Una tensa situación se presentó en la mañana de este martes 27 de marzo cuando seis hombres entraron a la fuerza a las instalaciones del diario El Heraldo, en la ciudad de Barranquilla, en búsqueda de la directora, Érika Fontalvo, para transmitirle un mensaje que le enviaba el jefe de la organización delincuencial Los Costeños, Digno Palomino, quien actualmente se encuentra privado de su libertad en una cárcel de la capital del Atlántico.
Tres reporteros tuvieron que salir a dialogar con los integrantes de este grupo armado ilegal, que se quiere acoger al proyecto de la ‘paz total’, con el fin de atender el violento reclamo ―pues exigían que se publicara una entrevista que ellos mismos le habían hecho a Digno Palomino― y calmar así los ánimos dentro de la redacción. Frente a este grave hecho, el fiscal general, Francisco Barbosa, le hizo un llamado urgente a la Unidad Nacional de Protección (UNP) para que le garantice la seguridad a la integridad personal de los periodistas de este medio de comunicación.
Igualmente, Barbosa advirtió que delegados se contactaron con las directivas del periódico en Barranquilla para tomar sus declaraciones dentro de la investigación que se abrió y fue asumida por la Dirección Especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos y el CTI, que están realizando los actos urgentes para determinar lo que ha sucedido.
A primera hora, la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) le pidió a la UNP para que, en coordinación con la Policía Nacional, ejecute medidas de protección para salvaguardar la “integridad de los medios”, así como una investigación de la Fiscalía para sancionar a los responsables de este acto violento y que sembró el miedo en la redacción de El Heraldo.
La Fundación señaló que este hecho se presenta días después que el comandante de Los Rastrojos Costeños, Ober Ricardo Martínez Gutiérrez, más conocido como Negro Ober, difundiera desde su celda en la cárcel de Palogordo en Girón, Santander, un video en el que les exigía a El Heraldo, Zona Cero e ImpactoNewsCol que divulgaran una entrevista suya en respuesta a la captura de su esposa en la ciudad de Bogotá, Vanessa Martínez Cantillo, alias Johana o Vanesa, señalada de ser la jefe de finanzas de la organización criminal.
Igualmente, el alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo rechazó enérgicamente estas amenazas y le exigió a todas las autoridades “que lleguen hasta el fondo de estos incidentes y, de haber lugar, imputen a estas personas frente a un juez”.
“Esto no puede quedar así, no puede volverse paisaje en nuestro país que se amenace a las personas que están tratando de hacer su tarea y, peor aún, que le demos más voz a un delincuente que a una víctima”, aseguró el mandatario.
Las amenazas del Negro Ober
El fin de semana que pasó la tranquilidad de todos los barranquillero estuvo alterada luego de conocerse las amenazas del Negro Ober a los comerciantes y a los policías en retaliación a la captura de su esposa. Tomándose un plato de sopa y fumándose un cigarrillo de marihuana, el criminal anunció que iba a vengarse por lo ocurrido.
“A mi mujer no la van a poner a pagar por los actos míos, yo pago y me hago responsable de mis actos; mi mujer no tiene nada que ver en nada”, dijo y en seguida agregó: “se murió el fiscal Pecci, también se puede morir cualquier fiscal. Estoy decidido hacer lo que sea, o sueltan a mi mujer o acabo con todo, que Dios los bendiga”.
“Si a la Fiscalía no le importa coger a la gente inocente mía, como mi esposa, a mí tampoco me va importar matar los policías. Les voy a matar comerciante por comerciante en San Martín, Bogotá, Villavicencio, Soledad y Barranquilla”, expresó este hombre, uno de los máximos cabecillas de Los Rastrojos Costeños. Portando anillos y cadenas de oro, el jefe de los Rastrojos Costeños se quedó mirando la cámara para decir: “lo que está quieto se deja quieto. Si ustedes se meten con gente inocente, yo también me meto con gente inocente y van a ser los comerciantes, me las van a pagar. Ahí van a llorar”.
Esto obligó al Instituto Penitenciario y Carcelario (Inpec) a ordenar este martes el traslado de Ober a la cárcel de máxima seguridad de La Dorada. Igualmente, se declaró insubsistente al director de la cárcel de Girón por permitir todo tipo de lujos del criminal que purga una condena de 50 años de prisión.