VICKY DÁVILA: Francia Márquez, al ser la fórmula vicepresidencial de Gustavo Petro, ¿puedo decirle que lo lograron?
FRANCIA MÁRQUEZ: Todavía no lo hemos logrado, lo lograremos el 29 de mayo cuando ganemos la presidencia. Colombia va a tener a una mujer que representa a los ‘nadies’, a las ‘nadies’, a una mujer afrodescendiente que representa al 52 por ciento de la población, a las mujeres colombianas, luchadoras, guerreras y que con mucho amor están en todo el país.
V.D.: Si usted y Petro ganan las elecciones, sería la segunda mujer vicepresidenta después de Marta Lucía Ramírez. ¿Tiene alguna opinión sobre la gestión de ella?
F.M.: Me diferencio de Marta Lucía. Qué bien por su condición de mujer, pero no lleva una agenda de reivindicaciones que necesitamos las mujeres en este país racista y clasista. Marta Lucía es parte de un Gobierno que contribuyó a hacer trizas las posibilidades de la paz, y hoy la gente lo está sufriendo en los territorios. No es suficiente con ser mujer. Esperábamos más de ella, que empoderara más a las mujeres, a las niñas, a los niños, que inspirara mucho más. He visto a mujeres decir: “Ella no nos representa”.
V.D.: ¿Qué piensa de la reacción de César Gaviria luego de que usted le dijera, entre otras cosas, “neoliberal”?
F.M.: Como mujer y como afrodescendiente pienso que, cuando Gaviria ve mi intervención como grosera, eso es parte del patriarcado, que deslegitima la voz de las mujeres señalándolas de ser groseras, de ser altaneras, de no estar bien puesticas en su lugar. Es parte de lo que hay que deconstruir. Haber dicho que Gaviria representa el neoliberalismo no es una grosería y tampoco es una mentira. Es una realidad. Y no lo dice Francia, lo dice Colombia. Lo dice la gente que siente que quienes han gobernado, entre ellos Gaviria, no les han garantizado sus derechos. La mayoría de la gente está sin condiciones de acceso a salud de calidad, sin agua potable, saneamiento básico, educación. Aquí hay una población mayoritaria aguantando hambre. Aquí se desfinanció el fortalecimiento de la producción agrícola, de la industria colombiana, se han quebrado las empresas. La clase media no es que la tenga fácil, todos los días está pensando en el pago de impuestos, el arriendo, los servicios, la gente no está viviendo sabroso en Colombia, está viviendo en la incertidumbre…
V.D.: ¿Le preocupa que Gaviria haya roto con Petro y el Pacto Histórico?
F.M.: Lo que dijo Gaviria es una excusa para una decisión que él ya había tomado y era la decisión de seguir como en 2018, cuando escogió irse al Gobierno que hizo trizas la paz. Es lo mismo que está haciendo ahora, escogiendo a Federico Gutiérrez, reconocido no solo por nosotros, sino por el país como el candidato del uribismo.
V.D.: ¿Está arrepentida de haberle dicho a Gaviria lo que le dijo?
F.M.: Soy una mujer que digo las cosas como las pienso. Este país me conoce, no soy de cálculos políticos. ¿Por qué tengo que arrepentirme? No, no tengo que arrepentirme. Al contrario, si Gaviria de verdad quiere demostrarle a este país que no es más de lo mismo, le toca demostrarlo con hechos, estar dispuesto al diálogo. Cuando él dice “no estoy dispuesto al diálogo y me voy para allá”, es más de lo mismo, porque Fico es la representación del uribismo, que hemos tenido más de 20 años. Lo que está haciendo Gaviria es usarme como un trampolín para una decisión que había tomado hace rato. Su decisión era irse al uribismo.
V.D.: Es decir, ¿Gaviria no se ofendió con lo que usted le dijo, sino que buscó una excusa para romper con el Pacto Histórico?
F.M.: Sin duda, y se lo sostengo. Me usó como excusa para una decisión que ya había tomado. Su decisión era seguir en un partido con una apuesta que representa más de lo mismo.
V.D.: Gaviria dice en la carta que le advirtió a Petro que usted no podía volver a referirse a él en malos términos. ¿Petro le dijo algo?
