El ministro de Defensa, Iván Velásquez, expidió una resolución este primero de noviembre que revuelca la estructura de las Fuerzas Militares en las regiones. Es así como se suprimen cinco fuerzas de tarea y cambian los comandos conjuntos.
Aunque el Gobierno nacional es optimista con la nueva organización, al interior de la institución hay preocupación porque se debilitarían las operaciones en las zonas con más conflictos y existiría más burocracia para la coordinación de las mismas.
La orden es suprimir las fuerzas de tareas conjuntas, las cuales fueron creadas desde el gobierno de Álvaro Uribe para que las tres instituciones (Ejército, Fuerza Aérea y Armada), se unieran para combatir al enemigo. Esa fue una fórmula contundente contra las Farc.
Con esta resolución se clausuran la Omega, Titán, Hércules, Marte y Quirón, cuyos miembros combatían a los grupos armados en puntos estratégicos de Arauca, Nariño, Pacífico, Meta, Guaviare, Chocó, Antioquia, Córdoba y Bolívar, entre otros.
Entre los resultados más destacados está la caída de alias Mono Jojoy y la recuperación de la Macarena por parte de la Omega, mientras que a la Titán se le abonan golpes al Ejército de Liberación Nacional (ELN) y al Clan del Golfo en el Pacífico.
Ahora bien, las tropas que hacían parte de estas unidades pasarán a ser direccionadas por los mandos de cada una de las instituciones que hay en los territorios. En el caso particular del Ejército Nacional, los hombres y mujeres llegarán a las divisiones.
De igual manera, se suprimieron los comandos específicos del Caguán, Oriente y Cauca. Este último ha sido reconocido en los últimos meses por atacar las estructuras de alias Iván Mordisco, quien tiene un imperio en el Cañón del Micay con el frente de Carlos Patiño.
El otro cambio que avaló el Gobierno nacional es la transformación de los cinco comandos conjuntos, poderosas entidades que agrupaban a la Armada, Fuerza Aérea y Ejército para perseguir a las estructuras más temidas de Colombia en un nivel superior.
El comando conjunto 1, con sede en Barranquilla, operará en Atlántico, Bolívar, Cesar, La Guajira, Magdalena, Santander, Antioquia (Yondó) y Norte de Santander con dos divisiones del Ejército, una brigada de infantería y un componente de Fuerza Aérea.
El comando conjunto 2, desde Cali, tendrá injerencia en Valle del Cauca, Nariño y Cauca con la Tercera División, dos brigadas de infantería de la Armada y un componente de la Fuerza Aérea. Allí delinquen todas las disidencias de las Farc, el ELN y el Clan del Golfo.
El comando conjunto 3, en Larandia, direccionará en Amazonas, Guaviare, Caquetá, Putumayo, Vaupés, Meta y Cundinamarca (Medina y Paratebueno), con dos divisiones, la Fuerza Naval de la Amazonia y un componente de la Fuerza Aérea.
El comando conjunto 4, con base en Yopal, en Arauca, Casanare, Guainía, Vichada, Boyacá y Norte de Santander con la Octava División, la Fuerza Naval de la Orinoquia y un componente de la Fuerza Aérea. Allí también hay presencia de disidencias y del ELN.
Finalmente, el conjunto 5, desde Rionegro, tendrá operaciones en Córdoba, Sucre, Chocó, Antioquia y Boyacá con la Séptima División, tres batallones de infantería de marina y un componente de la Fuerza Aérea.
SEMANA conoció que hay posiciones divididas al interior de las Fuerzas Militares por esta transformación. Mientras que unos indican que las operaciones se verán debilitadas y advierten sobre complejidades para coordinar a las tres fuerzas en una sola misión, otros dicen que es una buena apuesta por la seguridad nacional.
Por su parte, el Ministerio de Defensa respondió que esta reorganización se estaba diseñando desde hace varios meses. Además, las Fuerzas Militares emitieron un comunicado justificando las medidas: “Esta reorganización busca entregar una respuesta más eficaz y eficiente ante las amenazas y desafíos actuales que requieren una reestructuración operacional a nivel nacional”.