Este domingo, Germán Vargas Lleras, quien tiene una de las columnas más influyentes en el país, en el periódico El Tiempo, alertó sobre los exagerados privilegios que durante décadas han disfrutado los controladores del GEA.
Según el exvicepresidente, llegó la hora de saber con exactitud cómo se han gastado el dinero de las compañías los más altos ejecutivos. “Particularmente, de todos los privilegios y abusos que posiblemente tuvieron lugar en estos años: salarios, gastos de representación, primas, multimillonarios bonos de retiro, 8 aviones al servicio de los controladores, y todo pagado por el bolsillo de los accionistas minoritarios, jubilados y pensionados”, dice Vargas en su columna. Sin embargo, reconoce que esto jamás hubiera ocurrido en épocas de los verdaderos patriarcas del otrora Sindicato Antioqueño, como Darío Múnera, Fabio Rico y Jorge Molina.
Vargas cuenta cómo vendió sus más de 9 mil acciones de Sura en 2003 y asegura que fue una “magnífica decisión, viendo lo ocurrido en estos 19 años”, y concluye que “si yo fuera accionista, preferiría a quienes aumentaron el valor de mis acciones en un 130 % y no a quienes en estos 10 años me hicieron perder un 75 % del valor de estas”. Además, aclara que “como es sabido, los socios estratégicos del GEA no aparecieron en ninguna de las dos OPA, y nada hace prever que intervendrán en esta 3. Esta ‘batalla’ se definió con los hechos y quedó claro que promesas y anuncios no son suficientes. El mercado y los accionistas no sucumbieron esta vez a la andanada mediática y publicitaria con la que este grupo empresarial se acostumbró a manipular las comunicaciones por años, como lo hicieron con EPM en ese contubernio que también denuncié y en buena hora terminó”, puntualizó Vargas Lleras.
El exvicepresidente concluye su columna optimista sobre el cambio que se ha dado para el mercado accionario colombiano y dice que se abre una “nueva etapa para los accionistas minoritarios, en la cual se espera que el nombre del juego sea la creación de valor y no la protección de privilegios”.
Llama la atención lo que pone al descubierto el exvicepresidente sobre los excesos de los administradores de estas compañías a costa de los accionistas minoritarios. Aunque es ampliamente conocido que las acciones del GEA cayeron de una manera estruendosa durante la década previa a las OPA, no era claro que mientras esto ocurría los ejecutivos tenían a su disposición una flotilla de aviones privados. ¿La usaron únicamente para temas laborales o también se permitía transportar a familiares y amigos en estas aeronaves?
Pero, más allá de eso, y en épocas en que los ejecutivos de las compañías más grandes del mundo viajan en aviones comerciales, y la tendencia es a la austeridad, aquí hay algo más de fondo y es que estas empresas hacen alarde y gastan miles de millones de pesos publicitando su supuesto compromiso con el medioambiente, pero pareciera que es solo una fachada, porque no hay nada que contamine más el medioambiente que un avión privado.
Según publicaciones internacionales que critican este tipo de aviones, cada hora de vuelo de estas aeronaves emite entre 1 y 10 toneladas de CO2. Si en promedio los aviones viajan 400 horas al año, como es el estándar, y tomando el punto medio del rango, estos 8 aviones del GEA que, según Germán Vargas, utilizan los controladores, podrían estar contaminando el medioambiente con hasta 16 mil toneladas de CO2 anuales. Deberían saber que el compromiso empieza con el ejemplo y no solo con comunicados y campañas publicitarias.
Jeff Bezos puede hacer lo que quiera con su dinero, pero los altos ejecutivos de una compañía pública no. Ellos tienen la obligación de cuidar el capital de los accionistas minoritarios.
*Gabriel Gilinski es socio de Publicaciones Semana.