F.M.: Yo tengo mi autonomía como mujer, y creo que Petro siempre me ha respetado eso. Yo no estoy diciendo nada que sea mentira.
V.D.: En un debate de SEMANA y El Tiempo, usted dijo: “Un pacto con César Gaviria es una nueva repartija del Estado”. ¿En eso también se sostiene?
F.M.: Yo lo escuché a él mismo en el Gobierno pasado diciendo que se habían repartido; que en el Gobierno de Duque habían repartido el Gobierno; eso no lo dije yo, él mismo lo dijo. La pregunta es si en esta apuesta también está por la repartidera o está por un cambio.
V.D.: Veo que a usted Gaviria no le gusta ni cinco...
F.M.: Vicky, no es que no me guste, es que sus acciones y lo que está viviendo el país son una evidencia de lo fallido de esa política. Invito al Partido Liberal a que nos sentemos a discutir y a asumir este desafío que está planteando Colombia. Sentémonos a hablar, a discutir un programa de gobierno que en realidad genere transformaciones.
V.D.: ¿El Partido Liberal quería poner fórmula vicepresidencial? ¿Eso es verdad o mentira?
F.M.: No sé, no conozco esos diálogos. Él ya fue presidente y no puede pretender que el resto de su generación siga ocupando el Estado porque sí. Hay que ceder el espacio a quienes nunca lo han tenido, a quienes nunca lo han ocupado, porque este país, esta sociedad y el Estado nos pertenecen a todos.
V.D.: Si César Gaviria se va con otro candidato, ¿esos votos le harían falta al Pacto Histórico?
F.M.: Esto se gana con votos. La presidencia se va a ganar con votos y queremos ganar en primera vuelta, pero eso depende de todos los colombianos y colombianas. Esto es un pacto con el pueblo. La gente no cree en política porque no les dice nada. Cuando digo que es más de lo mismo, no lo digo yo, lo dicen las ‘nadies’ y los ‘nadies’ de este país, a quienes no les han permitido garantías de los derechos.
V.D.: Roy Barreras dijo que era un error atacar a Gaviria. ¿Usted está de acuerdo con Roy?
F.M.: Él ha dicho muchas cosas y está en su libertad. Para mí no es un error lo que planteé. Para mí haber dicho que Gaviria representa al liberalismo y más de lo mismo no es un error. Claro, esa palabra viene de una mujer negra que representa a los ‘nadies’ de este país, hay que buscar las formas de deslegitimarla. Eso nos pasa a nosotras, las mujeres, sobre todo en política. Porque los hombres creen que son los que tienen la verdad revelada en la política. Porque creen que la política se ha concebido solo para ellos y que ellos tienen la última verdad.
V.D.: Usted sacó más votos que Fajardo. ¿Eso le gustó?
F.M.: Me gustó ver el despertar de un pueblo, de las juventudes y de las mujeres. En mis recorridos los vi diciendo “gracias por atreverse”, “gracias por estar ahí”, “gracias por poner los valores en la política”, “gracias por hacer una política con amor”. Con alegría, con berraquera. Es Colombia quien tiene que parir un cambio.
V.D.: Francia, usted es una mujer de carácter, hace respetar sus ideas y posiciones. Hábleme de esa personalidad que la ha traído hasta acá…
F.M.: Vicky, yo he visto todas las agresiones que usted ha recibido por sus posturas. O sea, en este país, a las mujeres nos toca tener carácter. Si queremos salir adelante y si queremos defender nuestros derechos, nos toca. No hay de otra, y nos toca porque nos ven como débiles. Nos ven como las que no tenemos experiencia, no sabemos y no podemos. A mí, la vida, el territorio donde crecí, la familia con la que me crie y mi comunidad me enseñaron a cuestionar.
V.D.: Incluso, frente a Petro, a usted se le ve muy independiente. ¿Se siente así?
F.M.: Claro. Me siento muy cómoda con Gustavo y no es de ahora, lo acompañé en la candidatura pasada y me siento tranquila por eso. No es una persona que impone, a mí no me impone. Respeta, valora, reconoce, y eso es lo que me permite estar aquí construyendo con él. Siendo equipo para parir un cambio. Gustavo dijo que no somos uno y dos, somos uno y una. Eso quiere decir que somos equipo, eso quiere decir que nos pensamos en paridad. Eso quiere decir que, en medio de la diferencia, somos diferentes. Sí, somos diferentes por todo, pero nos reconocemos en la diferencia y reconocemos las virtudes de cada uno y de cada una. Estamos construyendo la forma de transformar a Colombia y solo queremos que en este país se permita vivir sabroso. Así decimos en el Pacífico, nosotros sabemos lo que significa vivir sabroso.
