Tres generales en retiro de las Fuerzas Militares que asesoraban al general (r) Jorge Enrique Mora Rangel, uno de los cinco plenipotenciarios del Gobierno en los diálogos en La Habana, renunciaron a sus funciones. Se trata del vicealmirante (r) Luis Carlos Jaramillo Peña, de la Armada Nacional; el mayor general (r) Víctor Julio Álvarez, y el mayor general (r) Ricardo Rubiano, de la Fuerza Aérea Colombiana. Según el Gobierno, los tres oficiales no percibían salario, no hacían parte de la nómina de asesores y nunca viajaron a La Habana. De hecho, para la administración Santos nunca antes se había tenido tan encuenta la presencia y la voz de los militares en una negociación con las FARC. Tanto es así, que en la isla en este instante hay cinco militares activos y un almirante. Se trata de  el brigadier general de la Policía Nacional Álvaro Pico Malaver; el brigadier general del Aire Oswaldo Rivera Márquez; el brigadier general del Ejército Carlos Alfonso Rojas Tirado; el general del Ejército Javier Alberto Flórez Aristizábal. Con la presencia de estos militares, que se sientan por primera vez en la historia, se ha llegado a acuerdos trascendentales como el desminado. Así, por ejemplo, en cinco semanas se empezaron a erradicar minas antipersonal del territorio colombiano por parte del Ejército nacional con información suministrada por la insurgencia. El Gobierno también informa que el general Mora va a empezar a viajar con el presidente Santos, en las próximas horas, a las unidades militares a lo largo y ancho del país para explicarles a los miembros de la tropa el estado de la negociación. El Gobierno insiste que nadie mejor como Mora para que les cuente lo que se ha acordado en la isla. Sin embargo, en el uribismo interpretan la salida de los tres oficiales de forma distinta. Aunque de momento no se conocen los motivos de su renuncia, esta se produjo días después de que el presidente Juan Manuel Santos anunció que el general Mora no estará de forma permanente en las negociaciones en La Habana, sino que su presencia se alternará con su trabajo en la pedagogía con las tropas sobre los avances de las negociaciones con la insurgencia y la transición de las Fuerzas Armadas. No obstante, esta renuncia generó muchas inquietudes entre el uribismo, el sector más crítico del proceso de paz, que hizo una propia interpretación no sólo de la renuncia de los asesores, sino también de la salida del general Mora de la Mesa de negociaciones de La Habana. El senador Alfredo Rangel consideró que la renuncia de los asesores evidencia el malestar que existe entre las Fuerzas Militares con el retiro del general Mora de la Mesa de negociación, pues ahora es el momento en el que se van a discutir los temas militares trascendentales, como la entrega de armas, el desminado y el cese al fuego bilateral. "Esto ha generado una inmensa preocupación en las Fuerzas Militares y un desacuerdo con esa decisión del presidente Santos", asegura. La teoría de Rangel es que, seguramente, el general (r) Mora Rangel expresó su inconformidad o su inquietud por las concesiones que, en su criterio, el presidente Santos le ha hecho a las FARC. Por ejemplo, el cese de los bombardeos y la parálisis de las operaciones militares. "Eso, seguramente, motivó el retiro del general Mora de la Mesa de conversaciones en este momento crítico de los diálogos de paz en los que se están discutiendo precisamente los temas militares. Y es en ese momento en que las Fuerzas Militares se han quedado sin ningún tipo de representación". Para el uribismo, la salida de Mora de La Habana y la renuncia de tres de sus asesores significa que los diálogos "se están haciendo a espaldas de las Fuerzas Militares y eso crea aún más desconfianza en los diálogos de La Habana", consideró Rangel. Esta es la carta de renuncia de los generales. Fotos: Bluradio.com