Medellín es una ciudad difícil de gobernar, no sólo por cuestiones bien conocidas como la seguridad —que se ha recuperado de a poco con el pasar de los lustros—, sino porque la ciudadanía ejerce cada vez más veeduría sobre el alcalde de turno, aunque no se termina de saber si esa veeduría está en las calles o en las redes sociales, pero ahí está. Este año Federico Gutiérrez atravesó varias polémicas, desde la contaminación del aire que llegó a picos insospechados, obligándolo a tomar medidas inéditas por algún tiempo, hasta las incursiones de la fuerza pública en el centro. Su popularidad se mantiene, aunque desde varios sectores las críticas han sabido llegar. Federico, fiel a su tiempo, ha respondido desde Twitter con paciencia zen, con la astucia de político del siglo XXI. Jorge Giraldo, decano de la Escuela de Humanidades de Eafit y uno de los académicos que más estudiado la violencia de la capital paisa, recuerda que la seguridad ha sido uno de los temas que más han obsesionado a Gutiérrez, incluso desde sus días como joven concejal, “pero veo pocos avances o novedades en el tema, a pesar de que todo sugiere que se necesita una reforma en la política de seguridad de la ciudad, en la medida en que el homicidio se mantiene en los niveles históricos más bajos de la ciudad, y en la medida en que hemos ido viendo que hay unos temas, como la extorsión, y unos barrios que son más críticos”. Pero por primera vez en la historia —en la historia reciente: los últimos 40 años—, los paisas no están preocupados por la seguridad, o por lo menos no es la primera preocupación, según apareció en las respuestas de la encuesta Medellín Cómo Vamos. En ese lugar está la salud: el acceso, la atención en citas, los trámites para ver a un especialista, la prevención. Además, la mayoría de los encuestados desaprobó las gestiones que se han hecho en los últimos años en materia de medio ambiente. Recapitulemos: Federico llegó a la Alcaldía por el movimiento independiente Creemos, contó con el apoyo del fajardismo, con quienes hizo una primera alianza en la que se entrometió el exalcalde Alonso Salazar, y también recibió el apoyo del llamado Sindicato Antioqueño. No muy lejos estaba el uribismo, al que cuatro años antes se había abrazado para su primera candidatura a la Alcaldía, la que perdió —cabe mencionar que ninguno de los candidatos que el senador Álvaro Uribe ha bendecido en campaña, han logrado ganar en Antioquia—. Así, Medellín, una ciudad que se ha sabido dividir entre el conservadurismo uribista y el progresismo fajardista durante los últimos 15 años, ha encontrado un alcalde que encarna esas dos ideas políticas que parecen contraponerse.Consulta: Para Peñalosa seguridad y movilidad son mejores en Bogotá que en Medellín Uno de los momentos en los que la encrucijada política salió a flote fue días antes del plebiscito por la paz, cuando un colectivo de jóvenes por el Sí presionó en Twitter al alcalde para que se uniera en apoyo al proceso de paz. Federico nunca hizo pública su decisión, y criticó la polarización en la que había caído la opinión pública, unos satanizando a otros por pensar diferente. Seguridad El exalcalde de Medellín, Aníbal Gaviria, terminó su gobierno en 2015 diciendo que su mayor logró había sido salvar 3.200 vidas. Logró 210 días sin homicidios, ubicando ese año como el más pacífico de las últimas cuatro décadas: 472 asesinatos. Sin embargo la percepción de seguridad estaba por las nubes, el centro era un tumulto de atracos y en las comunas periféricas no había cuadra sin extorsión, pagaban —aún lo hacen— los tenderos, los buseros, los taxistas, los dueños de carro y moto que tenían que dejar el carro en la calle. Esa ciudad recibió Federico Gutiérrez, que con su temple quiso meterse en la cuna del mal: intervino el centro, aplicó el código de Policía que impide consumir licor en zonas públicas, fue amenazado por un delincuente que se ha hecho a un nombre de tira cómica, “Pedro Pistolas”, quien era el supuesto capo del contrabando y las extorsiones, el líder de las llamadas Convivir. El caso terminó con la renuncia del Fiscal Germán Giraldo y varias capturas. Luego vinieron intervenciones en barrios como Robledo, Castilla, Manrique, San Javier y el corregimiento Alta Vista. Un año después los homicidios subieron a 506 y los hurtos pasaron de 7.103 en 2015 a 10.085 en 2016, y estamos hablando de denuncias. Una de las vetas del carácter de Gutiérrez como alcalde ha sido responder a toda pregunta, dar la razón al que increpa. En este tema de seguridad, en las flaquezas pese a los grandes operativos, sucede igual: “Es un tema que requiere tiempo y yo tomé la decisión de enfrentar el crimen y por eso mismo los criminales se alborotan, amenazan y chantajean. La