V.D.: Si ustedes ganan la presidencia, pienso que no va a ser una subordinada como vicepresidenta. Usted tendría autonomía, una voz propia y sería distinto. ¿Cómo sería esa relación?
F.M.: He sido autónoma desde mi casa. Aprendí a trabajar desde los 12 años, me fui independizando de mi familia y de mi mamá. Siempre he sido independiente. Eso no quiere decir que, en un gobierno que vamos a construir juntos, no tengamos que dialogar y plantearnos colectivamente el desafío y las tareas que tenemos. Voy a ser vicepresidenta y a jugar un papel importante en algo que ha esperado esta sociedad y es un principio constitucional que aún no se ha desarrollado. Es el principio constitucional de la igualdad, de una sociedad igualitaria. Aquí no hay igualdad ni siquiera en términos de alimentación, y eso es parte de un desafío. Voy a estar en un ministerio que se va a crear, el Ministerio de la Igualdad.
V.D.: ¿En qué consiste?
F.M.: Liderará varias agendas. La primera es garantizar la igualdad de las mujeres con el resto de la sociedad para que el salario que recibamos las mujeres sea igual al valor del salario que reciben los hombres. Nosotras trabajamos más y recibimos menos. En términos de acceso a la participación política, tenemos que tener las mismas garantías. El otro tema que manejaremos es de las diversidades sexuales y de género y el de los jóvenes. Ellos quieren hacer realidad sus sueños, tener acceso a educación, salud, cultura, deporte, recreación. Y, por supuesto, trabajaremos por la igualdad para la población afrodescendiente, raizal y palenquera. Para mí estar en un gobierno y no trabajar por mi pueblo y por mi gente es como no haber llegado o no haber estado.
V.D.: Algunos críticos dicen que su relación política con Petro puede terminar mal. ¿Qué les responde?
F.M.: No, al contrario, creo que, cuando reconocemos nuestras personalidades y nos valoramos, hay muchas probabilidades de construir colectivamente. No se construye cuando se impone al otro o a la otra lo que pienso y lo que sueño. Cuando hay posibilidades de construir colectivamente, ahí hay esperanzas para cambiar. Para mí eso ha sido una regla de oro. Mis amistades que han sido más fuertes son las amistades con las que he sido honesta, con las que he sido crítica, con las que hemos sido transparentes. Con las que siempre nos hemos dicho las verdades. Esas amistades son las que permanecen y perduran, y yo reconozco en Gustavo ese valor. Así que no va a ser tan fácil que esto se desbarate. Al contrario, van a tener ahí mucha fortaleza: dos liderazgos diversos, distintos, pero somos capaces de construir colectivamente en medio de la diferencia.
V.D.: ¿Qué visión tiene del problema del narcotráfico?
F.M.: La política antidrogas ha sido fallida, hay que plantear otro paradigma y es el de la legalización. Que permita disminuir el incentivo que motiva a la guerra, sabiendo que el narcotráfico financia el conflicto armado y la corrupción. No es fácil, es un diálogo de una agenda internacional, que debemos abordarlo, porque parte de la gasolina del conflicto armado y la violencia tiene que ver con el narcotráfico.
V.D.: ¿Alguna vez le han ofrecido droga o la probó? ¿Cuál ha sido su relación con ese tipo de sustancias?
