Históricamente, las elecciones a mitad del mandato han sido el termómetro en el que la ciudadanía aprueba o no la administración presidencial que está al mando de Estados Unidos. En dichos comicios, se elige la totalidad de la Cámara de Representantes y 34 de los 100 escaños del Senado. Pero esta vez el país tiene mucho más en juego.
Los estadounidenses eligen este martes quiénes tendrán esos lugares en el Congreso y, asimismo, puede convertirse en una prueba de fuego para el presidente Joe Biden, quien ha gozado de un período turbulento y dificultades en su administración. Este proceso electoral pondría a su Gobierno y a su partido a pender de un hilo de cara a las elecciones presidenciales de 2024.
Una de las grandes ganadoras de la jornada fue la congresista María Elvira Salazar. La líder política se ha convertido en una de las voces más relevantes en los temas hispanos en ese país. Con un mensaje de Twitter celebró su victoria.
En su página web, Salazar cuenta la historia de cómo llegó su familia a los Estados Unidos. Nació en Miami, en la Pequeña Habana, de padres cubanos que emigran a ese país con solo cinco dólares en sus bolsillos, huyendo de la llegada de Fidel Castro al poder.
Salazar habló con la directora de SEMANA, Vicky Dávila, sobre cómo ve el panorama político de su país y el gobierno de Gustavo Petro. Lea la entrevista:
Vicky Dávila (V. D.): ¿Cómo ve a Colombia desde el Congreso de Estados Unidos y el Comité de Relaciones Exteriores?
María Elvira Salazar (M. S.): La veo con preocupación.
V. D.: ¿Por qué?
M. S.: Tienen a un presidente socialista y el socialista en la práctica es un miserable. En la teoría es una maravilla. Y sabemos que, al final, las políticas del Gobierno no van a ser buenas para el colombiano común y corriente. Esa es la gran preocupación. El señor Petro nombró como comisionado de Paz a un señor que admira a Fidel Castro. Estamos hablando de admirar a un tirano que le ha robado el alma, la salud, la educación y la vida a un pueblo completo que es el cubano, al cual mis padres pertenecen. Así que sé muy bien lo que significa el socialismo. Es un canto de sirena precioso, pero cuando hay que vivirlo es una desgracia.
V. D.: En todo caso, una mayoría de colombianos que fue a las urnas eligió a Gustavo Petro como presidente. ¿Por qué ocurrió?
M. S.: Porque la clase política colombiana los defraudó, como ha defraudado la clase política de otros países de América Latina. Al colombiano promedio el empleo no se le remunera de la manera correcta, hay injusticias cuando se trata del mercado, entonces, claro, comprendo que no está contento y la opción que Petro le ofrece es un canto de sirena, así que no podemos culpar al que vota por Petro. Ese es el gran problema, no solamente de Colombia, sino de toda la América Latina, y la última víctima ha sido Colombia.
V. D.: Pero, por ejemplo, el presidente Joe Biden llamó a Petro tan solo 36 horas después de su triunfo.
M. S.: Pero eso fue Juan González…
V. D.: ¿Ah, ¿sí?
M. S.: Sí. No es Biden, quien tiene dificultades físicas y mentales en este momento. Es el señor Juan González, colomboamericano. Fue él quien le dijo a Biden: “Vamos a llamar a Petro inmediatamente”; y “Vamos a ir a negociar con Maduro”. Eso sin percatarse de que está en la lista de los más buscados por el Departamento de Estado.
V. D.: Pero, ¿cómo así que el presidente de Estados Unidos no es el que toma las decisiones? Eso sería muy grave…
M. S.: Biden ha demostrado que su manejo de los temas internacionales y, sobre todo, de América Latina es bastante limitado, porque sabemos que tiene dificultades físicas y mentales. Se está viendo en todos los videos, independientemente de cuál sea el mal que lo esté aquejando en este momento. Sabemos que Juan González, que es el consejero de Seguridad Nacional para América Latina, es de ese grupo de hombres y mujeres que está alrededor del presidente indicándole cuáles son las mejores políticas para diferentes regiones del mundo.
