El polémico proyecto de ley se discutirá en la Asamblea Nacional, la cámara baja del Parlamento francés, a partir del lunes (11.12.2023) y podría entrar en vigor a principios del próximo año.

El Gobierno ha presentado la reforma como un compromiso que incluye medidas tanto del ala izquierda como del ala derecha. Sin embargo, tras el reciente atentado terrorista a manos de un inmigrante ruso, que ha revivido los miedos contra terroristas extranjeros, lo más probable es que París endurezca las leyes. Por otro lado, el domingo pasado, miles de personas marcharon en el sur de la capital francesa para protestar contra la reforma.

“Nosotros hacemos las tareas sucias”. Ahmada Siby, originario de Mali, vive en Francia desde hace casi cinco años, donde trabaja como limpiador, camarero o lavaplatos, usando el permiso de trabajo de otras personas.

“La mayoría de los inmigrantes indocumentados usamos este método, pero también pagamos el seguro social e impuestos sin beneficiarnos de servicios como el servicio público de salud”, dice a DW. “El gobierno de Emmanuel Macron nos trata como si no fuéramos nada, pero nosotros hacemos las tareas sucias, en los sitios de construcción, incluyendo aquellos para los Juegos Olímpicos en París, el próximo verano, trabajando en restaurantes y como limpiadores”, agrega Siby.

“Solo habrá más migrantes indocumentados”. Lo más probable es que la nueva ley acelerará los procedimientos de petición de asilo y acortará los tiempos para apelar, haciendo más difíciles las reuniones familiares y restringiendo las posibilidades para ir a Francia a someterse a tratamientos médicos.

París será la sede de los Juegos Olímpicos de 2024. | Foto: Telmo Pinto/NurPhoto

“El Gobierno prometió una ley equilibrada. No obstante, la reforma restringirá casi exclusivamente los derechos de los inmigrantes, haciendo más difícil que legalicen su estatus”, critica Lisa Faron, de la organización Cimade, que apoya a refugiados y migrantes. “Por ende, solo habrá más migrantes indocumentados”, agrega en entrevista con DW. Faron señala, por ejemplo, que podría ser más fácil expulsar a los padres extranjeros de niños franceses, algo que antes solo era posible en caso de que hubieran cometido algún crimen.

Por su parte, el profesor de psicología política Vincent Tiberj observa que el proyecto de ley refleja un giro general hacia la derecha en el debate político. “La mayoría de los políticos franceses describen a los inmigrantes como una carga y amenaza, pero olvidan, por completo, que muchos migrantes, también de generaciones más recientes, contribuyen mucho a nuestra sociedad”, dice a DW el académico del Instituto de Estudios Políticos de Burdeos.

¿Qué impacto tendrá la reforma?

Alexis Izard, del partido Renacimiento, asegura que la reforma seguirá siendo equilibrada. En declaraciones a DW, subraya que la nueva ley ayudará a expulsar más rápido a los inmigrantes ilegales que hayan cometido crímenes. En el futuro, el proceso de expulsión tardaría solo un año, en lugar de dos. “Al mismo tiempo”, insiste, “queremos atraer a aquellos que vienen y trabajan, por lo que esta será una ley altamente eficiente”.

Por su parte, Alain Fontaine, dueño del restaurante Le Mesturet, en el centro de París, y presidente de la Asociación Francesa de Dueños de Restaurantes (AFMR, por sus siglas en francés) espera que el tema de la green card se vuelva a poner sobre la mesa. “Los bares y restaurantes no podrán funcionar sin los trabajadores extranjeros, que representan cerca de una cuarta parte de la planta de empleados”, asegura a DW. Doce de sus 27 empleados son extranjeros.

“Necesitamos a los inmigrantes, en parte, porque nuestra propia juventud prefiere trabajar en el sector digital o en trabajos relacionados con la protección del medioambiente. Ya no quieren hacer los trabajos pesados”, sentencia.