Después de varios años luchando contra un cáncer linfático que se le diagnosticó en 1999, Gabriel García Márquez murió el 17 de abril de 2014 en México D. F., ciudad que lo acogió durante la mayor parte de su vida y en donde escribió, durante 18 meses, Cien años de soledad, la obra que lo encumbró en la cima de la literatura mundial.
El escritor colombiano, ganador del Premio Nobel de Literatura de 1982, nació el 6 de marzo de 1927 en Aracataca, un pueblo del Magdalena ubicado muy cerca de la Sierra Nevada de Santa Marta, zona que inspiró el inicio y desarrollo de la historia de los Buendía y buena parte de su producción literaria.
Otro de los hechos que marcó su obra fue la relación de sus padres, la cual fue el punto de partida de “El amor en los tiempos del cólera”, debido a las complicaciones y la oposición que tuvieron para poder estar juntos.
Después del nacimiento de Gabriel, sus padres se trasladaron por trabajo a Barranquilla y lo dejaron al cuidado de sus abuelos maternos, lo que también terminó siendo una fuerte influencia en los escritos del autor costeño.
Gabo, como contó en muchas entrevistas, desarrolló una relación de admiración y cariño con su abuelo, el coronel Nicolás Márquez (militar liberal que luchó en la Guerra de los Mil Días), que fue la inspiración de “El coronel no tiene quién le escriba”, novela que ha sido catalogada como una de las 100 mejores novelas en español de todos los tiempos.
Por su parte, Tranquilina Iguarán Cotes, su abuela, a quien siempre describió como una mujer “supersticiosa e imaginativa”, era el vivo retrato de Úrsula Iguarán, protagonista de Cien años de soledad.
Algunos años después, García Márquez se fue a estudiar al Liceo Nacional de Zipaquirá, en donde culminó sus estudios y luego ingresó a estudiar derecho a la Universidad Nacional de Bogotá, en donde, más que por las leyes, tuvo especial interés por la literatura, al punto que empezó a escribir cuentos inspirados en las historias fantásticas, pero cotidianas, que su abuela le contaba.
Así fue como consiguió que se publicara su primer cuento en el diario El Espectador; sin embargo, tras los hechos ocurridos en Bogotá por la muerte del caudillo liberal, Jorge Eliécer Gaitán, la universidad donde estudiaba cerró, su pensión ubicada en el centro de la capital fue incendiada y el escritor decidió emprender un nuevo viaje a Cartagena y Barranquilla para dedicarse a tiempo completo al periodismo, una actividad que catalogó siempre como “el oficio más lindo del mundo”.
Después trabajó para diferentes medios como “El Universal”, “El Heraldo”, Prensa Latina y “El Espectador”, del cual fue corresponsal en Europa durante varios años, antes de radicarse en Ciudad de México con Mercedes Barcha, su esposa, y sus hijos. Dentro de su faceta periodística, para SEMANA Gabo escribió en 1983 el reportaje “Báteman, un misterio sin final”, sobre la muerte del líder del desaparecido grupo guerrillero M-19.
A Mercedes, quien lo acompañó la mayor parte de su vida, “le había propuesto matrimonio desde sus trece años”, pues se enamoró de ella desde que la vio por primera vez en Sucre, lugar que frecuentaba para visitar a sus padres, según relató en sus memorias, en las que también relató cómo, durante el tiempo que se tardó en escribir Cien años de soledad, Mercedes se hizo cargo de todos los gastos del hogar y de los hijos, mientras él se dedicaba a escribir.
Una vez terminada la novela en 1967, la familia no tenía el dinero para enviar el manuscrito a la editorial en Argentina, por lo que tuvieron que enviar el relato por partes, con la mala suerte de enviar de primeras la parte final de la novela; sin embargo, la editorial la aceptó inmediatamente y en su primer tiraje logró vender más de 8.000 unidades
En solo tres años logró vender más de medio millón de copias y 15 años después, el comité del Nobel en Suecia le otorgó el Premio Nobel por la novela que ha sido catalogada por diferentes medios y críticos como una de las mejores obras de la historia de la literatura universal.
Vea aquí el especial que publicó SEMANA para homenajear a Gabo después de su fallecimiento.