F.M.: Yo he tenido en mi familia jóvenes que terminaron consumiendo drogas. Tuve una prima y su mamá se desapareció. Ella estaba muy joven, se vino a Cali a los 15 años, a trabajar como empleada doméstica, y, cuando nos dimos cuenta, estaba en las drogas. Tras haber perdido a su mamá, ella buscó el refugio en las drogas. Era mi superamiga, y una vez ella me puso una bolsita de perico en la mano porque éramos como hermanas, nos queríamos, y nos seguimos queriendo, y yo dejé caer la bolsa y, entonces, se dieron cuenta de que ella estaba consumiendo. Y estuvo enojada conmigo un poco de tiempo, y yo le dije: “Yo no voy a consumir droga, yo a usted la quiero mucho, pero eso es pecado para mi familia. Y yo no voy a ser como la oveja negra de mi casa”. Sin embargo, he compartido con muchas personas que han consumido sustancias psicoactivas y he entendido que este es un problema que no se atiende estigmatizando la juventud, sino atendiéndolos en términos de sus emociones, en salud mental.
V.D.: Petro planteó que, si es presidente, revisaría con Estados Unidos la figura de la extradición. ¿Está de acuerdo?
F.M.: Si la extradición es para ocultar delitos que se han cometido aquí en complicidad con agentes del mismo Estado, hay que dialogar sobre eso. Ahí lo que se están cometiendo son injusticias con las víctimas para que no se conozca la verdad de los hechos.
V.D.: Por ejemplo, ¿usted no extraditaría a alias Otoniel?
F.M.: Si la justicia colombiana es fuerte, yo no lo extraditaría. Haría que respondiera aquí por los delitos que cometió, porque extraditarlo es decir: vaya y cumpla con la justicia de Estados Unidos. Pero aquí con nuestra justicia no pasa nada. Priorizaría la responsabilidad, debería responderles a las víctimas en Colombia antes de irse, porque sentiría una evasión de la responsabilidad en términos de justicia en Colombia.
V.D.: Las autoridades han dicho que algunos integrantes de la primera línea pasaron la frontera de la protesta y se convirtieron en autores de todo tipo de delitos, y están presos...
F.M.: Para mí son presos políticos. Seguramente, salieron a la calle y cometieron algunos desmanes, no los estoy justificando, pero no le doy una categoría de terroristas a esos jóvenes ni de vándalos. Yo los escuché, estuve ahí, y decían por cuenta de las ollas comunitarias: “Vea, esta es la primera vez que estamos comiendo tan sabroso”. Este país no conoce a la gente que aguanta hambre. Entonces, esa gente quiere que la escuchen, que la atiendan, quieren que el Estado los proteja.
V.D.: Si ustedes llegan a la presidencia, ¿buscarán una salida para esas personas que están en las cárceles y que son de la primera línea?
F.M.: En vez de poner a esos jóvenes en la cárcel, hay que ponerlos en una universidad. Que les garanticemos educación. Después del estallido, alcancé a reunirme con más de 40 en Cali. Me dijeron: “Nosotros no hemos terminado ni la primaria, queremos estudiar, prepararnos”.
V.D.: ¿Qué les dice a aquellas personas que la critican y que incluso se burlan de usted por el uso del lenguaje incluyente? Usted habla de ‘todes’, de las ‘nadies’, de mayores y ‘mayoras’…
F.M.: (Risas) Me han dicho que golpeo el español. Pero creo que no reconocer a la gente desde su lugar de enunciación es creer que hay una sola forma de definición. Y es no comprender y no reconocer que esta sociedad se transformó. Esta sociedad está construida con otros valores, y esta juventud, esta nueva generación, está poniendo otros valores, el valor de la ética en la política, el valor de la ética por la vida, por la justicia social. Eso es lo que ha generado ese estallido social, la gente no va a la calle porque sea tan bueno que lo encierren, que lo torturen, que lo desaparezcan, que lo encarcelen, la gente va porque está cansada, porque quiere cambios. Así que, bueno, a las personas que no les gusta que yo diga ‘todes’, que diga ‘mayoras’, que hable del ancestro (risas), pues lo siento porque me van a tener que escuchar.
V.D.: A los que no usan esas expresiones, por favor, explíqueles qué significa la palabra ‘todes’. ¿Qué quiere decir?
F.M.: Las comunidades que tienen diversidades sexuales y de género me han venido enseñando que el ‘todes’ significa que ellos no se reconocen ni como hombres ni como mujeres. El ‘todes’ significa que tienen otros lugares, otras formas de enunciación, por ejemplo, las mujeres trans. El lenguaje inclusivo significa eso, que hay otras formas de enunciación desde esas personas que tienen otras sexualidades u otras formas de ver la vida, de ver el mundo. Es reconocer que somos un mundo de colores, no hay un solo color, blanco o negro, somos multicolor.
