Un extraño caso de intoxicación masiva se presentó el pasado 7 de abril en el pelotón Gladiador No.1 de infantería No. 38 Miguel Antonio Caro donde varios soldados, después de almorzar, empezaron a sufrir de fuertes dolores estomacales y vómitos.
Los hechos ocurrieron en un corral de la vereda Colorado de Puerto Salgar, Cundinamarca, cuando los militares se encontraban descansando de sus labores de control en la zona y se habían sentado a “ranchar” mientras preparaban el almuerzo.
Minutos después de haber almorzado, 14 soldados quedaron doblegados en el suelo, retorciéndose de un fuerte dolor estomacal y malestar. Algunos de los que no estaban siendo afectados le restaron importancia a la emergencia y, de hecho, sacaron sus celulares para grabar el momento, que luego querrían compartir con sus compañeros como un hecho anecdótico.
Sin embargo, la situación se tornó más tensa y los soldados en el suelo lloraban del dolor. Los más graves fueron remitidos al hospital Diógenes Troncoso de Puerto Salgar, al centro médico de La Dorada y a la unidad médica de la base aérea de Palanquero.
Poco a poco fueron dados de alta pero uno de ellos, Kevin Stiven Rúa Godoy, de 19 años, tuvo que ser trasladado en helicóptero a Bogotá debido a la gravedad de su situación y fue internado en el Hospital Militar.
Su madre. Lim Nieves Godoy, le contó al diario El Tiempo que ella fue a visitar a su hijo y lo encontró delicado, intubado, con suero y algunos medicamentos, pero que al parecer tendría muerte cerebral.
De hecho, en su declaración a ese medio, afirmó que el médico les dijo que los muchachos habrían comido algo con veneno, pero aún los exámenes no mostraban de qué sustancia se trataba.
Finalmente, luego de varios días hospitalizado, Kevin falleció el 12 de abril y las autoridades investigar si la teoría del envenenamiento podría ser real.
¿Qué pasó ese día?
Las primeras investigaciones aseguran que los soldados habrían comprado un pollo en un negocio de La Dorada. Luego, el grupo de 40 militares se dividió y 20 de ellos se ubicaron en un corral de vacas e instalaron su campamento porque iban a pasar la noche allí.
El primer grupo decidió preparar un pollo sudado con papas y arroz, mientras que el segundo fritó la proteína.
El grupo que había comido el pollo sudado fue el que fue afectado con la intoxicación. Los soldados interrogados afirman que no podrían tratarse de un envenenamiento pues es un grupo muy unido, que tiene que pasar por situaciones muy complicadas y que eso los ha hecho ser un pelotón que se ayuda mutuamente.
El joven encargado de preparar los platos afirmó que no notó nada raro en los alimentos, aunque sí dijo que el arroz tenía un olor extraño mientras lo estaba preparando.
Sin embargo, según los demás miembros del pelotón, ellos tienen que cargar con varias cosas en el camino, entre ellas químicos y gasolina y que quizás los alimentos podrían haberse impregnado con algún olor.
Los soldados afirmaron que no notaron nada extraño. De hecho, el joven que preparó el almuerzo le dijo a la madre de Kevin que él estuvo pendiente de todo.
“Mamá, yo hice el arroz, la papa, la pasta, el pollo llegó de último, entonces dejé a mi compañero con las ollas, y él no deja arrimar a nadie, fui y lavé el pollo y vine y lo preparé, y cuando vine a servir, que probé otra vez el arroz, ya sabía maluco, como a gasolina’. Yo le dije que cómo se iban comer eso, que por qué no sirvieron el resto y el arroz lo dejaban, y me dijo que porque allá el hambre los hace comer lo que sea”, dice el testimonio en El Tiempo.
Todo lo demás transcurrió como un día normal para los soldados. Solo hubo un incidente con los ganaderos que no quisieron sacar sus vacas del corral y se notaban algo incómodos con la presencia del pelotón, pero nada fuera de lo normal.
Por el momento, las investigaciones continúan en curso, la autopsia del soldado Kevin Godoy no se ha entregado ni la historia médica hasta tanto no se obtenga más información del hecho.