Paulino Coronado Gámez es un general en retiro del Ejército Nacional, quien en julio de 2021 fue imputado por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) por su responsabilidad en los asesinatos extrajudiciales, más conocidos como ‘falsos positivos’, entre 2002 y 2008, convirtiéndose así en el miembro de esta institución con el más alto rango en atribuírsele su participación en esta página oscura de la historia nacional.
No obstante, la noticia que ha agitado la actualidad nacional es que tanto Coronado como otros 20 miembros del Ejército aceptaron tener participación directa en los ‘falsos positivos’ que se desarrollaron en la zona del Catatumbo (Norte de Santander) durante el primer periodo del expresidente Álvaro Uribe (2002-2006) y parte del segundo (2006-2010).
Al conocerse la información sobre la declaración de culpabilidad del general, este no dudó en emitir un comunicado oficial en el que además de ofrecer disculpas por los actos de violencia en los que se vio inmiscuido, también envió un mensaje de coherencia para todas aquellas personas que aún niegan que los ‘falsos positivos’ existieron y que fue el mismo Estado el que los perpetró.
“El reconocer mis falencias me permite hacer un llamado a los líderes de nuestro país, a todos, sin distingos de color político, de estrato social, de jerarquía o religión, para que asumamos los errores que hemos cometido por omisión de nuestra condición de garantes, por darle la espalda a la realidad, pensando que, si no lo vimos o no dimos la orden, no es de nuestra incumbencia”, indicó Coronado en el documento que mostró a la opinión pública.
También agregó: “Durante años he visto a nuestros líderes haciendo afirmaciones tales como: ‘no lo sabía’, ‘no lo vi’, ‘no era mi responsabilidad’, ‘fue a mis espaldas’, ‘tenía un velo en los ojos’, ‘me arropaba con la tricolor’, ‘me unía al espíritu de cuerpo institucional’. Estas disculpas son funestas, deslucen y opacan la verdad”.
Por otro lado, también explicó el dolor que siente por haber sido parte de este juego macabro, asegurando que, como él, había muchos altos mandos que participaron, directa o indirectamente de esta práctica, aun teniendo el poder para culminarla desde el interior del Ejército Nacional.
“Hoy entiendo que gran parte de la tragedia que vive nuestro país, y que continúa desangrándonos y desmoronando nuestra integridad como Nación, no es culpa únicamente de los que en forma directa destruyen la vida y los sueños, motivados por la codicia y el odio, tampoco de quienes dan las órdenes sin ensuciarse las manos, sino también de todos los que hemos tenido el mando y el poder para ir más allá de las obligaciones escritas, como funciones y protocolos, y no lo hicimos, o lo realizamos tardíamente”, manifestó Coronado.
Asimismo, pidió perdón a las familias de los jóvenes asesinados, a quienes las autoridades los hacían pasar por guerrilleros que, supuestamente, habían caído en combate.
“Presento mis sentimientos de perdón por el gran dolor causado por los execrables actos cometidos (...), conllevando al deceso de seres inocentes que se presentan como combatientes, dejando profunda desolación entre sus seres queridos, a quienes ofrezco mi absoluta disposición para contribuir en el esclarecimiento de la verdad, como medio reparador”, añadió.
De acuerdo con lo explicado por la JEP, el comandante de la Brigada 30 del Ejército, en el departamento del Norte de Santander, fue acusado por el asesinato de 55 personas bajo el delito de “incumplimiento de sus deberes de garante”, razón por la cual este tribunal lo define “responsable como autor a título de comisión por omisión”.
“Como lo he expresado ante los honorables magistrados, quienes lo contrastaron, nunca ordené, planeé o instigué la muerte de ninguna de las víctimas causadas por los miembros del Ejército; pero, como una obligación con mi familia, las víctimas y el país, he decidido aceptar la responsabilidad a título de omisión en tales hechos”, aseguró Coronado.
Por último, afirmó que, aunque penoso, su llamamiento ante las autoridades habrá valido la pena si “sirvió para que se parara esta nefasta y abominable práctica que enlutó a comunidades y desdibujó a mi amada institución, el Ejército Nacional”.