V.D.: Francia, en política hay gente muy malaleche, ¿no?
F.M.: Uy, sí… Hay gente que saca lo peor de su humanidad en la política y no debería ser así.
V.D.: Así es. Pues esos malaleches han dicho que usted está hablando igualito a Nicolás Maduro y hasta recuerdan que él decía “millones y millonas”. ¿Qué les dice a esos críticos?
F.M.: (Risas) Que dejen de ser tan mala leche, que vean lo bueno de este proceso que estamos haciendo, que aquí no hay inferiores ni superiores, somos seres humanos que merecemos respeto, reconocimiento, que podemos construir en juntanza (risas), en colectivo.
V.D.: A propósito de Venezuela, ¿respalda restablecer las relaciones con Maduro?
F.M.: Sí, tener malos vecinos no es bueno, y más si de esa relación depende el bienestar de muchas familias, tenemos más de 12 millones de personas entre Colombia y Venezuela que tienen una relación histórica. Por estas peleas entre un Gobierno y el otro, por la ideología de un presidente y otro, esta gente se ha visto afectada. Yo no voy a meterme a incidir en la política de Venezuela, creemos que hay malas situaciones allá, que la gente no es que la esté pasando bien, creemos que hay que hacer cambios, pero respetamos la autonomía de cada país.
V.D.: Le voy a mencionar algunos nombres y usted me dice la primera palabra que se le viene a la cabeza. Empecemos… Juan Manuel Santos.
F.M.: Hizo un esfuerzo por lograr la paz.
V.D.: Gustavo Petro.
F.M.: Un valiente.
V.D.: Álvaro Uribe.
F.M.: No le desconozco su inteligencia, y, pues, lástima que su liderazgo no sea puesto al servicio de la vida. Me pregunto lo que este señor hubiera podido hacer si se pone del lado de la justicia social, del lado de la dignidad humana, del lado de la lucha antirracial, del lado de la paz, y no de hacer trizas la paz.
V.D.: Iván Duque.
F.M.: Siento frustración de haber sido un hombre tan joven que no asumió el desafío.
V.D.: Joe Biden.
F.M.: Tuve muchas esperanzas cuando estaba aspirando, ahora no las tengo tanto, pero…
V.D.: ¿Se desilusionó un poco de Biden?
F.M.: Menos peor que Trump sí es (risas).
V.D.: Hugo Chávez.
F.M.: No lo conocí.
V.D.: ¿Y tiene alguna idea o concepto de lo que fue él?
F.M.: Tuve la imagen de que era un hombre negro, que se había jugado por una revolución, pero de ahí a que se haya hecho la revolución en Venezuela es otra discusión.
V.D.: Nicolás Maduro.
F.M.: Un heredero.
V.D.: Sergio Fajardo.
F.M.: (Risas) Yo no quiero decirle lo que dice el pueblo.
V.D.: Diga lo que quiera…
F.M.: El profe que se duerme en clase (risas).
V.D.: Federico Gutiérrez.
F.M.: Un bufón más del uribismo.
V.D.: Rodolfo Hernández.
F.M.: Mucha bulla, mucha bulla.
V.D.: Íngrid Betancourt.
F.M.: Está desperdiciando su oportunidad de incidir en la política. Su postura ahora es desacertada, para decirlo de una manera chévere.
V.D.: Francia, ¿cómo la marcó el hecho de haber sido mamá a los 16 años?
F.M.: Fue una sorpresa para mí porque no tenía formación sobre la vida sexual y reproductiva. Me tomó por sorpresa darme cuenta de que estaba embarazada. Esto puede significar: “Es que ella fue buscona y abrió las piernas”, porque siempre la responsabilidad de la maternidad recae sobre las mujeres, y, si son mujeres negras, mucho más. Me marcó que el papá no hubiera asumido, era un hombre mayor, ya adulto, y yo todavía era una adolescente, no asumió su responsabilidad paternal y simplemente se fue. Me marcó que estaba estudiando mi bachillerato y me tocó parar, suspender mis estudios para ponerme a criar, yo trabajé en la mina hasta el último día que iba a parir a mi hijo. A mi mamá le tocó parir sola, mi mamá se hizo partera, en su propia experiencia atendiéndose ella misma sus partos. Las mujeres no la hemos tenido fácil en este país en relación con la maternidad.