V. D.: Veo que no le gusta el papel de Juan González en la Casa Blanca…
M. S.: Ese fue el mismo que se subió a un avión privado inmediatamente luego de que los Estados Unidos decidieron no comprarle más petróleo a Rusia y le dijo (a Biden): “No te preocupes, que si Rusia no nos lo vende, nos lo va a vender Venezuela”. Sin darse cuenta de que Venezuela está en la lista negra del Departamento de Estado y que el presidente Maduro no es el presidente legítimo de Venezuela, sino Juan Guaidó, de acuerdo con Estados Unidos. Pero a Juan González no le importó eso y le dijo a Biden: “Voy y negocio por ti con Maduro”. Es el mismo funcionario que hizo que la Casa Blanca llamara a Petro.
V. D.: ¿Biden y Petro tienen alguna simpatía ideológica?
M. S.: Petro tiene unas políticas ideológicas supuestamente diferentes a las del presidente Biden. Lo que pasa es que el Partido Demócrata en Estados Unidos ha sido penetrado por una izquierda radical neomarxista, y ese es el gran problema. No es que en el Partido Demócrata sean marxistas. No. Es que el liderazgo del partido está en manos de ese grupo. Históricamente hablando, cuando en una organización política hay un grupo radical vociferante, se va a comer a los moderados. Pasó en la Revolución Francesa, pasó en la iraní, en la cubana, en la sandinista, y ahora está pasando en el Partido Demócrata.
V. D.: El presidente Petro dijo en la ONU que la lucha contra las drogas fracasó. ¿Está de acuerdo?
M. S.: No. Pienso que es una lucha muy dura porque tenemos unos carteles que tienen mucho dinero y, en el caso de Colombia, han sido ayudados por una guerrilla que ha sido muy difícil de controlar. Amo a los colombianos, en mi distrito hay cientos de miles que orgullosamente represento en el Congreso. Para mí, los colombianos son un grupo muy importante. Aparte de eso, Colombia es uno de los grandes países de América Latina que debería ser potencia del mundo. Ustedes lo tienen todo: madera, agua, minerales, petróleo y gente inteligente. Ustedes deberían ser una gran potencia. Además, tienen un empresariado muy capaz. Lo que pasa es que, como en toda América Latina, debería haber una clase política más apegada al beneficio del pueblo y menos al propio.
V. D.: Tal vez el problema mayor es que ha habido mucha corrupción.
M. S.: Ustedes saben más de eso que yo, pero es cierto que la clase política latinoamericana ha defraudado a los pueblos. Por eso, la economía de libre mercado ha perdido auge. Mientras tanto, te venden una ideología vacía, pero que suena bonita, y es la que ha confundido a los pueblos. Por eso es nuestro deber como funcionarios hacer una gestión proba y noble para que el ciudadano corriente entienda que estamos aquí para él, y no para nosotros.
V. D.: Volvamos a las drogas. Petro y su bancada en el Congreso son proclives a la legalización. Se han escuchado voces proponiendo legalizar la marihuana e incluso la cocaína. ¿Qué piensa?
M. S.: Es una gran irresponsabilidad. Estamos hablando de que la cocaína es una de las sustancias más adictivas del mundo. Además, no podemos de ninguna manera hacer que un Pablo Escobar sea ahora un empresario ilustre. Si usted está en el narcotráfico y la cocaína se legaliza, ¿entonces es un empresario legítimo? ¿Se imagina qué significa eso para Colombia, Estados Unidos y la banca internacional? El que vende cocaína no sería narcotraficante. Sería un empresario que está vendiendo un producto legalizado por el país. Un desastre.
V. D.: Legalizar la cocaína hoy es un imposible. No tiene futuro, ¿no?
M. S.: Bueno, pero si el presidente o su gente lo sugieren, ¿cómo es que no va a tener futuro? Llevan las ideas para que el Congreso las pase y se conviertan en ley. Entonces, es una irresponsabilidad del presidente decir algo que no tiene futuro.
V. D.: ¿Qué opina de esa onda en algunos sectores, especialmente entre los jóvenes, que piensan que la droga no es mala y que sirve para recrearse?
M. S.: Una cosa es que la juventud tenga una opinión, pero en realidad la evidencia empírica es otra. No sé qué decirles. La juventud puede pensar lo que quiera. Hay muchos jóvenes que piensan que el socialismo democrático es bueno. Eso no significa que la gente pensante, las personas electas por el pueblo, los funcionarios públicos, tengan que impulsar esas ideas solo porque la masa considera que son correctas. Uno elige a los funcionarios para que lo dirijan y para que lleven al país por un camino más provechoso, saludable y positivo. No para que lo entierren.
