Pasó mucho tiempo para que en Colombia se hablara de acoso y abuso sexual de la manera abierta como hoy se ocupan los titulares de los medios de comunicación. El impactante relato que hizo la periodista Claudia Morales en una columna de opinión es uno de los hechos que tiene al país expectante de un desenlace ya que fue víctima de una violación sexual hace varios años por parte de un exjefe y el tema solo hasta hoy vino a salir a la luz pública.Aunque la periodista no quiso aportar el nombre y se negó a denunciar su caso ante una autoridad, este martes la Fiscalía decidió abrir de oficio una investigación. Las bases del caso -dice una comunicación emitida por la Vicefiscal María Paulina Riveros- serán fuentes abiertas, por hechos que públicamente hizo saber la reconocida comunicadora. La investigación quedará en manos de la Unidad de Delitos Sexuales de la Fiscalía.Morales manifiesta en su escrito que las recientes campañas en contra de la violencia contra la mujer le despertaron la necesidad de hablar, no obstante, explica por qué cree que no se equivocó cuando decidió guardar silencio por tantos años. "Apelé a mi mente, a mi espiritualidad, al pudor y unos años después al abrazo de mi esposo y hace poco a los oídos solidarios de un par de colegas amigos y otros dos amigos que no son periodistas. Con ellos mi secreto está a salvo. No necesito más", relató. La Fiscalía puede usar plenamente sus facultades para iniciar investigaciones de oficio frente a graves atropellos en contra de los derechos humanos. Sentencias de la Corte Constitucional han ratificado que esta obligación no depende de una denuncia por parte de la víctima o de sus familiares, o de su aportación de elementos probatorios. Al contrario, en caso de no denuncia, es una obligación que los organismos judiciales adelanten investigaciones de forma inmediata, exhaustiva, seria e imparcial, en un plazo razonable y bajo el impulso de los funcionarios judiciales. Después de que la columna de Morales fuese publicada, fueron varias las réplicas por parte de periodistas y líderes de opinión. Algunos manifestaron su apoyo por haber hablado, mientras que otros criticaron que en el texto no se mencionara al responsable. Los esfuerzos de Morales para argumentar los derechos que tenían las víctimas para callar fueron en vano cuando un puñado de hombres y mujeres salieron a reprocharle por no mencionar el nombre de su agresor. Lo que comenzó como un escándalo de Hollywood rápidamente se amplió a otras áreas de la cultura, el deporte, las empresas, la política y la sociedad en general, como una epidemia que se despierta en el mundo. No sólo en las distintas industrias en Estados Unidos las mujeres empezaron a romper el silencio, para hablar de una problemática que por tantos años habían callado.