V.D.: ¿Algún día pensó en abortar?
F.M.: Sí.
V.D.: ¿Y por qué no lo hizo?
F.M.: No sé, no me atreví, pero tuve la intención de hacerlo, lo pensé demasiado. Varias primas me decían: “Uy, pero usted se va a encartar, usted está estudiando, ¿ahora que va a hacer? Eso se le va a convertir en un problema”. Lo pensé muchísimo, pero no fui capaz…
V.D.: ¿Estuvo de acuerdo con la decisión de la Corte de permitir el aborto hasta los seis meses de embarazo? Usted y yo, que hemos sido mamás, sabemos que un bebé a los seis meses es una persona dentro de uno…
F.M.: Sí, es una persona dentro de uno, pero también traerlo a este mundo sin poder darle una vida digna para que después muera de desnutrición, de hambre, para que termine el Estado mismo asesinándolo, creo que es una carga para las mujeres, una responsabilidad muy grande. No significa imponerles a las que no quieren ser mamás esa crianza solas, la crianza de un hijo amerita mucha responsabilidad, y no solamente es el nacimiento y no solamente es la alimentación, necesita amor, necesita comprensión. Yo en lo que no estoy de acuerdo es en que penalicen a las mujeres por decidir sobre sus cuerpos.
V.D.: Petro dijo que, si es presidente, va a revisar las concesiones mineras. ¿Qué multinacionales no deberían estar en Colombia?
F.M.: Más que si una multinacional puede estar o no, es la forma en que se va a hacer esa explotación. Si va a afectar una fuente hídrica, si las va a envenenar con mercurio y cianuro, por supuesto, hay que revisar. Aquí el problema es el impacto que genera la minería. Antier me llamó mi tía, tiene una niña de 11 años con problemas en los huesos, se le han caído las pestañas, los primeros exámenes le indicaron que tenía partículas de mercurio en el cuerpo. Su otra hija adulta también tiene esa misma enfermedad. Eso lo genera el mercurio. En mi comunidad no hay agua potable, no tenemos un acueducto, y el agua que está tomando la gente está contaminada con mercurio. ¿Eso qué significa para la salud de la gente, para la vida reproductiva de las mujeres? Eso es parte de los desafíos que implica analizar y revisar la explotación minera en nuestro país.
V.D.: ¿Francia Márquez tiene plata? La gente aquí está acostumbrada a que los políticos se vuelven ricos…
F.M.: Yo no tengo condiciones económicas, yo pude hacerle una casa a mi mamá cuando gané el Premio Goldman. En la casa que teníamos caía agua… Yo tuve ofrecimientos de empresa, y en un momento dije: no, no puedo recibir recursos porque eso me compromete en términos de lo que quiero hacer. Eso lo hice en mi campaña pasada, me ofrecieron 5.000 millones de pesos, me dijeron: “Usted es un producto vendible, nosotros queremos que usted llegue a la Cámara por las comunidades negras”. Yo les dije: no, lo siento, pero no lo voy a hacer así y tuve las presiones internas de la gente. Después me dijeron: “Sí vio, perdimos por usted, por no aceptar apoyos”. Pero esos son los apoyos que comprometen y amarran. Hoy puedo decirle a Colombia que estoy contenta de haber hecho esta campaña porque no recibí dineros mal habidos, no recibí dineros que comprometan el ejercicio que estamos haciendo de dignificar la política.
V.D.: ¿Apoya un diálogo con disidencias de las Farc y con el ELN?
F.M.: El propósito mayor de este país debe ser lograr la paz. Y eso significa diálogo. La confrontación armada, en más de 60 años, no ha sido el camino, no ha dado mayores resultados. El conflicto armado sigue campante y la gente sufriendo. Por supuesto, hay que poner el diálogo en el centro con todos los actores armados, incluyendo los actores armados del Estado colombiano, que han contribuido, por las dinámicas de la guerra, por el largo conflicto armado, a violentar los derechos humanos de los colombianos y colombianas.
V.D.: Hablemos de pensiones. Ha habido mucha controversia en torno a las propuestas del Pacto Histórico. En concreto, ¿qué le dice a la gente?
