservar nuestro hogar compartido”, puntualizaron.