Francia Márquez Mina siempre habla con firmeza y sin titubeos. Por eso, nadie puso en tela de juicio su más reciente anuncio: “Quiero ser presidenta de Colombia”. Su aspiración, aunque es prematura, se convierte en una de las opciones más serias de los sectores alternativos que no convergen en Bogotá, sino en los territorios, los cuales Francia conoce y ha recorrido desde 1995 cuando inició su labor como líder social y defensora del medioambiente. Ella siempre ha procurado por el bienestar de su gente: aquellas comunidades negras golpeadas por la megaminería y el conflicto armado. “Cuando alzamos nuestras voces nos convertimos en objetivo militar”, dice. Pero lo cierto es que Francia nunca se ha amilanado frente a las amenazas y atentados por su labor social. En conjunto con otros líderes sociales lograron parar ambiciosos proyectos mineros en el río Cauca, muy cerca de la reserva natural Salvajina en Suárez, Cauca. Por su férrea defensa ambiental han intentado asesinarla al menos seis veces. En el último atentado, dos hombres armados con pistolas y granadas entraron el 4 de mayo de 2019 a una reunión que la líder presidía en Santander de Quilichao. Dispararon sin mediar palabra, pero Francia alcanzó a esconderse de las balas. Luis Alexánder Becerra Asprilla y Gildardo Ramírez, dos escoltas de la UNP, resultaron heridos.
“Empezamos a recibir amenazas cuando enfrentamos a títulos mineros que habían sido otorgados —en el marco del conflicto armado— a empresas multinacionales y a terceros foráneos”, cuenta la líder social. Francia tiene 39 años. Nació en Yolombó, un corregimiento de población afrodescendiente de Suárez, Cauca. Desde los 15 años de edad inició con el liderazgo social para evitar que una multinacional arrasara con un río de su comunidad. "Yo empecé desde los 15 años apoyando a las comunidades que estaban protestando para que el río Ovejas no fuera desviado a la Salvajina. Eso fue en 1995 y desde entonces no he parado", cuenta. En 2018 su lucha la hizo merecedora del premio Goldman para el medioambiente y cuatro años antes, en 2015, el premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos. "Lo que ha pasado es un reconocimiento a la lucha que como pueblo negro y mujeres hemos realizado en este país", agrega esta líder social.
Dice que su postura es por los derechos del pueblo. “Es la continuidad de lo que iniciaron nuestros ancestros”. Su actuar ha trascendido fronteras. En octubre de 2019, el medio británico BBC la incluyó en su lista de las 100 mujeres más influyentes del mundo. Francia Márquez reacciona con serenidad a este tipo de noticias. Ella reconoce que los logros internacionales la hacen feliz, pero también precisa que sus luchas no están concluidas y que, por el contrario, tienen un largo camino por recorrer. Francia, presidenta Aunque Francia no aclaró por cuál partido político o movimiento social aspirará a la Presidencia, sí explicó qué la mueve para llegar a la Casa de Nariño en 2022: "Soy una líder comunitaria y social comprometida con el cuidado de la vida y con la necesidad de cuidar el territorio como espacio de vida, cuidar la casa grande. Mi decisión de decirle al país que quiero ser presidenta surge debido a la violencia sistemática y estructural que estamos viviendo. Surge a raíz de que en esos territorios donde se da el conflicto armado no podemos soñar y hay la necesidad de pasar la página de la violencia". En las pasadas elecciones, Francia apoyó a Gustavo Petro, de Colombia Humana. Incluso lo acompañó en tarima en varias oportunidades. Pero en esta aspiración presidencial tal parece que lo hará fuera de las toldas del exalcalde de Bogotá y buscará el apoyo de organizaciones sociales. Su propuesta inicial es una lucha frontal contra la desigualdad social y el cuidado del medioambiente. Francia desde ya se plantea un camino para llegar a la Presidencia: construir una narrativa con aquellos que no han tenido voz. Mujeres, jóvenes y todas aquellas expresiones sociales “con las que se pueda transitar en una lucha por la igualdad, justicia, antirracismo y antipatriarcado”. Su sueño, dice, es recuperar el valor de la vida.