F.M.: Primero, ¿cuáles son las posibilidades que tenemos de cotizar? Los que cotizan son una minoría. No olvidemos que la informalidad laboral es la mayoría. Y si no cotizan, pues nunca van a llegar a tener las posibilidades de una pensión. Y a esas personas, el Estado tiene que atenderlas, protegerlas, cuidarlas. Hay que fortalecer el sistema público de pensión. Y que ese sistema contribuya a esos subsidios pensionales para garantizarles dignidad a las personas que son adultas mayores y nunca se han pensionado. Hay que lograr que quienes han cotizado logren pensionarse. Aquí lo que se está cuestionando es si el sistema privado en Colombia permite que los cotizantes logren una pensión digna. Lo que se cuestiona es que el sistema privado de pensiones no permite que las mayorías que cotizan se logren pensionar. Eso es lo que se está cuestionando aquí. Si eso es lo que está pasando, entonces, hay que fortalecer en la responsabilidad del Estado, hay que fortalecer el sistema pensional público.
V.D.: Algunos lo que han dicho es que Petro quiere expropiar los ahorros de los trabajadores en los fondos privados. ¿Qué decir de esa frase?
F.M.: El uribismo y la ultraderecha no saben cuando hablan de Petro. No saben hablar de otra cosa que la expropiación. Si vamos a hablar de expropiación, hablemos claro. Aquí hay más de 8 millones de víctimas que de verdad han sido expropiadas, de sus tierras y de sus derechos. Aquí quienes han expropiado es quienes han gobernado este país. Ponen esas palabras para deslegitimar este proyecto. Con ese cuento de la expropiación y de que nos vamos a volver como Venezuela.
V.D.: ¿Cuál es su posición frente a la tenencia de la tierra?
F.M.: Creo que hay que hablar en términos de expropiación del tema de la tierra, de por qué somos una sociedad tan desigual en el acceso a la tierra. ¿Qué significa eso? No sabemos cuántas hectáreas de tierra tenemos. No hay un censo sobre eso. Quienes han manejado el país quieren que la sociedad no sepa para irlas expropiando y entregando a sectores económicos privados, con muchos intereses. Han ido cada vez más creciendo sus hectáreas de tierra mientras la sociedad colombiana se va empobreciendo, mientras hoy no tiene espacios dónde producir comida. Familias enteras no tienen dónde sembrar una mata de plátano. Entonces, hay que poner los conceptos como son. Ahora dicen que Petro va a afectar los derechos de los pensionados y las pensionadas. Al contrario, lo que queremos es que un sistema de pensiones privado no expropie el bolsillo de los colombianos que cotizan y que les permita realmente pensionarse.
V.D.: En un momento determinado, se puso sobre la mesa que, en un eventual gobierno de Petro, se le podría comprar la finca a Uribe o algunas tierras de los ingenios en el Valle del Cauca. ¿Usted está de acuerdo?
F.M.: Lo que pienso es que, cuando alguien plantea una compra justa, no se puede llamar a una compra justa como expropiación. Hay que reconocer que aquí hay tierras productivas que no están haciendo nada ahí. Mientras la gente está muriendo de hambre, no se produce nada en esas tierras. Y, entonces, si hay una apuesta por transformar a este país, por erradicar el hambre, pues erradicar el hambre implica producción. Implica fortalecer la productividad. Cerrar las brechas de inequidad y desigualdad, y una de las razones de inequidad y desigualdad, y de la hambruna que vive Colombia hoy, tiene que ver con el acceso a la tierra. Por eso para mí lo que hay que hacer es revisar el inventario de las tierras que tiene el Estado. De esas tierras, ¿cuáles son aptas para productividad agrícola? Y, en esos territorios, fortalecer esas economías para la vida, recuperar la soberanía alimentaria. Si esa gente tiene todo ese poco de tierra, que la han logrado acaparar en el marco de sus gobiernos, pues ahí toca revisar, hay necesidad de que esta gente pueda sentarse en una apuesta de diálogo, de transformación de este país, y con generosidad decir sí, vamos a producir o vamos a aportar gran parte de esas tierras para que el Estado produzca, para que la sociedad colombiana produzca.
V.D.: ¿Cree en Dios?
