En las cárceles de Colombia hay jefes, reclusos que mandan en la parada, se hace lo que ellos dicen sin importar las normas o lo que pretenda hacer la guardia penitenciaria que está aterrorizada por el asesinato, cada vez más reiterado de hombres, y un panfleto que está circulando en el que amenazan de muerte a los guardias que cumplan su trabajo.
El “comunicado”, enviado por las llamadas Fuerzas Unidas de los Presos, está circulando por diferentes cárceles del país y es claro y amenazante: “Hemos decidido poner un alto a estas actuaciones y castigar con contundencia a dragoneantes, auxiliares, comandantes, cuadros de mando o miembros de dirección que le quiten objetos a los internos legales o ilegales”.
Incluso, el asunto es tan complejo que en este comunicado se refieren directamente como “objetivos militares” al teniente Urrego, al cabo Gómez y al dragoneante Andrade, de quienes se confirmó que actualmente son miembros del Inpec, y sobre los cuales, prácticamente, les ponen una lápida en la espalda: “renuncian o se mueren”.
Señalan que son las Fuerzas Unidas de los Presos (FUP), “una organización clandestina integrada por prisioneros fruto y consecuencia de la carencia de oportunidades laborales. Ha sido la clase más pobre la obliga a recurrir al empleo de la ilegalidad para poder subsistir”.
Pese a estar detenidos por cometer delitos, reconocer que ingresan elementos prohibidos, quieren seguir imponiendo su ley con advertencias que aterrorizan. “Los miembros del sindicato del Inpec que se opongan a cualquier beneficio para los presos también serán ajusticiados”, se lee en el comunicado.
Los muertos del Inpec
No hay duda del control que tienen los criminales en las cárceles, que manejan millonarios negocios de extorsión y microtráfico, y que nada de esto podría ser posible sin la complicidad de la guardia penitenciaria del Inpec.
Sin embargo, también está saliendo a flote una realidad: no aceptar los caprichos y órdenes de los jefes o plumas de las cárceles se puede convertir en una sentencia de muerte. Desde el Inpec señalan que reciben amenazas de las disidencias de las Farc, el Clan del Golfo, Los Cebolleros, los Rastrojos, Grupo Mago (Muerte a Guardias Opresores), el Tren de Aragua, entre otros.
La lista es larga. El 5 de mayo de 2022, en un atentado a la sede del Comando de Reacción Inmediata, en Cali, fue asesinado el dragoneante Juan David Andulce, quien murió por las lesiones craneoencefálicas causadas por una granada.
Luego, en febrero, se dio un ataque sicarial contra John Alan Lozano, quien prestaba servicio en la cárcel de Tuluá, Valle, y aunque ya había recibido amenazas, no se tomaron medidas para evitar el crimen.
También fueron asesinados en ataques sicariales el dragoneante Diego Felipe Mina, en Santander de Quilichao, cuando se dirigía para su vivienda después de haber terminado su servicio; y Diego Torres, adscrito a la Cárcel Penitenciaria de Alta y Mediana Seguridad de Valledupar.
Otros se han salvado de milagro, aunque es claro que los criminales iban por su vida. Es el caso de Jaime Alfredo Camargo, quien fue víctima de un atentado del que salió ileso, en mayo de este año, así como el atentado contra, en la ciudad de Barranquilla, en contra los dragoneantes Luis Fernando Fernández y Martha Acosta Avellaneda, al salir de la cárcel de Barranquilla.
Por si fuera poco también se han dado secuestros, como el de Stevenson López Barrios, en junio de este año, en Jamundí, Valle, por parte de Miembros del frente Jaime Martínez de las disidencias de las Farc al mando de ‘Iván Mordisco”.