operatividad ya empezó a mejorar, era un reclamo ciudadano que tenía la razón. Los indicadores van a mejorar en 2017, aquí tenía que existir un punto de quiebre y era acabarles su zona de negocios. No sólo nos metimos al centro, también a la zona noroccidental donde capturamos a alias el Diablo, el Pecoso; los golpes a las estructuras criminales de Altavista luego de la asonada del 20 de julio; la captura de alias Diego Chamizo. Son golpes importantes. Hay que aumentar pie de fuerza en Medellín y le hice la solicitud al director de la Policía”.Puede leer: Otra mujer que muere por una cirugía estética en Medellín A los críticos que dicen que el alcalde ha tenido desdén por la inversión social y que ha dejado un lado la inversión en cultura y educación, Federico responde que en los últimos tres meses han retornado al sistema educativo 1.200 menores de edad que habían desertado, combustible de futuras guerras: “La estrategia de seguridad integral también implica una gran inversión social. La estrategia es integral, no creo que esto sólo se solucione con fuerza pública o sólo con programas sociales, hay que combinarlos”. Movilidad Por cada tres personas hay un carro en Medellín, mientras el parque automotor crece sin control y los trancones paralizan la ciudad. Aunque el sistema de transporte público es fuerte gracias a la eficacia del metro y sus derivados —metroplus, metrocable, tranvía, sistema de bicicletas, alimentadores—, las medidas no parecen suficientes, y las avenidas que se amplían se colman de carros, carros que parecía que hubieran estado escondidos en algún garaje esperando su turno en el pavimento vacío. Además, el acondicionamiento de esas vías es el inicio de nuevos trancones inacabados, como es el caso del polémico proyecto Parques del Río, que empezó su fase 1B. Para solucionar en algo el problema, se fortalecerá el sistema público, en palabras del alcalde: “Viene el metrocable de Picacho, que es el metro cable de la zona nororiental. Viene el fortalecimiento del metro con 22 trenes nuevos, ya llegaron tres y antes de septiembre del año entrante deben llegar el resto. Estamos hablando de 66 nuevos vagones, eso va a mejorar las frecuencias. El Transporte Público de Medellín ya cuenta con 86 kilómetros de carril sólo bus; para 2019 debemos haber cambiado la flota del parque automotor en un 60 %. Buscamos la viabilidad y financiación del tranvía de la carrera 80; el año entrante construiremos 25 kilómetros nuevos de ciclorrutas”. Medio ambiente Recién empezaba el año y en Medellín, que todavía conserva algunas características de eterna primavera, no se podían ver las montañas circundantes, lo que se veía era una capa de esmog gruesa y en Twitter aparecieron los activistas varios con máscaras de oxígeno y un hashtag que incomodó a Federico, quien respondió por la red social, regañó a unos cuantos medios, expuso un plan de soluciones. La crisis obligó a tomar medidas drásticas como decretar varios días sin carro, imponer pico y placa todo el día y hasta ofrecer recorridos gratis en metro. Los índices de contaminación bajaron, pero hay mañanas en que las montañas se vuelven a esconder. Por ahora, Gutiérrez no tiene planeadas medidas restrictivas, “la calidad del aire no se decreta, esto depende de las costumbres que tengamos, depende de cambiar los hábitos, de mirar la forma cómo nos movilizamos. Estamos fortalecimiento el sistema de transporte público, pero necesitamos que la ciudadanía lo use. Este es un tema urgente y necesario, porque a quienes más afecta la mala calidad del aire es a los niños menores de cinco años y a los adultos mayores”. La polémica El proyecto Parques del Río se convirtió en una obra polémica por el sobrecosto y el traumatismo que genera en movilidad, en los últimos meses de 2016 empezaron las obras de la etapa 1B, lo que ya genera atascos en la avenida Regional, que se extiende en el costado Sur-Norte del Río Medellín. Semana.com habló con Gutiérrez sobre esta obra: “Es importante aclarar que cuando me posesioné ya la obra había sido adjudicada y habían hecho el acta de inicio de obra, la firmaron tres días antes de que yo llegara, mi responsabilidad es terminar las obras que habían iniciado, y a eso destinamos muchos recursos. Una de esas obras era la fase 1A de Parques del Río, pero ya viene la fase 1B, que ya inició construcción, 161.000 millones de pesos fue el valor de adjudicación, pero a esa obra hay que adicionarle más de 100.000 millones de pesos para que quede como estaba diseñada. Ya tenemos la financiación de los recursos del Fondo Medellín para la Vida, eso tardará más de dos años en ejecución, pero no podemos hacer más que construir”.Le sugerimos: Alcalde de Medellín cree que ‘Popeye‘ se volvió un problema para la ciudad