Durante toda esta semana, ha estado destacado en la página de la delegación de las FARC en La Habana un artículo que denigra de la calidad de víctima de Clara Rojas, se burla de la actitud de Íngrid Betancourt y del general Luis Mendieta y cuenta toda clase de intimidades de los secuestrados durante su cautiverio. El artículo, escrito por una supuesta guerrillera de alias ‘Diana’, dice que Clara Rojas no tiene “derecho” a llamarse víctima, llama a los secuestrados “prisioneros de guerra” y dice que la guerrilla los trató humanamente. De Mendieta, que pasó más de una década en sus manos, luego de ser capturado en la toma de Mitú en 1998, afirma que “llora como mujer lo que no fue capaz de hacer como hombre”. “El trato recibido por los prisioneros fue el más adecuado desde el punto de vista humano” es una de las insólitas afirmaciones que tiene el texto, al referirse a personas que pasaron varios años en la selva contra su voluntad. Los años de secuestro se describen allí como si hubieran transcurrido en condiciones relativamente cómodas y las penurias de los cautivos se justifican como si fueran normales en medio de una guerra. El documento produjo indignación y motivó una fuerte respuesta de la delegación del gobierno. Humberto de la Calle, jefe negociador del equipo del gobierno en La Habana, le exigió al grupo armado que se pronunciara sobre lo que calificó una “muestra de desprecio a una víctima”. Poco después, la delegación de las FARC negó que hubiese descalificado “a las señoras Clara Rojas e Íngrid Betancourt”, afirmando que el artículo fue escrito por “una de las guerrilleras de las FARC-EP (que) ha hecho libremente la narración de sus vivencias en la selva al lado de las mencionadas ciudadanas”. Este nuevo comunicado es un evidente intento de las FARC de aclarar que ratifican su compromisos en el tema de víctimas, pero, como ha ocurrido en otras ocasiones, deja más preguntas que respuestas. Es difícilmente concebible que en una organización vertical y estalinista como las FARC “una guerrillera” escriba lo que se le antoje y que, además, se le publique en la página de la delegación oficial justo cuando se discute en la Mesa el tema de las víctimas. Además, se refieren a Rojas y Betancourt como “ciudadanas” e insisten en que el general Mendieta no es una víctima sino un “prisionero de guerra”. En su respuesta a De la Calle, el grupo armado dice que la “libre narración” de las vivencias de la guerrilla contrasta con los libros, artículos y películas que han sacado las exsecuestradas. “Valga decir que cuando alguien se decide a publicar hechos de su vida (…) es porque está dispuesta a someterse al escrutinio público enfrentando la verdad”, sentencia. De la Calle expresó que la carta de la guerrillera es “incompatible” con los compromisos expresados por las FARC de reconocer a las víctimas y sus responsabilidades en el conflicto. A esto, la guerrilla responde en su comunicado que es “exagerado y malintencionado” calificar de esta manera una “situación particular”, como el artículo de Diana. Al final del comunicado, reiteran que siguen dispuestos a recibir a las víctimas e incluso a “interlocutar con los combatientes de ambas partes afectados por la guerra” y dicen que ningún integrante de su delegación de paz se ha referido al general Mendieta en términos de “superlativa crueldad”, como dijo De la Calle, a quien le piden “rectificar” esa afirmación.