V. D.: Incluso en Colombia, el director de la Dian dijo hace unos días que había que “legalizar la cocaína y gravarla” para recaudar impuestos.
M. S.: Si Colombia legaliza la cocaína, estamos hablando de un gran problema internacional, empezando por la banca. Los Estados Unidos, entonces, se verían en una posición terrible. El efecto que eso tendría sobre el mercado, los productos colombianos y el empresariado sería de proporciones insospechadas.
V. D.: ¿Qué es lo que más le preocupa del presidente Petro?
M. S.: Tiene un historial que habla por sí solo. ¿No estuvo preso 16 meses por un tema de armas? Eso no se lo inventó nadie. Era miembro de un grupo terrorista guerrillero que se llamaba el M-19. Petro no tiene una ideología socialista, es más bien neomarxista. Son puntos que determinan un prontuario y un historial. Los colombianos no se merecen tenerlo como presidente.
V. D.: ¿A su juicio, Petro se va en 2026 o se queda más tiempo?
M. S.: Eso depende de que el pueblo no le permita cambiar la Constitución y que las Fuerzas Armadas no le permitan perpetuarse en el poder, como ocurrió con Chávez y Castro.
V. D.: De entrada, el presidente ordenó la salida de más de 50 generales y almirantes de las Fuerzas Armadas.
M. S.: Entonces ahí se demuestra que el plan es un poco más macabro del que se ve a simple vista.
V. D.: Petro restableció relaciones con Nicolás Maduro. ¿Cómo le parece?
M. S.: Nefasto. Sabemos que Maduro no solo ha violentado las últimas elecciones, sino que tiene a ese pueblo venezolano esclavizado. Maduro es un comunista vestido de héroe demócrata. Sabemos muy bien lo que ha pasado en Venezuela en 20 años. Es un gran ejemplo de cómo esa ideología y esa promesa de socialismo democrático no funcionan. Cuba lleva 63 años. En Venezuela han destruido el país y su economía. Cinco millones de personas han tenido que irse. Un venezolano promedio pesa 15 libras menos que hace 20 años por falta de comida. Y estamos hablando del país que tiene más reservas de petróleo en el mundo. ¿Y eso por qué? Por el chavismo.
V. D.: Maduro tiene cargos pendientes en la justicia de Estados Unidos. En Colombia, unos aplauden el restablecimiento de relaciones y otros hablan de complicidad. ¿Para usted qué significa?
M. S.: No, no se negocia con los que se roban las elecciones y utilizan a su país y a su pueblo. Es el mismo caso de Ortega, Maduro y los Castro. No se negocia con la gente que brutaliza y que apalea a su pueblo en las calles cuando se rebela. La gente quiere libertad, economía de mercado y democracia.
V. D.: ¿Qué le dice desde el Congreso de Estados Unidos al presidente Petro?
M. S.: Que si se convierte en un presidente demócrata que respeta las leyes colombianas, que no violenta las Fuerzas Armadas, que no se quiere perpetuar en el poder, que no legaliza la cocaína, que respeta la propiedad privada, los derechos del ciudadano común y corriente, y los derechos civiles y políticos, entonces será recibido por la comunidad internacional y por el Comité de Relaciones Exteriores. La cosa es que Petro tiene que reestructurar su gabinete y que los que le están sirviendo al pueblo no piensen que Castro, Maduro y Ortega son políticos decentes. Ese es el Petro que los colombianos se merecen.
V. D.: ¿Y si no es así?
M. S.: Pues desde el Comité de Relaciones Exteriores el señor Petro oirá a una representante y a todo el Comité denunciando los excesos que está cometiendo en contra de su propio pueblo.
V. D.: Representante, mil gracias por regalarnos estos minutos.
M. S.: Bienvenida a Washington. Ahí podemos conversar, porque la revista SEMANA es una de las más leídas, de las más rigurosas, de las de mayor credibilidad. Sigan porque así es el periodismo de verdad. Que el pueblo colombiano sepa que tiene una fuente de información no sesgada y correcta. Sabemos que el periodismo es el cuarto poder y el más importante. No hay un Gobierno libre sin un periodismo bueno, así que sigan haciéndolo y bienvenida a venir a Washington a mi oficina.
V. D.: Bueno, muchísimas gracias, le tomo la invitación. Bendiciones.
M. S.: Bendiciones.