La tarde del 17 de agosto quedará marcada en la memoria de los habitantes de Gachalá, un tranquilo municipio colombiano ubicado en Cundinamarca, donde los temblores sorprendieron a la comunidad y dejaron un rastro de devastación a su paso.
Las secuelas de este evento han desencadenado una serie de acciones y desafíos en una población que ya lleva más de un año denunciando la deteriorada conexión vial entre la capital y el municipio de Gachalá.
Los daños en las vías, que se venían reportando desde hace tiempo, han tomado un cariz urgente tras los temblores que afectaron la región. La carretera que une los municipios de Gama y Gachalá, así como toda la carretera que conduce a Gachetá, se ha convertido en un punto de preocupación constante para los habitantes, quienes luchan por un mejoramiento total de esta vía vital para la movilidad y el desarrollo de la zona.
En el epicentro del movimiento telúrico, que fue Gachalá la noche del jueves después de haber soportado el principal temblor y sus réplicas, se sintió como una advertencia dolorosa de la naturaleza.
Las verificaciones urbanas y rurales realizadas tras el evento sacaron a la luz los estragos que los temblores causaron en la infraestructura. La antena de la estación de bomberos y la iglesia católica del municipio sufrieron daños considerables, reflejando la magnitud de la sacudida.
Las autoridades están trabajando para identificar cuántas viviendas en el sector rural resultaron afectadas. Hasta el momento, las cifras continúan consolidándose, pero los informes preliminares indican que más de 80 casas se vieron afectadas de alguna manera por los temblores y, entre ellas, 12 sufrieron graves afectaciones, dejando a familias sin un techo.
Algunas tuvieron que pasar la noche en albergues dispuestos por la Alcaldía municipal.
La administración municipal, liderada por Hernán Barreto Parra, el alcalde de Gachalá, reaccionó rápidamente ante la emergencia. La evacuación de personas en las zonas afectadas fue una medida prioritaria para garantizar la seguridad de la comunidad.
Las instituciones educativas también experimentaron signos de daños, lo que llevó a la habilitación de albergues temporales en escuelas y carpas. En estos lugares han proporcionado refugio, colchonetas, frazadas y mercados para las familias que lo han perdido todo.
El movimiento telúrico también tuvo un impacto directo en la infraestructura médica del municipio. El centro de salud de Gachalá experimentó un aumento en la demanda de atención médica, lo que congestionó sus servicios hasta altas horas de la noche.
La cifra es de 88 casas averiadas y 12 completamente destruidas en diferentes veredas evidencia la magnitud de la tragedia, y algunas familias han tenido que buscar hospedajes en hoteles mientras buscan una solución a largo plazo.
La situación ha llevado a que se implementen albergues temporales en diferentes escuelas para algunas familias que han perdido sus hogares. No obstante, surge una pregunta importante: ¿qué sucede después?
La comunidad y la administración municipal buscarán el respaldo de la nación para comprar terrenos y reubicar a aquellas personas que no podrán reconstruir sus hogares debido al riesgo de remoción en masa.
La magnitud del impacto de las personas afectadas y la inversión necesaria para la recuperación aún se encuentran en proceso de evaluación. Las autoridades están solicitando apoyo tanto a nivel nacional como departamental para abordar esta emergencia y prevenir futuros desastres.
La prevención cobra un papel fundamental, especialmente cuando se trata de desalojar viviendas construidas en zonas de falla geológica, por lo que han sido asignadas cuadrillas para evaluar el estado de cada una de las casas dentro del casco urbano y las zonas rurales.
A pesar de la adversidad, la comunidad de Gachalá ha demostrado resiliencia y solidaridad. Las acciones inmediatas de respuesta son esenciales, pero la planificación a largo plazo también es crucial para garantizar la seguridad y el bienestar de los afectados.
Mientras Gachalá enfrenta esta difícil situación, su espíritu de unión y lucha por la recuperación resalta su valentía y determinación en medio de la adversidad, puesto que a pesar de los daños, el pueblo gachaluno tendrá este fin de semana un evento ciclístico que contará con la asistencia de más de 300 concursantes, quienes disfrutarán el atractivo paisajístico y las actividades turísticas que la zona cundiboyacense ofrece a sus visitantes.