Más allá de los cultivos ilícitos, la minería ilegal o la presencia de disidencias de las Farc en ciertos territorios, la protección de los bosques del Caquetá dependerá de cambiar la perversa lógica económica de que quien más destruye, más gana. Caquetá es hoy el lugar más deforestado del planeta, según su gobernador Álvaro Pacheco Álvarez. La mayor parte de la responsabilidad está relacionada con que los bosques tienen más valor al convertirse en pastizales para criar ganado. Durante tres días, más de 200 delegados internacionales de 38 gobernaciones de países como Brasil, Colombia, Ecuador, Indonesia, Costa de Marfil, México, Nigeria, Perú, España y Estados Unidos trabajaron en la capital de ese departamento en la construcción de estrategias para mantener los bosques en pie y frenar la deforestación.
A la Cumbre de Gobernadores asistieron más de 200 delegados internacionales. El Grupo de Trabajo de Gobernadores sobre Clima y Bosques (GCF Task Force, por sus siglas en inglés) escogió al Caquetá como sede de la cumbre para llamar la atención del mundo acerca de la voracidad con la que se está tumbando la Amazonia. Le recomendamos: Colombia le dice adiós a sus selvas Tal es el caso de San Vicente del Caguán y Cartagena del Chairá, municipios que, según cifras de 2017 del ICA y del Ideam, contribuyen con el 80 por ciento de la deforestación del departamento y concentran el 72 por ciento del hato ganadero. Esa actividad, precisamente, les genera empleo a unas 14.000 familias, según la Gobernación. Pacheco ve en el ecoturismo una posible alternativa a la ganadería. La Cumbre de Gobernadores juntó a diferentes sectores de la sociedad para analizar el fenómeno de la deforestación y propició que se unan a la lucha contra este flagelo, especialmente en la búsqueda de alternativas a la pérdida de selva por cuenta del ganado. Grandes compañías y empresarios como Grupo Éxito, Angus Azul, Asocárnicos, Takami, The Pub, la Asociación Departamental de Ganaderos del Caquetá, entre otros, tuvieron una reunión privada con el Ministerio de Ambiente en la que reafirmaron su compromiso, como compradores de carne y leche que proviene del Caquetá y de otros lugares de la Amazonia, de incentivar este mercado sin que haya deforestación en sus cadenas. En otras palabras, serán más rigurosos en el estudio de los proveedores de estos productos y su procedencia. Este lunes lanzarán un acuerdo nacional en Bogotá en el que diversas empresas manifiestan su preocupación por “los niveles de deforestación que están ocurriendo en la Amazonia” y asumen el compromiso de “enviar señales de mercado al territorio que favorezca la carne y la leche sin deforestación”.
Producir un litro de leche en Caquetá genera la emisión de 1,63 kilogramos de CO2. Esto se multiplica por 20 al cambiar el uso del suelo, según información del Centro Internacional de Agricultura Tropical (Ciat). Dejó mucha preocupación el hecho de que la semana pasada la Unidad de Parques Nacionales Naturales denunciara que un grupo de empresas en Caquetá y en el país está comprando sus materias primas –carne y leche– cerrando los ojos, para no ver la tragedia ambiental que se ensañó contra las áreas protegidas y la Amazonia, por cuenta, precisamente, del ganado. Puede leer: Puja política por la deforestación La denuncia hizo referencia concreta a la existencia de 40.000 vacas en el Parque Nacional Natural Tinigüa, en el Meta. Los gobernadores, por su parte, suscribieron un documento en el que reconocieron que no han avanzado mucho en la protección de los bosques. También hicieron un llamado al mundo para conseguir recursos de cooperación que faciliten las acciones regionales y pidieron al sector privado aliarse para proteger la selva. “Solos no podemos salir adelante a la velocidad y con la calidad que queremos”, dice el texto. Paralelo a la Cumbre de Gobernadores, el Comité Global de Pueblos Indígenas y Comunidades Locales analizó las estrategias de protección de los ecosistemas boscosos y planteó sus inquietudes al respecto de lo que interpretan como monetizar la selva mediante estrategias como los bonos de carbono o el pago por servicios ambientales. Finalmente, Ole Reidar Bergum, consejero de Clima y Bosques de Noruega, uno de los países que más invierte en la protección de los bosques en Colombia y Gobierno aportante del GCF Task Force, dijo que, en esta ocasión, los gobernadores centraron sus esfuerzos en el desarrollo de políticas departamentales, “porque allí se cuenta con esa riqueza que está siendo amenazada y el esfuerzo focalizado puede dar grandes resultados nacionales”. La historia se repite Lo que viven Caquetá y otros departamentos selváticos del país –como Putumayo o Amazonas– tiene sus orígenes en los setenta, según el profesor de la Universidad Externado Darío Fajardo, en uno de los paneles de discusión de la cumbre. Le puede interesar: La deforestación más allá de las cifras Para el académico, el exterminio de los bosques hoy tiene que ver con la concentración de tierra que ocurrió hace 40 años, cuando en lugar de una reforma agraria, el Gobierno de entonces empujó una colonización en el borde de la frontera agrícola mediante el llamado Pacto de Chicoral. “Tierras a las que llegaron los campesinos y el narcotráfico, pero no el Estado”, dice. Hoy, agrega, se repite esa concentración. “El 40 por ciento de las tierras del país están concentradas en no más de 700 fincas”. Es decir, la estela de la ilegalidad marca de nuevo el rumbo económico. Las voces de la cumbre
“Debemos aprender a reducir los impactos y, a su vez, las consecuencias del daño que le estamos generando al mundo. Desde las regiones, tenemos la responsabilidad de actuar para frenar estos efectos negativos”: Carlos Camargo Assis, director ejecutivo de la Federación Nacional de Departamentos.
“Tenemos en Brasil un Gobierno fascista y antiindígena. Por lo tanto, no conservacionista. Los problemas debemos solucionarlos aquí, en casa”: Crisanto Xavante, Federación de Pueblos Indígenas de Mato Grosso (Brasil).
“El Cambio Climático no es solo un problema ambiental. Es económico y social”: Paulina Arroyo, Fundación Moore, uno de los patrocinadores de GCF Task Force.
“Nosotros en GCF coincidimos en que el trabajo que hemos venido adelantando desde hace diez años como fundadores debe traducirse en el bienestar de los pueblos indígenas y en el fortalecimiento de su gobernanza”: Peter Kamarza, delegado Papúa, Indonesia.