La semana pasada, César Lorduy, de Cambio Radical, había logrado los apoyos para un proyecto de su autoría en conjunto con el senador Richard Aguilar, del mismo partido.

En esencia se quería modificar la moción de censura para evitar que los ministros renuncien cuando se les adelante una. Ambos consideran que esto era necesario para que realmente este mecanismo funcione.

La Ley Quinta, por la que se rige el Congreso, contempla que los ministros contra quienes recaen las mociones de censura pueden renunciar. Esto ha hecho que en ocasiones muchos prefieran retirarse del cargo y no ser humillados en el Congreso.

El caso más reciente fue el del exministro de Defensa Guillermo Botero, quien renunció el año pasado luego de que se conociera que habían muerto menores de edad en un bombardeo del Ejército.

Otros casos similares en la historia reciente fueron las renuncias de Néstor Humberto Martínez cuando era ministro del Interior de Andrés Pastrana; Fernando Londoño como ministro del Interior y de Justicia de Álvaro Uribe; y Germán Cardona como ministro de Transporte en el periodo de Juan Manuel Santos.

Frente a este panorama, Lorduy y Aguilar quisieron sacar adelante este proyecto para darle más garantías al Congreso en el control político -una de sus principales funciones- ya que para ellos es evidente que la experiencia deja ver que la renuncia evita que se concrete la moción de censura.

En sí el proyecto es sencillo. Tiene 5 artículos en los que el 4 era el fundamental. Este establecía que el nominador (es decir el presidente de la República) no podía aceptar la renuncia en tanto no se hubiera votado la moción de censura contra el alto funcionario.

Sin embargo, lo ocurrido en las últimas horas en la discusión de la Comisión Primera de Cámara cambió todo el panorama. La semana pasada, Lorduy había logrado el consenso de la mayoría de la comisión y todo parecía indicar que el proyecto avanzaría sin ningún problema. Sin embargo, algunos congresistas cambiaron de opinión y no avalaron el artículo 4, a pesar de que sí respaldaron el resto del proyecto.

Uno de los puntos que se aprobó es que la moción de censura no será solo contra ministros sino que se amplió a superintendentes y directores de departamentos administrativos. Pero el avance del proyecto a la plenaria de la Cámara sin lo fundamental dejó un sinsabor.

“Si puede ser evadida sobre la base de la renuncia, ¿para qué tenemos esa moción de censura? Sencillamente no sirve para nada”, le dijo Lorduy a SEMANA.

Una de las polémicas que se generó es que implementar este punto podría coartar el derecho a la renuncia de los funcionarios.

“La aceptación se puede dar en 30 días. No se estaba coartando ese derecho, sino que queremos que se fortalezca y cumpla con su objetivo”, señaló Richard Aguilar. El senador fue más allá y ha denunciado que el cambio de los votos pudo haberse dado por llamadas desde el Gobierno a algunos congresistas.

“Los llamaron para que no apoyaran el proyecto. Nosotros respetamos las posturas, muchos no lo confiesan públicamente pero personalmente nos lo manifestaron. El Gobierno hundió el articulo”, comentó Aguilar.

Tanto Lorduy como Aguilar dicen que este proyecto no es contra el Gobierno de Iván Duque, al cual respaldan y consideran que ha hecho una buena gestión. Le piden a los congresistas que piensen más allá y se imaginen otro panorama en el que no hagan parte de una alianza de gobierno sino estén en la oposición y quieran hacer ese control efectivo.

El representante Germán Navas Talero, del Polo, dijo: “Aquí alguien hizo alusión a algo que despertó mi memoria y me lo acaba de confirmar el senador Aguilar. ¿Por qué esos cambios de posición? ¿Qué hizo cambiar a las personas su posición original? Y eso me recuerda exactamente, que ni calcado, lo que pasó con Yidis y Teodolindo (…) con el paso del tiempo se descubrió que a Yidis le habían ofrecido ciertas prebendas”.

Lo cierto es que el proyecto avanzó pero sin su artículo fundamental. Por eso, Aguilar y Lorduy no están muy convencidos de quererlo aprobar de esa forma y han pensado en volverlo a presentar por Senado o buscar que en los debates restantes puedan adicionar este punto con otra redacción.

Lorduy lamenta que esta sea una muestra más de que al Congreso le cuesta autoreformarse, sabiendo además que se trata de un mecanismo que les ayuda para garantizar mayor efectividad en una de sus tareas que es el control político al Ejecutivo.

“Es una lástima que el Congreso mismo se cercene, se castre, se autocensure para ejercer sus competencias y lograr el cometido que el control político le entrega”, señaló. Aunque rescata como hecho valioso que la discusión se haya dado.