Una sopa llena de gusanos, carne con olores fétidos, frutas y verduras a punto de pudrirse, cocinas que no cumplían el más mínimo requisito para preparar alimentos: estas fueron algunas de las graves irregularidades que encontró el Instituto Penitenciario y Carcelario (Inpec) en la mayoría de las cárceles del país.
Todo esto quedó registrado en fotografías y las declaraciones de varios internos que se han visto obligados a consumir estos alimentos, con el gran riesgo de intoxicarse o enfermarse gravemente. Las tres comidas que reciben diariamente, en algunos casos, no cumple con los requisitos nutricionales puesto que las porciones son muy pequeñas, no tienen la proteína exigida o está preparada en muy malas condiciones.
En entrevista con SEMANA, Martha Isabel Gómez Mahecha, subdirectora de atención en salud del Inpec, consideró que la situación es una “bomba de tiempo”, puesto que la mala entrega de alimentos genera otros problemas como motines, peleas, enfermedades y huelgas de hambre.
En la inspección realizada recientemente se determinó que el 26 % de los establecimientos carcelarios se encuentran en estado crítico por las fallas en la entrega de los alimentos a los internos. Para llegar a esta categoría, explica Gómez, se concluyó que no se cumplía con los gramajes establecidos (entregando una cantidad mucho menor a la requerida), cambios constantes en los menús, fallas en la entrega de todos los componentes establecidos (como el postre, frutas, verduras), así como insalubridad en “los ranchos”, como son conocidos los lugares donde se deben preparar exclusivamente los alimentos.
La Región Central (Bogotá, Boyacá, Cundinamarca y Meta) presenta la mayor problemática, puesto que la mayoría de las 42 cárceles que se encuentran en la zona registraron graves problemas, entre ellas La Picota, la de Acacías, El Buen Pastor y Chocontá. Para la subdirectora de atención en salud del Inpec, la situación es bastante compleja y no se aceptan ya “pañitos de agua tibia”, sino que urge una solución inmediata.
En este sentido, consideró que la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec) no ha tomado cartas en el asunto pese a todas las denuncias y peticiones que se le han presentado por parte del Inpec para que los operadores y contratistas mejoren el servicio en la entrega de alimentos.
Debido a esto, y para evitar que se presente una situación muchísimo más grave que puede traducirse en una tragedia, han tocado varias puertas con el único fin de que se tomen soluciones efectivas e inmediatas para que los internos reciban la alimentación como lo exige la ley.
Las cárceles con más problemas
La Picota. Por las constantes fallas en la preparación de los alimentos se presentó una huelga de hambre que sigue hasta la fecha. Los internos cuestionan los incumplimientos en los horarios, menús, dietas y la presencia de vectores. Esto pese a las medidas cautelares que emitió la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Pedregal. Intoxicaciones alimentarias seguidas, cierres sanitarios de todos los servicios de alimentación por parte de la Secretaría de Salud de Medellín.
Acacias. Constantes incumplimientos en la entrega de horarios de los alimentaos, condiciones sanitarias inadecuadas y problemas en la calidad de las materias primas.
Yopal. Los internos presentaron una acción popular por alimentación, salud e infraestructura.
Florencia. Desabastecimiento constante de materias primas, principalmente la proteína.
Guaduas. Presencia de vectores y calidad de alimentación.
Tras los cuestionamientos hechos por el Inpec, varios de los contratistas y operadores argumentaron motivos de seguridad para no entregar los alimentos debidamente. Entre estos señalaban intimidaciones al interior de los establecimientos y el robo de la materia prima. Sin embargo, hasta el momento las autoridades no han recibido ningún tipo de denuncia o queja frente a estos hechos.