El lunes pasado, cuando anunció su retiro de las Fuerzas Armadas tras 33 años de servicio, el general Rubén Darío Alzate confesó su amor hacia la gente de Chocó. No en vano como comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Titán, se había entregado a ese departamento desde el pasado 9 de enero. Durante diez meses, allí le reconocían su sentido social. De hecho, fue una de las razones con las que justificó el hecho de no tener ni uniforme ni armamento, ni esquema de seguridad, en la zona de Las Mercedes, aquel domingo 16 de noviembre, cuando fue secuestrado por ‘Chaverra’, jefe del frente 34 de las FARC, y por el cual el proceso de paz entre el Gobierno y la guerrilla se suspendió sin que aún se haya restablecido. Cuando el presidente Juan Manuel Santos lo puso en el Comando de la Fuerza de tarea Conjunta Titán, le dio dos instrucciones precisas. “Darles seguridad a los ciudadanos y crear las condiciones para que la prosperidad se pueda traducir en una mejor calidad de vida de todos”, como se lee en el discurso del mandatario de aquel 9 de enero. Desde su llegada a Chocó, Alzate ha dado duros golpes a la guerrilla y a otros grupos delincuenciales especialmente dedicados al narcotráfico en Chocó. Pero también, según la gente del departamento, estaba interesado en impulsar obras de infraestructura en la zona que serían complementarias de la actividad militar. De hecho, en sus declaraciones del lunes, Alzate dijo que en esa zona de Las Mercedes lideraba un proyecto de energía sostenible en el río Atrato. “Es un militar con conciencia social”, se decía del general. Lo hacía, según fuentes en Chocó, porque tanto él como la abogada Gloria Urrego tenían como base ese trabajo social para una tesis de grado en una universidad en Costa Rica donde realizan una especialización. De hecho, en Chocó hay molestia en un sector de las organizaciones porque el general dedicaba más tiempo a ese trabajo que al real trabajo de atacar a los grupos delincuenciales. Pese a todo, el comando del Ejército, en cabeza del general Jaime Alfonso Lasprilla, calificó como un “gesto de grandeza” su retiro de las fuerzas. Pero ya había una decisión tomada de tiempo atrás de relevar al general Alzate del comando de la Fuerza de Tarea Conjunta Titán. Algunas versiones daban cuenta que el relevo del general Alzate obedecía al episodio de su secuestro. Pero este portal conoció de tiempo atrás que el general Alzate sería asignado a la Conferencia de los Ejércitos de América, conocida como CEA, cuya sede se encuentra en el Cantón Norte. Se trata de un cargo administrativo con funciones de coordinación con militares del continente. En reemplazo de Alzate en la Fuerza de Tarea Conjunta Titán fue nombrado el actual coronel Javier Alonso Díaz Gómez, quien precisamente hace parte del grupo de 34 oficiales que este miércoles serán ascendidos a generales por el Congreso de la República. Semana.com habló con él. Confirmó que el relevo del general Alzate no se produjo por el episodio del secuestro, sino que se ordenó hace aproximadamente un mes y que fue notificado por el propio general Lasprilla. Díaz dijo que estos relevos son normales y que incluso se producen cuatro meses antes de producirse el relevo. El oficial también aclaró la información de que ya se encontraba al frente de la tropa. Dijo que estaba en Bogotá y que asumiría tan pronto se produjera su ascenso. Lo que sí parece evidente es un cambio de perfil en el comando de la Fuerza Titán. Ya que así como al general Alzate se le reconocía su sentido social, el coronel Díaz es calificado como el más tropero de los oficiales que aspiran al ascenso y uno de los más galardonados por su lucha contra las organizaciones ilegales.