La Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite (Fedepalma) anunció este miércoles que estima que la producción de aceite se mantenga en 2022, respecto a las cifras obtenidas en 2021.

Así lo anunció el director de Planeación Sectorial de la entidad, Andrés Felipe García, quien explicó que el año pasado la producción fue cercana a las 3,4 toneladas por hectárea cultivada.

Para el mediano y el largo plazo, el objetivo de la federación es que la producción nacional ascienda hasta las cinco toneladas, en promedio, y enfatizó en que esta cifra es posible, puesto que “hay productores que han llegado hasta las diez toneladas de aceite por hectárea hoy”.

De igual manera, García explicó que el consumo de aceites vegetales crece en el mundo por dos factores. “Principalmente porque la población aumenta, y porque el ingreso medio global ha subido, particularmente en países en desarrollo, lo que les permite equilibrar su ingesta calórica, donde el aceite es parte fundamental”, manifestó.

Y resaltó que el aceite de palma se caracteriza porque es más económico que los demás, más productivo y tiene un mercado global en crecimiento.

En ese sentido, enfatizó en que el objetivo principal de la federación no es incrementar el número de áreas de cultivo, sino la productividad y que se mejoren los ingresos de los cultivadores, “y que ellos decidan libremente, el mercado es el que manda la parada”.

El año pasado hubo producción récord en la historia de la palmicultura colombiana, pese a que la de área es muy marginal. Más o menos del 1 %, pero la producción aumentó en 12 %, “ahora el reto es mantener e incluso incrementar la productividad”, dijo.

“Esta es errática, pues depende de si hace mucho o poco sol, de si llueve mucho o poco, o si atacan las plagas y las enfermedades, si se aplicó el fertilizante adecuadamente y en el momento en que correspondía”, dijo.

Es importante tener en cuenta que la agremiación alertó que en los primeros meses de 2022 se han visto impactadas tanto la oferta como la demanda de los aceites y grasas.

Por el lado de la oferta, el clima afectó diversos cultivos disminuyendo por ejemplo las estimaciones de cosecha de soja en Argentina y Brasil. Igualmente, el conflicto entre Rusia y Ucrania, productores de 60 % de aceite de girasol en el mundo, impactó el suministro mundial de aceites.

No obstante, los más recientes pronósticos indican que la oferta mundial muestra signos de recuperación y las intenciones de siembra en Estados Unidos favorecen las semillas oleaginosas, según explicó Nicolás Pérez Marulanda, presidente ejecutivo de Fedepalma.

En ese sentido, los países productores de aceites y grasas se vieron obligados a implementar políticas públicas que en muchos casos han agravado la situación de la oferta y han presionado los precios internacionales de los aceites vegetales al alza.

Tal fue el caso de la iniciativa de Argentina, que impuso restricciones a las exportaciones. En esta misma línea, se encuentra la decisión de Indonesia de restringir las exportaciones oleína de palma refinada, blanqueada y desodorizada (RBD), aceite de palma crudo y aceite usado de cocina, que representan buena parte de la oferta exportable de productos de palma de ese país.

Dado que Indonesia es el primer productor de aceite de palma del mundo, esta medida restringe la oferta mundial de este producto, generando nuevos incrementos en los precios internacionales de aceites de palma y de sus sustitutos.

Estas decisiones han generado incertidumbre en el mercado y alta volatilidad de los precios internacionales de los aceites vegetales que han terminado por impactar las dinámicas de consumo.

En cuanto a la demanda mundial de aceites y grasas, esta empieza a ajustarse como respuesta a la coyuntura del mercado y a los altos precios de los comodities. Sin embargo, a pesar de las condiciones atípicas del mercado mundial de aceites y grasas, las nuevas estimaciones de Oil World plantean que la producción superará el consumo para el año agrícola 2021/22 y por esto los precios de los aceites han registrado una corrección a la baja.

El dirigente gremial expuso que aunque no se espera que las medidas de Indonesia se mantengan en el mediano/largo plazo dada su dependencia de las exportaciones de aceite de palma, la limitada capacidad de almacenamiento, y el impacto que esta medida podría traer a su economía, sin duda han tenido un impacto en el mercado y los precios.

De esta manera, el encarecimiento de todos los aceites vegetales, ha afectado también las importaciones a Colombia de aceites como es el caso del aceite de soja o girasol.

Por otra parte, siendo Colombia tomador de precios internacionales, estas medidas se han trasladado en mayores precios para del aceite de palma colombiano pero no corresponden a la falta de producción nacional para atender el mercado doméstico.

Pérez Marulanda señaló que Colombia cuenta con la producción de aceite de palma suficiente para atender la demanda local de este aceite vegetal.

“De hecho, el año pasado la producción alcanzó 1,75 millones de toneladas, es decir, un aumento de 12 % frente a la producción de 2020 y en lo que respecta al primer trimestre de 2022, se registraron 529.500 toneladas, representando un crecimiento de 12,7 % frente al mismo periodo en 2021″, contó.