F.M.: Siempre creo en Dios.
V.D.: ¿Y es rezandera?
F.M.: Creo en los ancestros y las ‘ancestras’ también. En las espiritualidades de la gente negra. No rezo mucho, voy a los velorios. Reza mi mamá. Mi mamá sí es una rezandera, yo no tanto. Pero aprendo y conozco los cantos que tenemos. Nosotros tenemos particularidades de hacer nuestros rituales.
V.D.: Por favor, regáleme un canto, cánteme un pedacito…
F.M.: No, Vicky, eso no se puede cantar así…
V.D.: ¿Es malo?
F.M.: Nosotros tenemos la creencia de que, cuando no hay muerto y se canta música de muerto, llama muerto. Así que no cantamos.
V.D.: No, cante, ¡por favor! Le encanta mucho el currulao, ¿verdad?
F.M.: Sí, me gusta mucho.
V.D.: ¿Se acuerda de… bello puerto del mar mi Buenaventura…?
F.M.: Uy, pero usted tiene buena voz.
V.D.: (Risas). Le cambio de tema. ¿Que se alisten entonces 4.000 personas para pagar la mayor cantidad de impuestos si ustedes llegan a la presidencia?
F.M.: Hay que hacer justicia tributaria. Consiste en que quienes más reciben sean quienes más aportan, y que esa justicia tributaria también defina a dónde se van a invertir esos recursos. Implica que a los territorios donde el Estado nunca llega, los más excluidos, más empobrecidos, es a donde debe ir esa distribución de esos aportes tributarios. El sector minero-energético aporta muchos impuestos, pero la realidad, con las exenciones tributarias, es que terminan aportando nada. Yo creo que hay que quitar esas exenciones en esos sectores económicos, eso va a contribuir a que el Estado tenga un mayor recaudo y ese mayor recaudo se vea reflejado en las transformaciones, en el bienestar social, en salud, en educación, agua potable, conectividad, saneamiento básico. Debe haber una revisión en el sector minero-energético, en el sector financiero, por las exenciones tributarias.
V.D.: Usted fue desplazada por la violencia, pero además ha tenido amenazas muy grandes, incluso sufrió un atentado…
F.M.: Sí, es parte de las situaciones que hemos tenido que vivir.
V.D.: ¿Quién la desplazó?
F.M.: Defendimos nuestro territorio de la minería porque mi territorio fue entregado a empresas multinacionales y a personas foráneas que en el 2009 querían desalojarnos. Empecé mi lucha y recibimos la amenaza el 6 de agosto del 2009. Nos daban 48 horas para que nos fuéramos. Quien nos amenazaba en ese momento eran las Águilas Negras, nos decían que estábamos obstaculizando el desarrollo del departamento del Cauca por no dejar entrar a las multinacionales. De ese tiempo acá yo creo que he recibido más de 20 amenazas.
V.D.: ¿Algún día le hicieron un atentado?
F.M.: El 4 de mayo del 2019 nos tiraron una granada e hicieron unos disparos en un lugar donde estábamos 16 líderes y lideresas del norte del Cauca, y, pues, estamos aquí de milagro y, pues, por alguna razón estamos aquí. Pero esto es una situación dolorosa, nosotros nos salvamos, pero cuántos líderes y lideresas no lo logran. ¿Cuántos líderes son silenciados todos los días? Esta situación de dolor, de tristeza, de tener que salir huyendo de su casa, de hoy no poder andar tranquilo, de tener que sacar sus hijos del país, porque siente que acá sus hijos corren peligro, es parte de los vacíos que tiene esta sociedad. De verdad, la gente sufre, esto tiene que cambiar y es por eso que estamos aquí.
V.D.: Le deseo mucha suerte, Francia, en todo lo que viene para su carrera política.
F.M.: El 29 de mayo la invitamos a celebrar, con un buen sancocho y un tapado.
V.D.: ¿Cómo es que se llama?
F.M.: Viche y arrechón, sí, señora (risas).
V.D.: ¿Está enamorada?
F.M.: No, no tengo novio. Estoy buscando mi primer ‘damo’ (risas). El amor llega cuando tiene que llegar. Yo me enamoro fácil, tengo mi corazoncito bien puesto, pero lo tengo.