Aunque parezca imposible, en Bogotá están disparados los fotocomparendos por exceso de velocidad. En la capital crece la cantidad de dueños de carros inconformes por la medida. La polémica se da en medio de una contradicción: con tanta cogestión que hay en la capital del país, ¿cómo se logra una velocidad alta? Se preguntan algunos de los ciudadanos que se paran a hacer largas filas en la Secretaría de Movilidad, a la espera de ser escuchados en una audiencia en la que entregan su versión de los hechos.
Por otro lado, si la Corte Constitucional ha manifestado que el conductor debe estar plenamente identificado al momento de cometer la infracción y si las cámaras actualmente instaladas no logran hacerlo. ¿Por qué siguen generándolos?
A Alejandro* en un solo mes le sacaron 5 comparendos electrónicos, todos mientras el carro se movilizaba por la autopista norte, sobre las calles 187, 170, 127 y 100. Todos dicen que presuntamente iba a 66 kilómetros por hora cuando lo permitido es 60. No entiende cómo alcanzó esa velocidad en hora pico. Dice que en ninguna de las oportunidades iba manejando él, sino terceros.
Sabe que tiene derecho a impugnar, así que intentó hacerlo con muchas trabas de camino. Inicialmente, quiso sacar una cita, pero no encontraba en la plataforma la opción que corresponde a su comparendo: C-29; así que buscó el código cercano: C30. Al llegar a la cita no lo atendieron porque su código no correspondía a la multa. El ítem no existe en la página, según han denunciado varios bogotanos.
Finalmente, logró la cita con un funcionario. Sin embargo, los funcionarios solo pueden atender de a un caso. Así las cosas, le tocó hacer malabares para no perder una de las citas. “¿por qué un mismo abogado no podía tratar todos los casos?”, se pregunta ahora que tiene los otros comparendos sin atención.
Su sorpresa fue mayor cuando, luego de estar sentado frente al abogado por media hora, sin pronunciar palabra, le entregaron un paquete de más de 5 hojas en las que estaba el interrogatorio. El documento lo exoneraba de la multa.
Si en la Secretaría de Movilidad se sabe que todos los que lleguen a impugnar el comparendo ganan, ¿por qué generan semejante desgaste al sistema administrativo? ¿Cuánto le vale al distrito imprimir las fotos, mandar un mensajero para que notifique, el sueldo de decenas de abogados que copian y pegan en un formato de resolución?
José Fuentes tiene una flota de taxis, a 10 de ellos, en junio, también le sacaron fotocomparendos por velocidad, cuando él les notificó a los conductores, varios le dejaron el trabajo tirado, y la responsabilidad de la sanción recayó sobre él. Aprovechó una especie de amnistía en la que si reconocía la infracción le bajaban la mitad del valor de los comparendos y pagaba a cuotas y sin intereses. ¿Será que lo que buscan es recaudar dinero de incautos?
Él no sabía que no tendría que pagar, pues, el fallo de la Corte indicó que no se puede endilgar una sanción a una persona si esta no está plenamente individualizada. Ahora siente que lo manipularon con ofertas para aceptar un compromiso que en realidad no tenía.
Parece que de los fotocomparendos hay muchos que sacan provecho. Hay oficinas de abogados que cobran $ 100.000 por hacer el trámite de impugnación, siendo innecesario. Las autoridades investigan si existe un cartel entre las oficinas externas de abogados con los funcionarios públicos para feriar los turnos de atención. Hasta el cierre de esta edición, la Secretaría de Movilidad no se prenunció frente al tema.