Como Carlos Alberto Durango Herrera fue identificado el hombre, quien se convirtió en la nueva víctima de la violencia que azota el departamento del Tolima. El hombre fue atacado a bala cuando se desplazaba a bordo de una camioneta.
El crimen se perpetró en la vía que comunica al municipio de Rioblanco con el corregimiento de La Herrera, cuando hombres armados se atravesaron en el camino y detuvieron el vehículo en el que iba Durango, a quien obligaron a descender del mismo.
“Este firmante fue asesinado entre Rio Blanco y La Herrera luego de participar en la mesa de reincorporación que se desarrolló en la zona. Según las primeras informaciones había sido abordado por un grupo armado en medio de un retén”, indicó el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz).
Durango Herrera, según la entidad, se convierte en la víctima número 13 en el Tolima, 40 en el 2022, y 345 desde la firma del acuerdo de paz, que se llevó a cabo en el gobierno del entonces presidente Juan Manuel Santos con la guerrilla de las Farc.
Este homicidio se presentó pese a que la Defensoría del Pueblo ya había alertado que en los municipios de Ataco, Chaparral, Planadas y Rioblanco “se presentan falencias en la implementación de las medidas asignadas que permitan la protección y salvaguarda de la vida, libertad e integridad de los firmantes del acuerdo”, puntualizó Indepaz.
En esta región del Tolima hay presencia de grupos armados al margen de la ley, como el Comando Coordinador de Occidente del frente Ismael Ruiz, la columna Dagoberto Ramos y el frente Alfonso Cano de la Segunda Marquetalia.
Los firmantes “han manifestado sentir temor por el tránsito de grupos disidentes. Esta situación los ha llevado a desplazarse hacia otros sitios, pero es importante mencionar, que en las zonas donde se ubican no cuentan con redes de apoyo, situación que los pone en otro estado de vulnerabilidad”, sostuvo el Instituto.
Por su parte, las autoridades del Tolima indicaron que se están adelantando las indagaciones pertinentes para esclarecer este crimen e identificar a los responsables del mismo. Sin embargo, la comunidad y asociaciones hicieron un llamado para que se intensifiquen los controles operativos en la región y se refuerce la seguridad.
“Necesitamos contundencia en la operatividad de la Fuerza Pública, porque no se reacciona a las denuncias que hemos hecho”, señaló la Asociación Digna Por la Paz.
La muerte de Carlos Alberto Durango se registró dos días después del asesinato de William Ferney Jiménez, otro firmante de la paz, en la vereda Zabaleta del municipio de Mutatá (Antioquia). Este hombre también fue ultimado a bala.
Los agresores no fueron identificados por las personas que estaban en el sector, dado que eran extraños en el territorio. Lo único que se sabe es que llegaron directamente al sitio donde estaba el excombatiente y le dispararon sin mediar una sola palabra.
A pesar de las maniobras de los campesinos por salvarlo, murió en la tarde del 7 de diciembre. El asesinato se dio a conocer un día después, cuando sus allegados pudieron trasladar el cuerpo sin vida hacia la zona urbana de esta localidad del Urabá antioqueño.
El Partido Comunes informó que Jiménez adelantó su proceso de reincorporación en el antiguo Espacio Territorial de Capacitación de Llano Grande, ubicado en el municipio de Dabeiba. En ese sector del departamento entregó las armas y retornó a la vida civil.