La familia del coronel Enrique Pérez recibió la noticia más dolorosa de su vida. Después de permanecer secuestrado desde el 17 de abril, sus captores, disidentes de las FARC, habrían acabado con su vida.

Así lo señaló el Ejército en un comunicado de prensa, en el que el Comando expresó su pesar y tristeza al dar a conocer que, “de acuerdo con informaciones de fuentes de alta credibilidad, criminales del grupo armado organizado residual que mantenían secuestrado en territorio venezolano a nuestro oficial, el teniente coronel Pedro Enrique Pérez, lo habrían asesinado”.

Pérez, de 42 años, fue secuestrado meses atrás en el municipio de Saravena, Arauca, y conducido por alias ‘Chiky’ y ‘Chulo’ del frente décimo de las disidencias a territorio venezolano, en donde permaneció en cautiverio todo este tiempo.

Su papá, Jorge Pérez, le dijo a SEMANA que su esposa Merin Arciniegas, su hija, su nieto de seis años y su nuera tienen la “esperanza de que esté con vida”, porque no encuentran sentido en que a finales de agosto se hubiera reportado para que lo asesinaran a los pocos días. Además, porque las autoridades hablan de indicios, pero aún no han presentado las pruebas que confirmen ese destino.

Incluso, la familia le dice a su abuela de 85 años que Enrique no la visita porque no ha tenido vacaciones, para evitar contarle la realidad dolorosa que afrontan en silencio desde hace cinco meses, ahora magnificada por su posible homicidio en cautiverio.

El 25 de agosto el coronel envió una prueba de supervivencia, un video de menos de 30 segundos revelado por Noticias Saravena: “Hoy es miércoles 25 de agosto de 2021. Soy el teniente coronel Pérez Arciniegas Pedro Enrique. Un saludo especial a toda mi familia, los extraño montones. Les pido al Gobierno y al Ejército que no se olviden de mí, tengo entendido que ya están intentando llegar a una solución. Muchas gracias”.

En medio de toda la incertidumbre del caso, Jorge Pérez recuerda que desde niño su hijo soñó con ser parte del Ejército de Colombia, pues admiraba a las Fuerzas Militares y tenía un primo en la institución que era un coronel retirado. A pesar de que sus papás le dieron algunas ideas alternativas, él no desistió de su propósito de vida.

Pérez resalta que pudo entrar al Ejército por sus capacidades físicas, el amor al deporte y a su tierra. “Como padre, como es obligación, lo apoyé para que sus ideales se le cumplieran”, dice.

Era tan feliz en su labor que jamás se quejó por las jornadas intensas en el Ejército Nacional. A Jorge, licenciado en educación física, se le entrecorta la voz pensando en su hijo, a quien extraña cada día.

Más allá de su labor, piensa que Enrique es un guerrero en todos los campos de la vida, un ser humano lleno de cualidades y grandes valores, un líder afrontando las dificultades, buen compañero y amigo.

“No escatimaba en siempre pedirme un consejo, una insinuación, para el bien de su trabajo y el bien de la familia”, agrega, y recuerda que siempre estuvo pendiente de sus papás.

Jorge les pide a las disidencias de las FARC, a la Defensoría del Pueblo y al Comité Internacional de la Cruz Roja que se pronuncien y aclaren la situación, pues la incertidumbre pesa demasiado y, al no haber pruebas fehacientes, tiene fe en que se trate de una estrategia de inteligencia militar y no del verdadero final de su hijo.